
- Señor, ¡cuán altas son las olas, y qué oscura la noche! ¿No querrás iluminarla para mi que velo solitaria? - Mantén firme el timón, ten confianza y quédate tranquila. Tu barca es preciosa a mis ojos, quiero conducirla a buen puerto. Aguanta sin desfallecer los ojos fijos en la brújula. Ella ayuda a llegar al final a través de noches y tempestades. La aguja de la brújula de a bordo se estremece pero se mantiene. Ella te mostrará el cabo a donde que quiero verte llegar. Ten confianza y quédate tranquila: a través de noches y tempestades la voluntad de Dios, fiel, te guía si tu corazón está en vela.
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