Ártículos Más Recientes

10:59 a.m.


¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti. Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora. Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos. Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor.

10:59 a.m.


Para que gobierne a tu pueblo con justicia y a tus pobres con rectitud. Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna; que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra. Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas le paguen tributo. Que los reyes de Arabia y de Sebá le traigan regalos; que todos los reyes le rindan homenaje y lo sirvan todas las naciones. Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado. Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los indigentes.

10:59 a.m.


Hermanos: Seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada en beneficio de ustedes. Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer este misterio, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras. que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas. Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio.

10:59 a.m.


Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo". Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. "En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel". Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: "Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje". Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

10:59 a.m.


En la fiesta solemne de la Epifanía, siguiendo el modelo de las ofrendas de los reyes, Gertrudis ofreció a Dios, como si fuera mirra, el cuerpo de Cristo con todo su sufrimiento y pasión. De este modo, por la gloria de Dios, ella quería borrar los pecados de los hombres, desde Adán hasta el último de ellos. En lugar del incienso, ella ofreció el alma de Cristo, plena de devoción y con todos los actos de su vida espiritual, para suplir las negligencias de todo el universo. Lo mismo, en vez del oro, ofreció la perfectísima divinidad de Cristo, con las delicias que posee, para reemplazar las deficiencias de todas las criaturas. El Señor Jesús se le apareció entonces, presentando esta ofrenda como un regalo precioso a la siempre adorable Trinidad. Mientras se la veía como atraversando el cielo, toda la corte celeste parecía arrodillarse llena de respeto por esta ofrenda. (…) Recordó en ese momento que ciertas personas, con sentimientos de humildad, le habían pedido ofrecer a Dios en su lugar, en memoria de los dones de los Magos, pequeñas oraciones que habían dirigido al Señor antes de la fiesta. Como ella lo realizaba con toda la devoción posible, el Señor Jesús se le apareció de nuevo llevando a través de todo el cielo esta segunda ofrenda, para presentarla a Dios Padre. Toda la armada celeste corría delante de él y celebraba con alabanzas a esta ofrenda, como si se tratara de magníficos regalos. Esto le hizo comprender que si alguien ofrece a Dios oraciones u otros esfuerzos, todo el concejo celeste elogia ese don, como un presente agradable a Dios. Si, descontento de lo que aporta, agrega a sus propias obras aquellas más perfectas del Hijo de Dios, los santos declaran por esta ofrenda (…) tal reverencia, que nada podría pretender tan alta dignidad, excepto quien está más allá de todo: la única y adorable Trinidad.

Hermanos Franciscanos

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