Por eso, quiero darte gracias y cantarte, bendeciré el Nombre del Señor. Desde que era joven, antes de todos mis viajes, resueltamente he pedido en mi oración la sabiduría. Me quedaba frente al Santuario para pedirla, y hasta el final la buscaré. En ella hallé mi alegría: venía como flor de un racimo que madura. Avancé en mi camino sin desviarme, y seguí sus huellas desde mi juventud. Apenas empecé a ponerle atención, se me concedió, y encontré en ella toda una doctrina. ¡Cuánto no progresé gracias a ella! Quiero rendirle gloria al que me la dio. Me había decidido a ponerla en práctica, busqué ardientemente el bien y no me he arrepentido de ello. Me hizo soportar duros combates, pues me esforcé por cumplir toda la Ley. Levantaba mis manos hacia el cielo, deplorando mis insuficiencias al respecto. Me volví a ella con toda mi alma, y la encontré a fuerza de purificación. Por lo demás, fue debido a ella que, desde el comienzo, fui amo de mi corazón: ahora no me abandonará jamás.
May 31, 2013 at 10:46AM
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