Ártículos Más Recientes

10:56 a.m.
Era el día veinticuatro del sexto mes, del segundo año del rey Darío. El día veintiuno del séptimo mes, la palabra del Señor llegó, por medio del profeta Ageo, en estos términos: Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, a Josué, hijo de Iehosadac, el Sumo Sacerdote, y al resto del pueblo: ¿Queda alguien entre ustedes que haya visto esta Casa en su antiguo esplendor? ¿Y qué es lo que ven ahora? ¿No es como nada ante sus ojos? ¡Animo, Zorobabel! -oráculo del Señor-. ¡Animo, Josué, hijo de Iehosadac, Sumo Sacerdote! ¡Animo, todo el pueblo del país! -oráculo del Señor-. ¡Manos a la obra! Porque yo estoy con ustedes -oráculo del Señor de los ejércitos- según el compromiso que contraje con ustedes cuando salieron de Egipto, y mi espíritu permanece en medio de ustedes. ¡No teman! Porque así habla el Señor de los ejércitos: Dentro de poco tiempo, yo haré estremecer el cielo y la tierra, el mar y el suelo firme. haré estremecer a todas las naciones: entonces afluirán los tesoros de todas las naciones y llenaré de gloria esta Casa, dice el Señor de los ejércitos. ¡Son míos el oro y la plata! -oráculo del Señor de los ejércitos- La gloria última de esta Casa será más grande que la primera, dice el Señor de los ejércitos, y en este lugar yo daré la paz -oráculo del Señor de los ejércitos-. September 25, 2013 at 05:00PM

10:56 a.m.
Hazme justicia, oh Dios, y defiende mi causa del hombre sin piedad; de la gente tramposa y depravada líbrame, tú, Señor. Si tú eres el Dios de mi refugio: ¿por qué me desamparas? ¿por qué tengo que andar tan afligido bajo la presión del enemigo? Envíame tu luz y tu verdad: que ellas sean mi guía y a tu santa montaña me conduzcan, al lugar donde habitas. Al altar de Dios me acercaré, al Dios de mi alegría; jubiloso con arpa cantaré al Señor, mi Dios. September 25, 2013 at 05:00PM

10:56 a.m.
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado". "Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios". Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día". September 25, 2013 at 05:00PM

10:56 a.m.
“Entonces, él ordenó a los discípulos no decir a nadie que él era Cristo”¿Por qué esa orden? Para que, todo motivo de escándalo fuera descartado, la cruz y su pasión cumplidas, todo obstáculo capaz de detener a la multitud de creer en él aplazado, el conocimiento exacto de que él tenía poder se graba profundamente ya en todas las almas. Su poder no tenía aún el brillo de una manera resplandeciente. El esperaba, porque ellos predicaban, que la evidencia de la verdad y la autoridad les hacia confirmar el testimonio de los Apóstoles. Otra cosa era el ver ahora multiplicar los prodigios en Palestina, después en el blanco de las persecuciones y los ultrajes, y la cruz iba seguida de estos prodigios; otra cosa de ver adorada, creída por toda la tierra, al refugio de los tratamientos que otras veces había sufrido. Mira, por qué les recomienda no decir a nadie... Si los Apóstoles, que habían sido testigos de los milagros, que habían participado en tan inefables misterios, se escandalizaban de una sola palabra, y con ellos el mismo Pedro, el jefe de todos(Mt 16,22), qué habrían pensado el común de los mortales, si después de haber entendido que Jesús era el Hijo de Dios, lo habían manchado de salivazos y clavado en la cruz; y ¿cuando no se conoce todavía la razón de estos misterios y antes de la venida del Espíritu Santo? September 25, 2013 at 05:00PM

12:11 a.m.
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado.

Herodes dijo: A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas? Y buscaba verle.


Oración Introductoria


Espíritu Santo, ven a mi encuentro, guía mi oración, para conocerte, no por curiosidad, sino porque quiero seguirte y amarte más. Ilumina mi mente y despierta en mí el deseo de vivir con entusiasmo y, sobre todo, con mucho amor.


Petición


Señor, purifica mi intención en este momento de oración y en todas las actividades de este día.


Meditación del Papa Francisco


Dejaron su casa, llevaron consigo quizá pocas cosas; no tenían seguridad, pero fueron de sitio en sitio anunciando la Palabra. Llevaban consigo la riqueza que tenían: la fe. Aquella riqueza que el Señor les había dado. Eran simples fieles, apenas bautizados desde hacía un año o poco más, quizá. Pero tenían el coraje de ir a anunciar. ¡Y les creían! ¡E incluso hacían milagros! "Muchos endemoniados expulsaban espíritus impuros, dando grandes gritos, y muchos paralíticos y lisiados fueron curados". Y al final "¡hubo gran alegría en aquella ciudad!". Había ido también Felipe. Cuando hacemos esto, la Iglesia se convierte en una Iglesia Madre que genera hijos», hijos de la Iglesia que testimonian a Jesús y la fuerza del Espíritu. Estos cristianos -cristianos desde hacía poco tiempo- tuvieron la fuerza, el coraje de anunciar a Jesús. Lo anunciaban con las palabras, pero también con su vida. Suscitaban curiosidad: "Pero... ¿quiénes son estos?". Y ellos decían: "Hemos conocido a Jesús, hemos encontrado a Jesús, y lo llevamos". Tenían solo la fuerza del bautismo. Y el bautismo les daba este coraje apostólico, la fuerza del Espíritu". (S.S. Francisco, 17 de abril de 2013).


Reflexión


¿Quién es este hombre que congrega a las multitudes, este hombre que cura a los enfermos, este hombre que nos habla de un Reino nuevo y a quien el mar y el viento obedecen? ¿Es un reformador social? ¿Un nuevo profeta? ¿Un revolucionario? ¿O el hombre más genial de todos los tiempos?


Hoy nos surge también a nosotros el mismo deseo que a Herodes. Tenemos ganas de ver a Cristo. Queremos conocerle y estar con El.


Estamos contigo, Cristo. No podemos reprimir el decirte, como Pedro, "Tú eres el Hijo de Dios vivo". Gracias, Señor, por haber entrado en nuestras vidas. Por haber irrumpido en la historia de la humanidad. Por haber cambiado los destinos de los hombres.


Lo mismo que la historia se cuenta ahora a partir de tu nacimiento, queremos también que nuestras vidas se cuenten a partir de este encuentro contigo.


Ayúdanos a llevar esta Buena Noticia a los hombres, a cambiar la historia como Tú lo hiciste. Te buscamos, ven a encontrarte con nosotros y colma nuestros anhelos.


Herodes no sabía quién eras. Nosotros sabemos que Tú eres el Hijo de Dios, y que sólo Tú tienes palabras de vida eterna.


Propósito


En el lugar adecuado, darme el tiempo y el silencio necesarios para la oración. Queremos estar con Jesús, en este diálogo íntimo de hoy, en esta oración, en la que quiero ver Tu rostro para poder darlo a conocer a los nuestros.


Diálogo con Cristo


Gracias, Señor, por concederme la gracia, la confianza y el gran consuelo de poder dialogar contigo, porque por tu inmensa generosidad no sólo te conozco sino que tengo la seguridad que Tú siempre estás dispuesto a darme tu gracia y cercanía. Ayúdame a pasar este día haciendo el bien.



September 26, 2013 at 12:02AM

Hermanos Franciscanos

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