Ártículos Más Recientes

10:14 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*33° Lunes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 18, 35-43*
En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello, y le explicaron que era Jesús el nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: “¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!” Los que iban adelante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: “¡Hijo de David, ten compasión de mí!”

Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?” Él le contestó: “Señor, que vea”. Jesús le dijo: “Recobra la vista; tu fe te ha curado”.

Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

*Reflexión:*

Este pasaje es muy rico en contenido y enseñanza, sin embargo, hoy quisiera sólo destacar la actitud de los que iban o estaban siguiendo a Jesús, quienes reprendían al ciego para que se callara, impidiendo con esto que se acercara a él.

Y me pregunto, ¿cuántas veces nosotros en lugar de ayudar a los demás para que se acerquen a Jesús somos precisamente el obstáculo para ello? Muchas veces nuestro testimonio, nuestra preferencia por las cosas del mundo, nuestra falta de compromiso cristiano, son elementos que pueden impedir que este mundo ciego se acerque a Jesús y recobre la vista.

Veamos en esta semana si nuestra vida está siendo una verdadera invitación para que los demás se acerquen a Jesús. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, ten compasión de mi», ¡cuántas veces tengo que dirigirme a ti, reconociendo mis limitaciones y carencias!; y pedir que me ayudes o ayudes a los que me rodean, mi familia, amigos, compañeros, vecinos. Amén.
*Acción:*

Hoy ante las injusticias que vemos en el mundo, por el egoísmo de algunos que desencadenan la violencia e inseguridad de los pueblos; todos debemos gritar hasta desgañitarnos «Jesús, ten compasión de ellos», y a los que rigen los destinos del mundo y a nosotros mismos «ten compasión de los que más lo necesitan».

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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10:49 a.m.
Revelación de Jesucristo, que le fue confiada por Dios para enseñar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto. El envió a su Angel para transmitírsela a su servidor Juan. Este atestigua que todo lo que vio es Palabra de Dios y testimonio de Jesucristo. Feliz el que lea, y felices los que escuchen las palabras de esta profecía y tengan en cuenta lo que está escrito en ella, porque el tiempo está cerca. Yo, Juan, escribo a las siete Iglesias de Asia. Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de aquel que es, que era y que vendrá, y de los siete Espíritus que están delante de su trono, Escribe al Angel de la Iglesia de Efeso: «El que tiene en su mano derecha las siete estrellas y camina en medio de los siete candelabros de oro, afirma: "Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpan el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos. Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer. Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo. Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente.

10:49 a.m.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien. No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento. Porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal. 

10:49 a.m.
Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret. El ciego se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!". Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!". Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?". "Señor, que yo vea otra vez". Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado". En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.

10:49 a.m.
A menudo parecía que mis fuerzas me querían abandonar. Más todavía, desesperaba de no ver la luz. Pero entonces, cuando mi corazón estaba sumido en el dolor, una estrella brillante se levantaba en mi interior. Me conducía, yo la seguía, en un primer momento dudando, luego con toda seguridad... Tenía que disimular lo que vivía en el más profundo hondón de mi alma; ahora lo puedo proclamar en voz alta: "creo, confieso"... Señor ¿es posible que se pueda renacer a una vida nueva después de haber pasado ya la mitad de mis años? (cf Jn 3,4) Tú lo dices, y en mí se ha verificado tu palabra. El peso de una larga vida de faltas y sufrimientos ha caído de mis hombros. Ah! Ningún corazón es capaz de comprender lo que tú reservas para los que te aman. Ahora que te he alcanzado, ya no te dejaré (cf Cant 3,4). Sea cual fuere el camino que tomará mi vida, tú estás conmigo (cf. Sal. 22) Nada me podrá ya separar de tu amor (cf. Rm 8,39).

Hermanos Franciscanos

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