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“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
verbumspei.wordpress.com
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1° Sábado Adviento
El Evangelio de hoy
Mateo 9, 35. 10, 1. 6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. Les dijo: “Vayan más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”.
Reflexión:
Jesús envía a sus apóstoles y les da las instrucciones para la misión que les espera. Son indicaciones muy sencilla… Una misión de salvación, añade Jesús, que consiste en curar a los enfermos, resucitar a los muertos, purificar a los leprosos y expulsar los demonios.
Se trata de una misión para acercar a los hombres al Reino de Dios, para darles la buena noticia de que el reino de Dios está cerca, es más, ya está aquí.
Cada uno de los doce fue buscado, encontrado e invitado por Jesús. Fue una llamada original y muy personal que ahora se repite a todos “colectivamente”. Desde el inicio, cada uno de los apóstoles se sentirá parte de un grupo muy especial de seguidores del Maestro. Serán sus íntimos, formarán la Iglesia, la única, pues habían sido convocados por el único Maestro. Con su trabajo de evangelización y con su vida entera, ellos extenderán y prolongarán la vida y misión de Jesús en el mundo y en la historia.
La Iglesia Católica ha cumplido dos milenios de darse al mundo, y de darse gratis. Pese a esta conciencia, el Papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores históricos cometidos por la Iglesia.
En la medida en que abramos nuestro corazón y acojamos la llamada de Dios, sólo entonces podremos responder con autenticidad.
Oración:
Señor Jesús, dirige, mis pasos, que me lleven hasta ti, pues tú eres mi baluarte, escudo y fortaleza; ayúdame a permanecer fiel a ti, a tener un ánimo firme para mantener la paz; humilla mi soberbia, pero mi pobreza tórnala en abundancia y mi humildad en gloria delante tuyo. Amén.
Acción:
Hoy evaluaré si realmente soy consciente a cada instante de que Dios es mi única fortaleza y le diré constantemente: “Tú eres mi fortaleza, Señor”.
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“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
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