Ártículos Más Recientes

10:48 a.m.
Hermanos: Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por espíritu de discordia o de vanidad, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.

10:48 a.m.
Jesús dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".

10:48 a.m.
El primer mandamiento y el mayor, el fundamento de la Ley y de los profetas (Mt 22,40) es el amor que, según mi parecer, da la mayor prueba de sí mismo en el amor a los pobres, en la ternura y la compasión por el prójimo. Nada honra tanto a Dios como la misericordia porque nade se le asemeja tanto. “La justicia y el derecho sostienen su trono...” (Sal 88,15) Prefiere la misericordia al juicio (Os 6,6). Nada como la benevolencia hacia los hombres atrae tanto la benevolencia de Dios, amigo de los hombres. (Sap 1,6) Su recompensa es justa, mide con la medida de la misericordia. Hay que abrir nuestro corazón a todos los pobres, a todos los desgraciados, sea cual fuera su sufrimiento. Este es el sentido del mandamiento que nos exhorta a “alegrarnos con los que están alegres y entristecernos con los que lloran.” (Rm 12,15) Siendo nosotros también humanos, ¿no nos conviene ser misericordiosos con nuestros semejantes?

10:49 a.m.
Las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento. A los ojos de los insensatos parecían muertos; su partida de este mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa destrucción; pero ellos están en paz. A los ojos de los hombres, ellos fueron castigados, pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad. Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto. Por eso brillarán cuando Dios los visite, y se extenderán como chispas por los rastrojos. Juzgarán a las naciones y dominarán a los pueblos, y el Señor será su rey para siempre. Los que confían en él comprenderán la verdad y los que le son fieles permanecerán junto a él en el amor. Porque la gracia y la misericordia son para sus elegidos.

Hermanos Franciscanos

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