Ártículos Más Recientes

10:42 a.m.


La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que el Señor Dios había hecho, y dijo a la mujer: "¿Así que Dios les ordenó que no comieran de ningún árbol del jardín?". La mujer le respondió: "Podemos comer los frutos de todos los árboles del jardín. Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: "No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte"». La serpiente dijo a la mujer: "No, no morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y serán como dioses, conocedores del bien y del mal". Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer, agradable a la vista y deseable para adquirir discernimiento, tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió. Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera. Al oír la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín, a la hora en que sopla la brisa, se ocultaron de él, entre los árboles del jardín.

10:42 a.m.


¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”. ¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! Por eso, que todos tus fieles te supliquen en el momento de la angustia; y cuando irrumpan las aguas caudalosas no llegarán hasta ellos. Tú eres mi refugio, tú me libras de los peligros y me colmas con la alegría de la salvación.

10:42 a.m.


Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: "Efatá", que significa: "Abrete". Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos".

10:42 a.m.


Él ha llenado mi boca con palabras de Verdad para que yo pueda comunicarlas: Como caudal de aguas fluye la Verdad de mi boca, y mis labios declaran Su fruto. Él ha hecho que su Conocimiento abunde en mí, porque la boca del Señor es la Palabra verdadera y la puerta que conduce a su Luz. El Altísimo ha estipulado sus palabras, las cuáles expresan su propia Belleza; repiten sus alabanzas y son informadoras de sus consejos; heraldos de sus pensamientos y correctoras de sus siervos. Porque lo sutil de la Palabra es inexpresable, y como lo que expresa es su rapidez y fuerza. Su rumbo no conoce límites. Nunca falla, pues es siempre certera, no se ve donde desciende ni hacia donde se dirige. Así es su labor y su propósito: es la luz y el amanecer de los pensamientos. Por ella los mundos hablan uno al otro; y en la Palabra estuvieron aquellos que fueron silenciados; De ella vienen el Amor y la Armonía que comunica a los suyos; a los que han sido traspasados por la Palabra; Y así ellos pudieron conocer a quién los creo, porque estuvieron en comunión y la boca del Altísimo les habló, y su explicación corría por su cuenta. Porque la morada de la Palabra es el hombre: y su Verdad es Amor. Benditos son los que por medio de ella han entendido todo, y han percibido al Señor en su Verdad. Aleluya.

Hermanos Franciscanos

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