Ártículos Más Recientes

10:53 a.m.
De nada sirve alabarse; pero si hay que hacerlo, iré a las visiones y revelaciones del Señor. Sé de un cierto creyente, el cual hace catorce años fue arrebatado hasta el tercer cielo. Si fue con el cuerpo o fuera del cuerpo, eso no lo sé, lo sabe Dios. Y sé que ese hombre, sea con cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe, fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras que no son pra el oído y que nadie sabría expresar. Podría sentir orgullo pensando en ese hombre, pero en cuanto a mí, sólo me gloriaré de mis debilidades. Si quisiera gloriarme, no sería locura, pues diría la verdad. Pero me abstendré, para que nadie se forme de mí una idea superior a lo que ve u oye decir de mí. Y precisamente para que no me pusiera orgulloso después de tan extraordinarias revelaciones, me fue clavado en la carne un aguijón, verdadero delegado de Satanás, cuyas bofetadas me guardan de todo orgullo. Tres veces rogué al Señor que lo alejara de mí, pero me dijo: «Te basta mi gracia, mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad». Con mucho gusto, pues, me preciaré de mis debilidades, para que me cubra la fuerza de Cristo. Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo: enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte. June 20, 2013 at 05:00PM

10:53 a.m.
El ángel del Señor hace sus rondas junto a los que le temen y los guarda. Gusten y vean cuán bueno es el Señor ¡dichoso aquel que busca en él asilo! Teme al Señor, pueblo de los santos, pues nada les falta a los que le temen. Los ricos se han quedado pobres y con hambre, pero a los que buscan al Señor nada les falta. Vengan, hijos, y pónganme atención, quiero enseñarles el temor del Señor. ¿Cuál es el hombre que anhela vivir y desea gozar días felices? June 20, 2013 at 05:00PM

10:53 a.m.
Nadie puede servir a dos patrones: necesariamente odiará a uno y amará al otro, o bien cuidará al primero y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al Dinero. Por eso yo les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves? ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo a su estatura? Y ¿por qué se preocupan tanto por la ropa? Miren cómo crecen las flores del campo, y no trabajan ni tejen. Pero yo les digo que ni Salomón, con todo su lu jo, se pudo vestir como una de ellas. Y si Dios viste así el pasto del campo, que hoy brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué poca fe tienen! No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos alimentos?, o ¿qué beberemos?, o ¿tendremos ropas para vestirnos? Los que no conocen a Dios se afanan por esas cosas, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero su reino y su justicia, y se les darán también todas esas cosas. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas. June 20, 2013 at 05:00PM

11:39 p.m.
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No acumulen ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho los destruyen, donde los ladrones perforan las paredes y se los roban. Más bien acumulen tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el moho los destruyen, ni hay ladrones que perforen las paredes y se los roben; porque donde está tu tesoro, ahí también está tu corazón.

Tus ojos son la luz de tu cuerpo; de manera que, si tus ojos están sanos, todo tu cuerpo tendrá luz. Pero si tus ojos están enfermos, todo tu cuerpo tendrá oscuridad. Y si lo que en ti debería ser luz, no es más que oscuridad, ¡qué negra no será tu propia oscuridad!".


Oración introductoria


Ayúdame a ver con los ojos de la fe. Que todo acontecimiento en mi vida y en la de los demás, lo vea en el plano sobrenatural. Que vea con tus ojos, y así pueda servirte a ti y a mis hermanos los hombres. Ayúdame, pues sé que solo no podré, pero con tu gracia no se nublará mi vista. Y viéndote con claridad en mi vida te sirva sólo a ti.


Petición


Señor Jesús, te entrego mis ojos para ver como Tú ves.


