
Yo te invoco, Señor, ven pronto en mi ayuda: escucha mi voz cuando te llamo; que mi oración suba hasta ti como el incienso, y mis manos en alto, como la ofrenda de la tarde. Coloca, Señor, un guardián en mi boca y un centinela a la puerta de mis labios; Pero mis ojos, Señor, están fijos en ti: en ti confío, no me dejes indefenso.
Publicar un comentario