Ártículos Más Recientes

12:23 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*33° Domingo Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 21, 5-19*
En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: «Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido».

Entonces le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?»

Él les respondió: «Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán ursupando mi nombre y dirán: “Yo soy el Mesías, el tiempo ha llegado”. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y de revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin».

Luego les dijo: «Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles.

Pero antes de todo esto los perseguirán a ustedes y los apresarán, los llevarán a los tribunales y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa mía. Con esto darán testimonio de mí.

Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa, porque yo les daré palabras sabias, a las que no podrá resistir ni contradecir ningún adversario de ustedes.

Los traicionarán hasta sus propios padres, hermanos, parientes y amigos. Matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Sin embargo, no caerá ningún cabello de la cabeza de ustedes. Si se mantienen firmes conseguirán la vida».

*Reflexión:*

Jesús percibe la caída de Jerusalén, y menciona el fin del mundo. Cuídense de que alguien los engañe. Esos momentos finales en los que surgirán falsos profetas y mesías, proclamando ser los portadores de la salvación eterna. Habrá guerras y revoluciones, pero todavía no ha llegado el momento. Por eso hay que permanecer serenos, y tener la confianza puesta en Dios que nunca nos  abandonará.

Tenemos que guardar la calma y saber esperar. A veces la persecución puede desanimarnos, particularmente, cuando viene de nuestros propios seres queridos, de los nuestros, de esos que creen también en Jesús y predican como nosotros el amor y la comprensión para todos. Por una causa inconcebible, se volverán contra nosotros, nos mirarán con desprecio disimulado o abierto, nos excluirán, nos silenciarán, nos arrinconarán.

Hay que reaccionar con serenidad, sin responder con la misma moneda de odio y desprecio. El Señor nos defenderá, él nos protegerá y nos librará. Dios no nos olvida.

*Oración:*

Señor Jesús, tú eres el dueño de mi vida, verdadero timón de mi corazón, en tus manos me sostengo en pie, gracias por tu amor. Amén.
*Acción:*

Pondré un mayor empeño en las actividades del día, para darme el tiempo, persona a persona, para tener un gesto de cariño con quien voy a convivir.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:53 p.m.

Por: H. Iván Yoed González Aréchiga LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey Nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, Tú eres el dueño de mi vida, verdadero timón de mi corazón. Si en tus manos me sostengo en pie, ¿por qué habría de querer soltarme? Permanecer en Ti es mi único deseo; caminar contigo para amar.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-19

En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: “Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido”.

Entonces le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?”.

Él les respondió: “Cuídense de que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: ‘Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado’. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin”.

Palabra de Dios.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Tu vida, Señor, tiene un carácter profético. El modo en que viviste me interpela. En alguna ocasión me decías «no atesores cosas de esta tierra, donde la polilla corroe; sino más bien atesora para la futura». Mirando la majestuosidad del templo, quedo maravillado. Pero es verdad que es una belleza efímera. Pueden, sí, asombrarme tantas realidades fulgurantes, pero habrían de llevarme especialmente a Ti. Puesto que todo, todo en esta tierra es pasajero y vendrá un día en que no quedará «piedra sobre piedra»…

Quiera Dios que no me quede con los ojos fijos en las cosas de este mundo. Que sea capaz de despegarlos, aunque sea de cuando en cuando, y alzarlos hacia arriba. Sí, es importante el trabajo, alimentar a mi familia, el sustento de mis hijos, ayudar a tal persona en lo económico, mis estudios, mis amigos, tal proyecto, sí. Pero quiera Dios que no me quede con los ojos sólo fijos en las cosas de este mundo. Quiera Dios que mis pies se mantengan sobre tierra, pero mi mirada en Ti.

Y si he de levantarme hoy a las 5:00 o a las 4:00, y si he de penetrar el frenesí de cada día sin descanso, y si he de completar una tarea tras otra, si he de hacer esto y tanto más; he de recordar de cuando en cuando que todo esto tiene un sentido, si mi corazón se encuentra en Ti. Es muy importante atender a mi familia en su sustento, pero es indispensable su salvación.

Días vendrán en que «no quedará piedra sobre piedra», y si un edificio durase por lo menos cientos de años, de cualquier manera mi vida habrá para entonces llegado a su fin. Las preocupaciones temporales son lícitas, a veces necesarias, muchas veces inevitables. Pero he de tener, he de renovar constantemente, la mirada en aquello que sí quedará al final. ¿Qué es esto?

Y hoy, ¿qué carácter imprimiré a mis actividades?, ¿con qué amor las realizaré?, ¿podría realizar un gesto de cariño para con mi familia, con un ser querido?, ¿aceptaría hoy hacer un acto para transmitirte a Ti, Señor?...

Y si siento que me falta tiempo, recuerdo siempre que «el Reino se construye “persona por persona”».

«Tomar el Evangelio, leer e imaginarme la escena, imaginarme qué sucede y hablar con Jesús, lo que me viene al corazón. Y con esto hacemos crecer la esperanza, porque hemos fijado, fijamos la mirada en Jesús. En tu casa, 15 minutos, toma el Evangelio, un fragmento pequeño, imagina qué ha sucedido y habla con Jesús de eso. Así tu mirada estará fija en Jesús y no tanto en la telenovela, por ejemplo. Y tu oído estará fijo en las palabras de Jesús y no en los chismorreos del vecino, de la vecina…»
 (Homilíade S.S. Francisco, 3 de febrero de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Imprimir urgencia a las actividades del día para darme el tiempo, persona a persona, para tener un gesto de cariño con quien voy a convivir.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:44 a.m.
Canten al Señor con el arpa y al son de instrumentos musicales; con clarines y sonidos de trompeta aclamen al Señor, que es Rey. Resuene el mar y todo lo que hay en él, el mundo y todos sus habitantes; aplaudan las corrientes del océano, griten de gozo las montañas al unísono. Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra: él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.

11:44 a.m.
Porque ustedes ya saben cómo deben seguir nuestro ejemplo. Cuando estábamos entre ustedes, no vivíamos como holgazanes, y nadie nos regalaba el pan que comíamos. Al contrario, trabajábamos duramente, día y noche, hasta cansarnos, con tal de no ser una carga para ninguno de ustedes. Aunque teníamos el derecho de proceder de otra manera, queríamos darles un ejemplo para imitar. En aquella ocasión les impusimos esta regla: el que no quiera trabajar, que no coma. Ahora, sin embargo, nos enteramos de que algunos de ustedes viven ociosamente, no haciendo nada y entrometiéndose en todo. A estos les mandamos y los exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajen en paz para ganarse su pan.

11:44 a.m.
Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin". Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo." Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»

Hermanos Franciscanos

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