viernes 21 Agosto 2015 : Commentary San Basilio

11:39 a.m.
Hemos recibido el precepto de amar al prójimo como a nosotros mismos. Pero Dios ¿no nos ha dado también una disposición natural para cumplirlo?... No hay nada más conforme a nuestra naturaleza que vivir unidos, buscarnos mutuamente y amar a nuestros semejantes. El Señor pide, pues, los frutos de la semilla que ya había puesto en nuestro interior, cuando dice: “Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los otros.” (Jn 13,34) Con el fin de animar nuestro corazón a cumplir este precepto, no ha querido que se viera el distintivo de sus discípulos en prodigios u obras extraordinarias, aunque ellos recibieran el poder de realizarlos por el don del Espíritu Santo. Al contrario, dice: “Por el amor que os tengáis los unos a los otros reconocerán todos que sois discípulos míos.” (Jn 13,35) Une los dos mandamientos de tal manera que considera que la buena obra que se hace al prójimo es como si se la hiciera a él. “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber...Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.” (cf Mt 25,35-40) La observancia del primer mandamiento encierra también la observancia del segundo y por el segundo vuelve al primero. Aquel que ama a Dios amará, por consiguiente, a su prójimo: “El que me ama, se mantendrá fiel a mis palabras.” (Jn 14,23) “Mi mandamiento es éste: Amaos los unos a los otros, como yo os he amado.” (Jn 15,12) Os lo repito: quien ama a su prójimo cumple con su deber de amar a Dios, porque Dios considera este amor como referido a él.
Etiquetas:

Publicar un comentario

[facebook][blogger][disqus]

Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.