Ártículos Más Recientes

10:48 a.m.
Hermanos: Sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo. Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos. Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios. En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos. Lo mismo digo acerca de las obscenidades, de las malas conversaciones y de las bromas groseras: todo esto está fuera de lugar. Lo que deben hacer es dar gracias a Dios. Y sépanlo bien: ni el hombre lujurioso, ni el impuro, ni el avaro -que es un idólatra- tendrán parte en la herencia del Reino de Cristo y de Dios. No se dejen engañar por falsas razones: todo eso atrae la ira de Dios sobre los que se resisten a obedecerle. No se hagan cómplices de los que obran así! Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz.

10:48 a.m.
Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad", y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado". El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?". Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.

10:48 a.m.
El día de la nueva creación: la comparación del domingo cristiano con la concepción sabática, propia del Antiguo Testamento, suscitó también investigaciones teológicas de gran interés. En particular, se puso de relieve la singular conexión entre la resurrección y la creación. En efecto, la reflexión cristiana relacionó espontáneamente la resurrección ocurrida « el primer día de la semana » con el primer día de aquella semana cósmica (cf. Gn 1,1-2,4), […]. Esta relación invita a comprender la resurrección como inicio de una nueva creación, cuya primicia es Cristo glorioso, siendo él, « primogénito de toda la creación » (Col 1,15), también el « primogénito de entre los muertos » (Col 1,18). El domingo es pues el día en el cual, más que en ningún otro, el cristiano está llamado a recordar la salvación que, ofrecida en el bautismo, le hace hombre nuevo en Cristo. « Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos » (Col 2,12; cf. Rm 6,4-6). La liturgia señala esta dimensión bautismal del domingo, sea exhortando a celebrar los bautismos, además de en la Vigilia pascual, también en este día semanal « en que la Iglesia conmemora la resurrección del Señor »,24 sea sugiriendo, como oportuno rito penitencial al inicio de la Misa, la aspersión con el agua bendita, que recuerda el bautismo con el que nace toda existencia cristiana.

10:59 a.m.


Del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9

En aquel tiempo llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?" Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, las cortas."


Oración introductoria

Padre, nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para nosotros.


Petición

Jesús, gracias por darme la oportunidad de mejorar, de servirte, de amarte. Dame tu gracia para luchar cada día por dar fruto.


Meditación del Papa Francisco


No es fácil entender este comportamiento de la misericordia, porque estamos acostumbrados a juzgar: no somos personas que dan espontáneamente un poco de espacio a la comprensión y también a la misericordia. Para ser misericordiosos son necesarias dos actitudes. La primera es el conocimiento de sí mismos: saber que hemos hecho muchas cosas malas: ¡somos pecadores! Y frente al arrepentimiento, la justicia de Dios... se transforma en misericordia y perdón. Pero es necesario avergonzarse de los pecados.

Es verdad, ninguno de nosotros ha matado a nadie, pero hay muchas cosas pequeñas, muchos pecados cotidianos, de todos los días… Y cuando uno piensa: "¡Pero qué corazón tan pequeño: ¡He hecho esto contra el Señor!" ¡Y se avergüenza! Avergonzarse ante Dios y esta vergüenza es una gracia: es la gracia de ser pecadores. "Soy pecador y me avergüenzo ante Ti y te pido perdón". Es sencillo, pero es tan difícil decir: "He pecado". (Cf. S.S. Francisco, 17 de marzo de 2014, homilía en Santa Marta).




Reflexión

Hoy Cristo desenmascara una preocupación presente en muchos hombres de nuestro tiempo. Y es la preocupación de pensar que los sufrimientos de la vida tienen que ver con la amistad o enemistad con Dios. Cuando todo va bien y no hay grandes angustias o desconsuelos creemos que estamos en paz y amistad con Dios. Y puede ser que realmente no suframos grandes ahogos y a la vez estemos con Dios pero Cristo nos muestra que no es así la forma de verlo.


¿Acaso los miles de personas que mueren en los atentados padecieron de esa forma porque eran más pecadores que nosotros? Por supuesto que no, pues Dios no es un legislador injusto que castiga a quienes pecan. Mejor es preocuparnos por nuestra propia conversión y dejar de juzgar a los demás por lo que les pasa en la vida. Que si este vecino se fue a la banca rota su negocio porque no daba limosna o el otro se le dividió la familia porque no iba a misa o el de más allá se le murió un hijo porque decía blasfemias.


Dejemos de calcular cómo están los demás ante Dios e interesémonos más por nuestra propia conversión. Los acontecimientos dolorosos de la vida no son la clave para ver la relación de Dios con nuestro prójimo. Dios puede permitir una gran cantidad de sufrimientos en una familia para hacerles crecer en la fe y confianza con Él, pero no por eso quiere decir que Dios está contra ellos.


