sábado 21 Febrero 2015 : Commentary San Juan Pablo II

10:44 a.m.
Escuchar a Cristo y adorarlo nos lleva a elecciones valientes, a tomar decisiones a veces heroicas. Jesús es exigente porque quiere nuestra felicidad auténtica. Llama a algunos a dejarlo todo y a seguirle en la vida sacerdotal o consagrada. Los que escuchen esta invitación ¡que no tengan miedo de responder afirmativamente, y que se pongan en camino con ánimo generoso! Pero, fuera de las vocaciones particulares de consagración, hay la vocación propia de todo bautizado: también es una vocación en “alto grado” de la vida cristiana ordinaria que se expresa en la santidad (cf Novo millenio ineunte, 31). Muchos de nuestros contemporáneos no conocen todavía el amor de Dios o buscan llenar su corazón con sucedáneos insignificantes. Es, pues, urgente, ser testimonios del amor contemplado en Cristo... La Iglesia tiene necesidad de testimonios auténticos para la nueva evangelización: hombres y mujeres cuya vida ha sido transformada por el encuentro con Jesús, hombres y mujeres capaces de comunicar esta experiencia a los otros. La Iglesia tiene necesidad de santos. Todos estamos llamados a la santidad y únicamente los santos podrán renovar a la humanidad.
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