Ártículos Más Recientes

10:45 a.m.


El Señor dijo a Moisés: Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz. Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.

10:45 a.m.


El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. Que canten de alegría las naciones, porque gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. ¡Que los pueblos te den gracias, Señor, que todos los pueblos te den gracias! Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra.

10:45 a.m.


Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo" ¡Abba!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.

10:45 a.m.


Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido. Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Angel antes de su concepción.

10:45 a.m.


    Ven, Moisés, enséñanos esta zarza en la cima del monte donde las llamas centellean delante de tu rostro (Ex 3,2); es el Hijo del Altísimo quien ha aparecido en el seno de la Virgen María y que ilumina el mundo con su venida. Gloria a él de parte de toda la creación, bendita la que lo engendró.     Ven, Gedeón, muéstranos el vellón y el rocío (Jue 6, 37), explícanos, pues, este misterio de tu palabra: María es el vellón de lana que ha recibido el rocío de Dios, el Verbo de Dios; se ha manifestado en ella, en la creación y ha rescatado al mundo del error.     Ven, David, muéstranos la ciudad que has visto y la planta que germina en ella: la ciudad es María, la planta que sale de ella es Nuestro Salvador cuyo nombre es Aurora. (Jr 23,5; Za 3,8LXX)     El árbol de la vida que estaba guardado por un querubín con espada de fuego (Gn 3,24) habita en María, la Virgen pura. José la guarda. El querubín ha depositado su espada, porque el fruto que guardaba ha sido enviado de lo alto del cielo hasta los exiliados cautivos en las mazmorras. Comed todos de él, hombres mortales, y viviréis. Bendito el fruto engendrado por la Virgen.     Bendito aquel que ha descendido y habitó en María, que salió de ella para salvarnos. Bienaventurada María, has sido digna de ser la madre del Hijo del Altísimo, tú que has engendrado al Eterno que dio vida a Adán y a Eva. Salió de tus entrañas, el fruto suave lleno de vida, y, gracias a él, los exiliados tienen de nuevo acceso al paraíso.

Hermanos Franciscanos

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