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11:20 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

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*8° Lunes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Marcos 10, 17-27*
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre”.

Entonces él le contestó: “Maestro todo eso lo he cumplido desde muy joven”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”. Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.

Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios”.

Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién puede salvarse?” Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: “Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”. 

*Reflexión:*

En este pasaje Jesús nos hace ver lo importante que es ser libre, ya que ésta es una condición para poder entrar en el Reino de los cielos. Si bien es cierto que las riquezas son o pueden ser un fuerte lastre para entrar en el Reino, no podemos limitar nuestra participación en el Reino únicamente por este elemento.

Hoy el mundo nos propone nuevas y diferentes cargas que hacen difícil entrar a la vida en plenitud. Ejemplo de estas nuevas esclavitudes pueden ser nuestros trabajos, en donde se nos pide o nosotros mismos vamos decidiendo permanecer en ellos tanto tiempo que privamos de nuestra presencia a la familia; la televisión, que va minando la armonía familiar convirtiéndonos en verdaderas islas dentro de nuestras casas.

El Señor nos advierte que para los que están atados, para aquellos que no tienen al centro de su vida a Dios y los valores del Evangelio, les será sumamente difícil entrar en el Reino. No dejes que ninguna de estas cosas te esclavice y te prive de la paz y la alegría que el Reino de los cielos ofrece para todos sus moradores. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, llévame de la mano. No dejes de fijar en mí tu mirada de amor. Quiero decirte siempre sí… lo deseo, de verdad lo quiero. Soy débil y mi pobre amor es lo que te entrego. Amén.
*Acción:*

El día de hoy viviré en un constante regresar a Dios y mereceré su perdón, perdonando a quienes me hayan ofendido.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:25 a.m.
Sus injusticias no están ocultas para el Señor y todos sus pecados están delante de él. La limosna de un hombre es para él como un sello, y tiene en cuenta un favor como la pupila de sus ojos. Después, él se levantará para retribuirles y pondrá sobre sus cabezas la recompensa merecida. A los que se arrepienten, les permite volver y reconforta a los que perdieron la constancia. Vuelve al Señor y deja de pecar, suplica ante su rostro y deja de ofenderlo. Vuelve al Altísimo, apártate de la injusticia y odia profundamente toda abominación. ¿Quién alabará al Altísimo en el Abismo, si los vivientes no le rinden homenaje? el muerto, el que ya no existe, deja de alabarlo: el que está vivo y sano debe alabar al Señor.

11:25 a.m.
¡Feliz el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta! ¡Feliz el hombre a quien el Señor no le tiene en cuenta las culpas, y en cuyo espíritu no hay doblez! Pero yo reconocí mi pecado, no te escondí mi culpa, pensando: “Confesaré mis faltas al Señor”. ¡Y tú perdonaste mi culpa y mi pecado! Por eso, que todos tus fieles te supliquen en el momento de la angustia; y cuando irrumpan las aguas caudalosas no llegarán hasta ellos. Tú eres mi refugio, tú me libras de los peligros y me colmas con la alegría de la salvación.

11:25 a.m.
Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?". Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre". El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud". Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme". El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!". Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios". Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?". Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".

11:25 a.m.
Los que carezcan de bienes de fortuna, aprendan de la Iglesia que la pobreza no es considerada como una deshonra ante el juicio de Dios y que no han de avergonzarse por el hecho de ganarse el sustento con su trabajo. Y esto lo confirmó realmente y de hecho Cristo, Señor nuestro, que por la salvación de los hombres se hizo pobre siendo rico(2Co 8,9); y, siendo Hijo de Dios y Dios él mismo, quiso, con todo, aparecer y ser tenido por hijo de un artesano, ni rehusó pasar la mayor parte de su vida en el trabajo manual. «¿No es acaso éste el artesano, el hijo de María?» (Mc 6,3). Contemplando lo divino de este ejemplo, se comprende más fácilmente que la verdadera dignidad y excelencia del hombre radica en lo moral, es decir, en la virtud; que la virtud es patrimonio común de todos los mortales, asequible por igual a altos y bajos, a ricos y pobres; y que el premio de la felicidad eterna no puede ser consecuencia de otra cosa que de las virtudes y de los méritos, sean éstos de quienes fueren. Más aún, la misma voluntad de Dios parece más inclinada del lado de los afligidos, pues Jesucristo llama felices a los pobres (cf. Lc 6,20), invita amantísimamente a que se acerquen a Él, fuente de consolación, todos los que sufren y lloran (cf. Mt 11,28), y abraza con particular claridad a los más bajos y vejados por la injuria. Conociendo estas cosas, se baja fácilmente el ánimo hinchado de los ricos y se levanta el deprimido de los afligidos; unos se pliegan a la benevolencia, otros a la modestia.

Hermanos Franciscanos

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