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3:41 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*3° Sábado Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Marcos 4, 35-41*
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla del lago”. Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas.

De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” Él se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: “¡Cállate, enmudece!”

Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: “¿Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?” Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: “¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?”

*Reflexión:*

La vida del cristiano, es eso, una vida vivida con Cristo y al modo de Cristo. Los apóstoles, al igual que hoy los cristianos, somos invitados a compartir nuestro tiempo a su lado, a estar con él, a ocuparnos de él, así como él y el Padre celestial se ocupan de nosotros. La amistad, que es aquello a lo que Jesús nos invita a disfrutar a su lado, es compartir tu tiempo con el ser amado, estar con él, a su lado, disfrutar de su silencio y de sus palabras, de sus comentarios y propuestas, de sus alegrías y de sus tristezas. Compartir es el sentido de la amistad y de toda vida auténticamente humana. El primero que comparte y el que comparte por excelencia es Dios quien nos comparte su don de la vida, nos comparte su Hijo y nos invita a compartir su casa eternamente; Jesús, imagen perfecta del Padre, nos comparte su vida íntima y de comunión con su Padre, nos comparte su palabra y nos comparte al Espíritu Santo.

Esa intimidad que estamos invitados a vivir a su lado, es ante todo un tiempo de compartir; pero por ser él Dios, también le podemos compartir nuestras preocupaciones y alegrías, nuestros pensamientos y nuestro interior, nuestro corazón y nuestro mundo y él, como amigo fiel, se solidariza con nosotros, nos escucha, nos acoge, nos protege, nos estrecha contra su corazón. Los apóstoles no lo han entendido, estar con Jesús, no es signo de eterna bonanza, pero sí de eterna paz, no la paz que viene de que todo marche a la perfección y que todo vaya viento en popa en nuestras vidas, sino de la paz que brota de saber que él está con nosotros, nos protege y se preocupa realmente por nosotros. 

No nos olvida y nos toma de la mano, camina a nuestro lado y nos comunica, mediante su Espíritu Santo, la certeza de que jamás estamos solos, ni seremos abandonados, ni seremos defraudados. Dios es fiel siempre y en todo momento. Lo portentoso de estar al lado de Jesús, no es que calme las tempestades, sino que dé sosiego a nuestras agitadas vidas y nos restituya la paz que perdemos en el diario vivir. Jesús tuvo miedo y algunas dudas, pero el Espíritu Santo le otorgó siempre la certeza de que Dios jamás dejaría de tenderle la mano, protegerle y cuidar de él, como lo hace un padre o una madre con su hijo de brazos. Ten fe, la vida es el lugar donde Dios hace maravillas constantemente, sólo aguza los ojos y el corazón y te percatarás de todo lo que hace por ti, día a día. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Padre bueno y clemente, tú que nos has dado a tu Hijo para rescatarnos de la muerte y llamarnos por su medio a la vida plena que vine de ti y nos comunicas por tu Espíritu Santo, haz que, siendo fieles a tu Hijo hasta el grado de dar la vida como ofrenda agradable a ti, nos unamos perfectamente a él, a través de la participación en el sacramento de la Eucaristía. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
*Acción:* 

El día de hoy viviré entregando a Dios cada uno de los momentos de mi vida como una ofrenda agradable a él. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:49 p.m.

Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, te doy las gracias por este momento que Tú me regalas para encontrarme contigo. Creo en Ti, Jesús, pero ayúdame a creer con firmeza. Confío en Ti, en tu poder, pero, ayúdame a saber abandonarme en tus brazos. Te amo, mas regálame una experiencia de tu amor. Tú me amas, Jesús, sin importar lo que haga. Me amas por ser quien soy… yo te quiero amar y alabar por ser quien eres. Gracias, Jesús, por ser quien eres. A Ti la alabanza, la gloria y mi amor por siempre. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 4, 35-41

Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla del lago”. Entonces los discípulos despidieron a la gente y condujeron a Jesús en la misma barca en que estaba. Iban además otras barcas.

De pronto se desató un fuerte viento y las olas se estrellaban contra la barca y la iban llenando de agua. Jesús dormía en la popa, reclinado sobre un cojín. Lo despertaron y le dijeron: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?”. Él se despertó, reprendió al viento y dijo al mar: “Cállate, enmudece!”. Entonces el viento cesó y sobrevino una gran calma. Jesús les dijo: “ Por qué tenían tanto miedo? ¿Aún no tienen fe?”. Todos se quedaron espantados y se decían unos a otros: “Quien es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Jesús, Tú duermes en medio de una tormenta. No sé cómo puedes hacerlo. Es como si yo viajara en un avión, el piloto dijera que acaba de perder el control de la nave y que es posible que nos estrellemos, y yo pidiera a la azafata un par de audífonos para ver una película… ¿es que no te importa que se hundan? La misma pregunta me surge muy a menudo Señor, veo tanto mal en el mundo, tanta violencia, tanta injusticia… y Tú callas, casi como si durmieses… ¿Es que no te importa a dónde vaya a parar este mundo?, ¿o acaso duermes y no te enteras que vamos a la deriva? Te miro en silencio, allí, en el sagrario y me pregunto si duermes, si no te importa tanto dolor… Tú despertaste, Señor, e increpaste al mar y al viento… y te obedecieron. En un segundo cambiaste la tempestad en calma y la incredulidad de tus discípulos, en fe.

Miro alrededor, Señor, y me doy cuenta que de ninguna manera duermes, que trabajas.Tantos misioneros, tantos sacerdotes y almas consagradas, tantos laicos que, en silencio, transforman las peores tempestades en paz, portando tu palabra a los hospitales, pan a los hambrientos y consuelo a los tristes… No duermes, Jesús. Trabajas…sí, pero en silencio. Y yo ni escucho tu voz ni veo tus obras porque estoy más ocupado viendo y escuchando el mar y el viento que mirando tus obras. Jesús, me miras allí, hablando en lo profundo de mi corazón, y me invitas a dejarme de lamentos estériles y a ponerme a trabajar por la extensión de tu Reino.

Confío en Ti, Jesús. ¡Aumenta mi confianza! Yo también quiero trabajar por tu Reino y por mis hermanos. Lo haré. Dame la fuerza que necesito.

«Prometemos que nunca los olvidaremos. Nunca vamos a dejar de hablar por ustedes. Les aseguramos que haremos todo lo posible para abrir los ojos y los corazones del mundo.

La paz no es el fin de la historia. La paz es el inicio de una historia ligada al futuro. Europa debería saber esto mejor que cualquier otro continente. Esta hermosa isla [Lesbos], donde nos encontramos ahora, es sólo un punto en el mapa. Para domar el viento y el mar agitado Jesús ordenó al viento que cesase justo cuando la barca en el que estaban él y sus discípulos estaba en peligro. Luego la calma siguió a la tormenta.»
(Cf Discurso de S.S. Francisco, 16 de abril de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy haré una oración especial por todos los refugiados y migrantes, para que experimenten la consolación de una persona que trabaje en silencio por la extensión del Reino de Dios.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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