Ártículos Más Recientes

10:49 a.m.
Oración de alma enamorada: ¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase... ¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú a ti en pureza de amor, Dios mío? ¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor, con la mano que le hiciste? No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero. ¿Con qué dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios en tu corazón? Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. (Cf 1C 3,22-23) Pues ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón (Sl 36,4).

10:49 a.m.
Hermanos: Está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de su esclava y otro de su mujer, que era libre. El hijo de la esclava nació según la carne; en cambio, el hijo de la mujer libre, nació en virtud de la promesa. Hay en todo esto un simbolismo: estas dos mujeres representan las dos Alianzas. La primera Alianza, la del monte Sinaí, que engendró un pueblo para la esclavitud, está representada por Agar, Pero hay otra Jerusalén, la celestial, que es libre, y ella es nuestra madre. Porque dice la Escritura: ¡Alégrate, tú que eres estéril y no das a luz; prorrumpe en gritos de alegría, tú que no conoces los dolores del parto! Porque serán más numerosos los hijos de la mujer abandonada que los hijos de la que tiene marido. Por lo tanto, hermanos, no somos hijos de una esclava, sino de la mujer libre. Esta es la libertad que nos ha dado Cristo. Manténganse firmes para no caer de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.

10:49 a.m.
Alaben, servidores del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, desde ahora y para siempre. Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del Señor. El Señor está sobre todas las naciones, su gloria se eleva sobre el cielo. ¿Quién es como el Señor, nuestro Dios, que tiene su morada en las alturas, y se inclina para contemplar el cielo y la tierra? El levanta del polvo al desvalido, alza al pobre de su miseria.

10:49 a.m.
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.

10:49 a.m.
Los hijos de Nínive ayunaron con un ayuno puro cuando Jonás les predicó la conversión. Así está escrito: Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños. Negaron a los niños de pecho el alimento de sus madres, y que la vacas y ovejas no prueben bocado, no pasten ni beban (Jo 3)… Y esto es lo que está escrito: “Cuando vio Dios sus obras y cómo se convertían de su mala vida, se compadeció y se arrepintió de la catástrofe con que les había amenazado, y no la ejecutó”. No dice: “Vio Dios el ayuno de pan y de agua, con saco y ceniza”, sino “que vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida”… Este fue un ayuno puro, y fue aceptado el ayuno de los ninivitas cuando se convirtieron de sus malos caminos y de la rapacidad de sus manos… Porque, amigo mío, cuando se ayuna, siempre es la abstinencia de la maldad el mejor ayuno. Es mejor que la abstinencia de pan y de agua, mejor que… “mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza” tal como dice Isaías (58,5). En efecto, cuando el hombre se abstiene de pan, de agua o de cualquier otro alimento, se cubre de saco y de ceniza y está compungido, es amado y agradable. Pero lo que es más agradable es que se humille a sí mismo, que “haga saltar los cerrojos de los cepos” de la impiedad y que “rompa los cepos” del engaño. Entonces “nacerá una luz como la aurora, te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Será como un jardín exuberante, como una fuente de agua que no se agota” (Is 58,6s).

Hermanos Franciscanos

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