Esperaba, esperaba al Señor, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor, Puso en mi boca un cántico nuevo, de alabanza a nuestro Dios. Muchos al verlo temerán y pondrán su confianza en el Señor. No quisiste sacrificios ni ofrendas —lo dijiste y penetró en mis oídos— no pediste holocaustos ni víctimas. Entonces dije: «Aquí estoy, de mi está escrito en el rollo del Libro. He elegido, mi Dios, hacer tu voluntad, y tu Ley está en el fondo de mi ser». Publiqué tu camino en la gran asamblea, no me callé, Señor, tú bien lo sabes. January 17, 2014 at 05:00PM
Publicar un comentario