Propósito

Dirijamos hacia Dios nuestra vida y preocupémonos más por nuestra propia conversión.


Diálogo con Cristo

No hay excusas, la lección de la parábola es clara. Cuando el Creador viene a buscar frutos, es porque es tiempo de que haya frutos. No se trata de aparentar o verse bien, sino haber producido los frutos de acuerdo al plan de Dios. Gracias, Jesús, por interceder por mí y darme otra oportunidad para que, con la gracia de la Eucaristía, pueda rectificar lo que deba cambiar en mi vida y aspirar a la eficacia apostólica, donde es necesario morir a mi propia comodidad para dar fruto.



10:59 a.m.

Por: P. Luis Gralla | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: "Va a llover", y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: "Viene bochorno", y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.


Oración introductoria

Padre, te pedimos que al escuchar tus palabras, nos des la gracia que nos permite esperar y encaminarnos llenos de confianza a Tu encuentro, como Juez, como nuestro "abogado".


Petición

Jesús, te pedimos que nos des la gracia de ser capaces de leer los signos de los tiempos, de discernir lo esencial de lo accidental y de conocer la solidez de Tu doctrina y ponerla en práctica.


Meditación del Papa Francisco


Una palabra de Jesús que nos pone en crisis, y que se ha de explicar, porque de otro modo puede generar malentendidos. Jesús dice a los discípulos: “¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división”. ¿Qué significa esto?


Significa que la fe no es una cosa decorativa, ornamental; vivir la fe no es decorar la vida con un poco de religión, como si fuese un pastel que se le decora con nata [betún]. No, la fe no es esto. La fe comporta elegir a Dios como criterio- base de la vida, y Dios no es vacío, Dios no es neutro, Dios es siempre positivo, Dios es amor, y el amor es positivo. Después de que Jesús vino al mundo no se puede actuar como si no conociéramos a Dios. Como si fuese una cosa abstracta, vacía, de referencia puramente nominal; no, Dios tiene un rostro concreto, tiene un nombre: Dios es misericordia, Dios es fidelidad, es vida que se dona a todos nosotros.» (S.S. Francisco, 18 de agosto de 2013)


Reflexión

El Concilio Vaticano II supuso una lectura de los “signos de los tiempos”. Cambiaron muchas cosas: liturgia, costumbres, lenguaje, etc. Eran necesario adaptarse a la realidad del siglo XX. La Iglesia supo discernir los acontecimientos y se adaptó. Suprimió lo innecesario, profundizó en lo esencial y estableció un diálogo más estrecho con las ciencias humanas y las otras realidades religiosas.


Pero había cosas que no podían cambiar: el Papa sigue siendo el Vicario de Cristo en la tierra; en la Eucaristía está verdaderamente presente Cristo Jesús y la caridad sigue siendo el mandamiento nuevo. No hay lugar a dudas. Los tiempos cambian pero las palabras de Cristo y de su Iglesia permanecen y permanecerán eternamente.


¿Somos capaces de leer los signos de los tiempos, de discernir lo esencial de lo accidental? ¿Somos de los cristianos que conocen la solidez de la doctrina del Señor y la ponen en práctica? ¿O estamos cayendo en el error de los que dicen conocer los signos de los tiempos pero luego dan cabida en sus vidas a comportamientos que dicen mucho de una verdadera pertenencia a la Santa Madre Iglesia? De allí la sabia recomendación de Cristo: vivir con justicia, saber dar a Dios lo debido y a los hombres.


Y en el corazón de tal justicia, que está lejos de ser una legalista y fría justicia humana, encontramos el perdón y la misericordia. Si falta el ingrediente del perdón, para obtener la conversión del corazón; si falta la virtud de la misericordia para saber perdonar a quien nos lo pide, no hay verdadera justicia y somos de los que aparentamos una vida incólume, adaptada a los tiempos, pero en realidad no somos más que una fotocopia de cristiano.


Por tanto la justicia de nuestro corazón, la justicia divina, la justicia a modelo de Cristo nos permitirá saber leer los signos de los tiempos, saber discernir lo esencial de lo accidental, saber saborear las palabras de vida eterna del Señor y nos evitará aparentar una vida de justos y cumplidores, de dobles e hipócritas que nos reportaría el peso de una dura paga quizás ya en esta tierra, tal vez en aquella otra de purgación o, Dios nos libre, en donde no hay paga que valga.


Propòsito

Pidamos al que es Justísimo, el don de la verdadera justicia y Él que brilla en justicia y verdad no tardará en donárnosla con amor.



Hermanos Franciscanos

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