
Líbrame de mis enemigos, Dios mío, defiéndeme de los que se levantan contra mí; líbrame de los que hacen el mal y sálvame de los hombres sanguinarios. Mira cómo me están acechando: los poderosos se conjuran contra mí; sin rebeldía ni pecado de mi parte, Señor. pero sin falta mía acuden y se aprestan. Despiértate, ven a mi encuentro y mira. Yo miro hacia ti, fuerza mía, porque Dios es mi baluarte; él vendrá a mi encuentro con su gracia y me hará ver la derrota de mis enemigos. Pero yo cantaré tu poder, y celebraré tu amor de madrugada, porque tú has sido mi fortaleza y mi refugio en el peligro. ¡Yo te cantaré, fuerza mía, porque tú eres mi baluarte, Dios de misericordia!
Publicar un comentario