viernes 6 Octubre 2017 : Commentary Hugo de San Víctor

11:13 a.m.
     Como el aliento del hombre pasa por la cabeza para descender a los miembros y vivificarlos, también el Espíritu Santo viene a los cristianos a través de Cristo. La cabeza es Cristo, el miembro es el cristiano. Hay una cabeza y muchos miembros, un solo cuerpo formado por la cabeza y los miembros, y en este solo cuerpo un único Espíritu que está en plenitud en la cabeza y en participación en los miembros. Si, pues, no hay más que un cuerpo, tampoco hay más que un solo Espíritu. Quien no está en el cuerpo no puede ser vivificado por el Espíritu, según la palabra de la Escritura: «Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo» (Rm 8, 9), porque quien no tiene el Espíritu de Cristo no es miembro de Cristo.      Nada de lo que forma parte del cuerpo está muerto; nada de lo que está separado del cuerpo, está vivo. Nosotros llegamos a ser miembros por la fe, somos vivificados por el amor. Por la fe recibimos la unidad, por la caridad recibimos la vida. El sacramento del bautismo nos une, el Cuerpo y la Sangre de Cristo nos vivifican. Por el bautismo llegamos a ser miembros del cuerpo, por el Cuerpo de Cristo participamos en su vida.
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