Meditación del Papa


De la introducción a la Oración sacerdotal de Jesús (cf. Jn 17, 1), el Canon usa luego las palabras: "elevando los ojos al cielo, hacia ti, Dios, Padre suyo todopoderoso". El Señor nos enseña a levantar los ojos y sobre todo el corazón. A levantar la mirada, apartándola de las cosas del mundo, a orientarnos hacia Dios en la oración y así elevar nuestro ánimo. En un himno de la Liturgia de las Horas pedimos al Señor que custodie nuestros ojos, para que no acojan ni dejen que en nosotros entren las "vanitates", las vanidades, la banalidad, lo que sólo es apariencia. Pidamos que a través de los ojos no entre el mal en nosotros, falsificando y ensuciando así nuestro ser. Pero queremos pedir sobre todo que tengamos ojos que vean todo lo que es verdadero, luminoso y bueno, para que seamos capaces de ver la presencia de Dios en el mundo. Pidamos, para que miremos el mundo con ojos de amor, con los ojos de Jesús, reconociendo así a los hermanos y las hermanas que nos necesitan, que están esperando nuestra palabra y nuestra acción. Benedicto XVI, Homilía en la Misa «IN CENA DOMINI», Jueves Santo 9 de abril de 2009.


Reflexión


Juan Pablo II en una ocasión dijo que no podíamos negar en la oscuridad, en momentos difíciles, lo que hemos podido ver con claridad en la luz. Y es que en algún momento de nuestra vida, hemos visto con claridad la luz de Dios en nuestra vida, su amor, su misericordia. Pero en ocasiones, la queremos ahogar o esconder, cubriéndola con nuestros problemas, o incluso con nuestros éxitos. Sin embargo, sabemos que la hemos visto.

Y esa luz que hemos visto, no podemos negarla ante la primera adversidad, o esconderla en los momentos de éxito. Hemos visto, hemos sido testigos. Por eso debemos cuidar siempre que nuestra vista no se nuble. Asegurarnos, y pedirle a Dios la gracia. De manera que podamos únicamente servir a un solo Señor.


Propósito


Veré la mano de Dios en las cosas sencillas de mi vida ordinaria.


Diálogo con Cristo


Señor, ayúdame a ver la claridad de tu luz. Que no sea ciego a tu amor, a tu fidelidad, a tu constante intervención en mi vida. Que ante tantas “lucecitas del pecado”, que me ofrecen una felicidad incierta, brille ante todo tu luz en mi vida. Y que, con mis obras, refleje tu luz, para que mis hermanos puedan alabarte y servirte también a ti.


Es propio de la luz el iluminar en cualquier parte en que se encuentre (San Hilario, Catena Aurea, vol. I, p. 263)



June 20, 2013 at 11:02PM

10:55 a.m.
Sin embargo, si tanta gente hace valer sus méritos sin empacho alguno, yo también lo haré. Empiezo ya a sentir vergüenza: nosotros fuimos demasiado blandos. Pero si otros son tan atrevidos, hablo como un loco, ¿por qué yo no? ¿Son hebreos? También yo lo soy. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son descendientes de Abrahán? También yo. ¿Son ministros de Cristo? Empiezo a hablar como un loco: yo lo soy más que ellos. Más por mis numerosas fatigas, más por el tiempo pasado en cárcel, mucho más por los golpes recibidos y por las muchas veces que me encontré en peligro de muerte. Cinco veces fui condenado por los judíos a los treinta y nueve azotes, tres veces fui apaleado, una vez fui apedreado, tres veces naufragué y una vez pasé un día y una noche perdido en alta mar. Viajes frecuentes, peligros de ríos, peligros de bandidos, peligros por parte de mis compatriotas, peligros por parte de los paganos, peligros en la ciudad, peligros en lugares despoblados, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos. Trabajos y agotamiento, con noches sin dormir, con hambre y sed, con muchos días sin comer, con frío y sin abrigo. Además de estas y otras cosas, pesa sobre mí la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién vacila que yo no me sienta vacilar? ¿Quién se viene abajo sin que un fuego me devore? Si hay que alabarse, me gloriaré de las ocasiones en las que me sentí débil. June 19, 2013 at 05:00PM

Hermanos Franciscanos

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