Al soplo de tu ira se agolparon las aguas, las olas se levantaron como un dique, se hicieron compactos los abismos del mar. El enemigo decía: "Los perseguiré, los alcanzaré, repartiré sus despojos, saciaré mi avidez, desenvainaré la espada, mi mano los destruirá". Tú soplaste con tu aliento, y el mar los envolvió; se hundieron como plomo en las aguas formidables. Extendiste tu mano y los tragó la tierra. Tú lo llevas y lo plantas en la montaña de tu herencia, en el lugar que preparaste para tu morada, en el Santuario, Señor, que fundaron tus manos. July 21, 2013 at 05:00PM
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