martes 7 Abril 2015 : Commentary San Gregorio Magno

10:44 a.m.
“...si te lo has llevado tú,..” Como si María ya le hubiera dicho lo que era la causa de sus lágrimas. Ella habla de “él” sin pronunciar su nombre. Esto es propio del amor: lleno de aquel que ama, el amante cree que todos los demás participan en la misma pasión del amor... María no se imagina que alguien pueda ignorar la causa de su inmenso dolor. Jesús le dice “María”. Hace un momento la llamó con el nombre genérico de su sexo: “mujer”, y no se daba a conocer. Ahora la llama por su nombre propio, como si le dijera sin ambages: “¡Reconoce al que te conoce!” Lo mismo decía Dios a Moisés, el hombre perfecto: “Te conozco por tu nombre.” (Ex 33,12) “Hombre” es el nombre común a todos, pero “Moisés” es su nombre propio y el Señor le dice con toda claridad que lo conoce por su nombre. Parece que le quiere dar a entender: “Yo no te conozco como el conjunto de las personas, sino que te conozco personalmente.” Así, llamada por su nombre, María reconoce a su creador y le responde al instante. “Rabboni”, es decir, “maestro”. Era él a quien ella buscaba fuera, pero él le pedía que lo buscara dentro.... “María de Magdala se va a anunciar a los discípulos: “he visto al Señor y les contó lo que Jesús le había dicho.” (cf Jn 20,18) El pecado de los hombres abandona el corazón de donde había salido. Pues, era una mujer que en el paraíso ofreció al hombre el fruto de la muerte. Es una mujer que junto a la tumba, anuncia la vida a los hombres y trasmite las palabras de aquel que da la vida.
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