Ártículos Más Recientes

11:45 a.m.
Habiendo llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga: "Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios. En efecto, la gente de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, ni entendieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado, pero las cumplieron sin saberlo, condenando a Jesús. Aunque no encontraron nada en él que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo condenara. Después de cumplir todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del patíbulo y lo pusieron en el sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos y durante un tiempo se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los mismos que ahora son sus testigos delante del pueblo. Y nosotros les anunciamos a ustedes esta Buena Noticia: la promesa que Dios hizo a nuestros padres, fue cumplida por él en favor de sus hijos, que somos nosotros, resucitando a Jesús, como está escrito en el Salmo segundo: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy."

11:45 a.m.
«Yo mismo establecí a mi Rey en Sión, mi santa Montaña.» Voy a proclamar el decreto del Señor: El me ha dicho: «Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy.» «Pídeme, y te daré las naciones como herencia, y como propiedad, los confines de la tierra." Los quebrarás con un cetro de hierro, los destrozarás como a un vaso de arcilla» Por eso, reyes, sean prudentes; aprendan, gobernantes de la tierra. Sirvan al Señor con temor,

11:45 a.m.
Jesús dijo a sus discípulos: "No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. Ya conocen el camino del lugar adonde voy". Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí."

11:45 a.m.
    Acerquémonos apresuradamente a nuestro Redentor Jesús. Unámonos a la asamblea de los santos, a la reunión de los justos. Nos acercamos a nuestros hermanos, a los que nos instruyeron en la fe... El Señor será la luz de todos y esta “luz verdadera que alumbra a todo hombre” ((Jn 1,9) brillará para todos. Iremos a donde Nuestro Señor Jesucristo ha preparado una morada para sus siervos para que donde él está estemos también nosotros. Ésta es su voluntad... Nos comunica su deseo: “Volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde voy a estar yo.” (Jn 14,2-3)...     Nos ha mostrado el lugar y el camino cuando dice: “Vosotros ya sabéis el camino para ir adonde yo voy.” (Jn 14,4) El lugar es estar junto al Padre; el camino es Cristo, como él mismo dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.” (Jn 14,6) Entremos en este camino, unámonos a la verdad, sigamos la vida. El camino es el que nos conduce, la verdad la que nos asegura, la vida es que se nos da él mismo. Y para que comprendamos bien lo que él quiere, añade más adelante: “Padre, yo deseo que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me amaste antes de la creación del mundo.” (Jn 17,24)     Te seguimos, Señor Jesús. Pero, para que te sigamos ¡llámanos porque sin ti, nadie llega hasta ti!  Tú eres el camino, la verdad y la vida. Tú eres nuestro auxilio, nuestra fe, nuestra recompensa. ¡Acoge a los que te pertenecen, tú que eres el camino; fortifícalos, tú que eres la verdad; vivifícalos, tú que eres la vida!

11:27 a.m.
Desde Pafos, donde se embarcaron, Pablo y sus compañeros llegaron a Perge de Panfilia. Juan se separó y volvió a Jerusalén, pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron. Después de la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: "Hermanos, si tienen que dirigir al pueblo alguna exhortación, pueden hablar". Entonces Pablo se levantó y, pidiendo silencio con un gesto, dijo: "Escúchenme, israelitas y todos los que temen a Dios. El Dios de este Pueblo, el Dios de Israel, eligió a nuestros padres y los convirtió en un gran Pueblo, cuando todavía vivían como extranjeros en Egipto. Luego, con el poder de su brazo, los hizo salir de allí y los cuidó durante cuarenta años en el desierto. Después, en el país de Canaán, destruyó a siete naciones y les dio en posesión sus tierras, al cabo de unos cuatrocientos cincuenta años. A continuación, les dio Jueces hasta el profeta Samuel. Pero ellos pidieron un rey y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, por espacio de cuarenta años. Y cuando Dios desechó a Saúl, les suscitó como rey a David, de quien dio este testimonio: He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón que cumplirá siempre mi voluntad. De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. Como preparación a su venida, Juan había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel. Y al final de su carrera, Juan decía: 'Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene aquel a quien yo no soy digno de desatar las sandalias'.

Hermanos Franciscanos

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