Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta. Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame de mi pecado. Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí; contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios. Un sacrificio no te gustaría, ni querrás si te ofrezco, un holocausto. Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré, pues no desdeñas a un corazón contrito. March 05, 2014 at 05:00PM
Publicar un comentario