martes 28 Julio 2015 : Commentary San Gregorio Palamas

11:05 a.m.
Existe una cosecha para las espigas de trigo material y otra para las espigas dotadas de razón, es decir, para el género humano. Ésta se realiza en los infieles y reúne en la fe a los que acogen el anuncio del Evangelio. Los obreros de esta cosecha son los apóstoles de Cristo,  después sus sucesores, más tarde aún, a lo largo del  tiempo, los doctores de la Iglesia. Cristo, refiriéndose a ellos, ha dicho: «El segador ya está recibiendo su salario y almacenando fruto para la vida eterna» (Jn 4,36). Mas, hay todavía otra cosecha: es el paso de esta vida a la vida futura que, para cada uno, se realiza a través de la muerte. Los obreros de esta cosecha ya no son los apóstoles sino los ángeles. Tienen ellos una responsabilidad más grande que la de los apóstoles, porque son los que hacen la clasificación que sigue a la cosecha y separan a los malos de los buenos, tal como se hace con la cizaña y el buen grano... Desde hoy somos «el pueblo escogido por Dios, la raza santa» (1P 2, 9), la Iglesia del Dios vivo, escogidos de entre los impíos y los infieles. Que de la misma manera podamos nosotros, en el mundo que ha de venir, ser separados de la cizaña de este mundo y agregados a la muchedumbre de los que son salvados en Cristo, nuestro Señor, bendito por los siglos.
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