Ártículos Más Recientes

11:28 p.m.


Por: H. José Alberto Rincón Cárdenas, L.C. | Fuente: www.somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, ten misericordia de mí y enséñame a deleitarme en tu paz.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 14, 23-29

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.

Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Paráclito, el Espíritu Santo que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho.

La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean”.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Amor y paz. Son estos los dos núcleos del pasaje de hoy. Uno conduce al otro. Amor. Todavía está en nuestro corazón el recuerdo de la Semana Santa, en que una vez más acompañamos a Jesús en el momento en que presentó, ante el Padre, su espíritu por amor. Aún resuena en nuestros oídos aquel momento en que nos aseguró que nadie tenía mayor amor que el que daba la vida por sus amigos, y lo hemos visto precisamente entregarse por nosotros.

Hagamos una primera pausa. Preguntémonos: ¿sigo sintiendo ese amor?, ¿sigo dejándome amar por Él?, ¿o la rutina de la vida ha ido apagando su llama? Ahora, miremos al futuro cercano. En pocos días celebraremos Pentecostés, la venida del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los apóstoles. Jesús les hizo saber, antes de su muerte, que estas cosas pasarían. Hoy nos las recuerda para que no perdamos de vista el horizonte.

Paz. Viene el Espíritu Santo. El don que nos trae es la paz, la misma que Jesús prometió dejarnos. Mas no es la paz según el criterio del mundo. Muchas veces podemos preguntarnos dónde es que se encuentra, si aún hay guerra y dolor. Se nos olvida que la crueldad puede muy bien provenir del corazón del hombre, mientras que la paz sólo puede llegar de fuera del hombre. ¿Cómo es esta paz que Jesús da?

Ciertamente, no es sinónimo de que nada malo sucede, como si todos nuestros problemas se acabasen con tan sólo acogerla. No. Es una paz que tiene sabor de eternidad y, por tanto, exige responsabilidad. Es, en una palabra, la paz de saber que, incluso en medio de las mayores dificultades, la victoria ya ha sido ganada, ya somos hijos de Dios, y ya nos aguarda la vida eterna. Amor y paz. Sí, amor que nos viene de Dios y nos prepara para recibir la paz, que también viene de Él. Así pues, que no tiemble nuestro corazón; antes bien, que siga creyendo en el Amor y esperando en la paz del Señor.

«Cada nuevo día en la vida de nuestras familias y cada nueva generación trae consigo la promesa de un nuevo Pentecostés, un Pentecostés doméstico, una nueva efusión del Espíritu, el Paráclito, que Jesús nos envía como nuestro Abogado, nuestro Consolador y quien verdaderamente nos da valentía. Cuánta necesidad tiene el mundo de este aliento que es don y promesa de Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de agosto de 2018).


Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

No permitiré que en este día las cosas pasajeras me quiten la paz de saberme profundamente amado por Dios, para así poder, a su vez corresponder, a ese amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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11:22 p.m. ,


Reflexión breve del evangelio Jn 14,23-29: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo."


11:14 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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_”Verbum Spei”_
_”Palabra de Esperanza”_
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*6° Domingo de Pascua*
*El Evangelio de hoy*
*Juan 14, 23-29*En la Última Cena, dijo Jesús a sus discípulos: “El que me ama guardará mis palabras; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y habitaremos en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Pero las palabras que me escuchan no son mías, sino del Padre que me envió. Les digo estas cosas mientras permanezco con ustedes. El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, será quien se lo enseñe todo recordándoles todo cuanto les he dicho. La paz les dejo, mi paz les doy. Pero yo no doy la paz como la da el mundo. No se inquiete su corazón ni se acobarde. Ya oyeron lo que les dije: ‘Me voy, pero volveré a ustedes’. Si me amaran, se alegrarían de que regreso al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Se lo digo ahora, antes que suceda, para que cuando suceda crean”.*Reflexión*
En el Evangelio de hoy, Jesús responde con la propuesta del amor activo. Amar a Jesús es guardar su Palabra, esto es, asumir con Él el proyecto del Padre. Es la única condición para pertenecer a la familia de Dios: el que guarda la Palabra de Jesús se convierte en morada del Padre y del Hijo. Se vuelve hijo con el Hijo.
Amar, en general, significa para nosotros quererse, estar juntos, tomar decisiones para construir el futuro, darse… pero amar a Jesús no es la misma cosa. Amarlo significa hacer como ha hecho Él, no retroceder frente al dolor, a la muerte; amar como Él significa ponerse a los pies de los hermanos, para responder a sus necesidades vitales; amar como Él nos puede llevar lejos… es así como la palabra se convierte en pan cotidiano que alimenta y la vida se convierte en cielo por la presencia del Padre.
Si no hay amor, las consecuencias son desastrosas. Las palabras de Jesús se pueden guardar, solamente si hay amor en el corazón; de otro modo parecen propuestas absurdas. Aquellas palabras no son de un hombre, nacen del corazón del Padre que propone a todos ser como Él. No se trata de hacer cosas en la vida, por buenas que sean. Es necesario ser hombres, ser imágenes semejantes a quien no cesa jamás de donarse a sí mismo.*Oración*
Espíritu Santo, ilumina los pasos de nuestras comunidades así como guiaste las decisiones de la comunidad cristiana de Jerusalén; danos tu fuerza para dar testimonio del Evangelio, así como fortaleciste a los mártires para anunciar el nombre de Cristo. Amén.*Acción*
Hoy seré dócil al Espíritu Santo y lo invitaré a vivir en mi corazón.
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_”Nuntium Verbi Dei”_
_“Mensaje de la palabra de Dios”_
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Con la palabra "gracia" hacemos referencia, ante todo, a la acción del Espíritu Santo en nuestras almas, por la cual reciben el don precioso de la justificación, de la filiación divina, y de la fortaleza interior para vencer al pecado y crecer en la amistad y semejanza con Dios. Hay expresiones de la obra de la gracia ya en el Antiguo Testamento, por ejemplo, en la calidad de la fe de Abraham, en la fortaleza de David y su confianza en Dios, o en los oráculos sabios y valientes de los profetas. Pero estas acciones, que por supuesto se atribuyen al Espíritu Santo, debemos verlas más como "toques" del amor divino en el contexto de llamados específicos y de circunstancias particulares. Se puede comparar la realidad interior del ser humano con una especie de "pozo" de gran profundidad. Los estratos más profundos de ese pozo pueden ser desconocidos incluso para la propia persona. En muchos de sus lugares hondos de nuestro ser hay heridas, vacíos o rebeldías que de muchas maneras frenan la plena acción de Dios en nosotros. Sin una restauración profunda, desde lo más íntimo de nuestro ser--lo que la Biblia llama el "corazón"--es posible que hagamos algunas obras buenas pero en el fondo la orientación de nuestra vida seguirá estando marcada por nosotros mismos. La maravilla que trae la efusión del Espíritu, que es el don propio de la Pascua y de Pentecostés, es una profundísima penetración del Espíritu que hace de nosotros creaturas nuevas. Es el "nacer nuevo" del que habla Cristo a Nicodemo en Juan 3. Esta vida nueva transforma las potencias de nuestra alma, singularmente la inteligencia y la voluntad, a través de la acción de los Dones del Espíritu. Source: https://www.spreaker.com/user/fraynelson/la-transformacion-interior-que-realiza-l_1


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