Ártículos Más Recientes

11:54 p.m.
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina. Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.


Oración introductoria


Señor, me acerco a Ti en esta oración para construir mi vida sobre la roca firme de tu amor. No permitas que me conforme con invocar tu nombre con los brazos cruzados, mis ojos cerrados y mis oídos tapados. Tengo sed de Ti, de encontrarme contigo, de dejarme guiar por Ti en esta meditación.


Petición


Padre Santo, dame el don de construir mi vida sobre la roca firme de tu amor.


Meditación del Papa


Jesús mismo reprende a sus discípulos: "¿Por qué me llamáis: ¡Señor, Señor!, y no hacéis lo que digo?". Y recurriendo a la imagen de la construcción de la casa, añade: "El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra… se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida". Queridos amigos, construid vuestra casa sobre roca, como el hombre que "cavó y ahondó". Intentad también vosotros acoger cada día la Palabra de Cristo. Escuchadle como al verdadero Amigo con quien compartir el camino de vuestra vida. Con Él a vuestro lado seréis capaces de afrontar con valentía y esperanza las dificultades, los problemas, también las desilusiones y los fracasos. Continuamente se os presentarán propuestas más fáciles, pero vosotros mismos os daréis cuenta de que se revelan como engañosas, no dan serenidad ni alegría. Sólo la Palabra de Dios nos muestra la auténtica senda, sólo la fe que nos ha sido transmitida es la luz que ilumina el camino. Benedicto XVI, Mensaje para la XXVI Jornada de la Juventud, 2011.


Reflexión


Nuestro Señor sabía algo de arquitectura, porque si alguien intenta construir en roca firme, tendrá su casa bien sólida en los días de tempestad, y si una persona quiere construir en arena no le durará su morada en pie.


Además si es verdad en la vida terrena, ¿cuanto más lo será para la vida espiritual?. En el alma los cimientos son las palabras que Cristo nos ha dejado. Por eso tenemos que leer con frecuencia el evangelio, que es en donde se recogen todas las palabras del Señor. En ellos encontraremos las fuerzas necesarias para ser fieles y tener una casa espiritual bien fundada en Cristo.


Así busquemos vivir siempre con el evangelio en la mano para cimentar bien nuestra vida y vivir fieles a Dios, siendo así ejemplo para todos nuestros hermanos.


Diálogo con Cristo


Jesús, contigo cada día es una bella oportunidad para hacer crecer mi amor por Ti y a los demás. Ayúdame a darte un «sí» en cada momento de mi vida, viviendo con la conciencia de que me creaste para ser santo y que la santidad no es sino una respuesta de amor, en cada momento del día, en lo pequeño y en lo grande.




June 26, 2013 at 11:24PM

11:08 a.m.
Saray, esposa de Abram, no le había dado hijos, pero tenía una esclava egipcia que se llamaba Agar. Y dijo Saray a Abram: «Ya que Yavé me ha hecho estéril, toma a mi esclava y únete a ella, a ver si yo tendré algún hijo por medio de ella.» Abram hizo caso a las palabras de su esposa. Abram llevaba diez años viviendo en Canaán, cuando su esposa Saray tomó a su esclava Agar y se la dio a su esposo Abram por mujer. Abram, pues, se unió a Agar, y quedó embarazada. Al notarse Agar en ese estado, comenzó a despreciar a su señora, quien dijo a Abram: «Que esta ofensa recaiga sobre ti. Yo te entregué a mi esclava por mujer, y cuando se ve embarazada, me pierde el respeto. Juzgue Yavé entre tú y yo.» Abram le contestó: «Ahí tienes a tu esclava, haz con ella como mejor te parezca.» Y como Saray la maltratara, ella huyó. La encontró el Angel de Yavé junto a una fuente de agua en el desierto (la fuente que hay en el camino de Sur), y le dijo: «Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y a dónde vas?» Ella contestó: «Estoy huyendo de Saray, mi señora.» Le replicó el Angel del Señor: «Regresa donde tu señora y ponte a sus órdenes con humildad.» El Angel de Yavé añadió: «Multiplicaré de tal manera tu descendencia, que no se podrá contar». Y el Angel le dijo: «Mira que estás embarazada y darás a luz a un hijo, al que pondrás por nombre Ismael, porque Yavé ha considerado tu miseria. El será un potro salvaje: él contra todos y todos contra él, y plantará su tienda frente a sus hermanos.» Agar dio a luz un hijo, y Abram le puso el nombre de Ismael al hijo que Agar le había dado. Abram tenía ochenta y seis años cuando Agar le dio su hijo Ismael. June 25, 2013 at 05:00PM

11:08 a.m.
¡Aleluya! Den gracias al Señor porque él es bueno, porque su amor perdura para siempre. ¿Quién contará las hazañas del Señor y hará que oigamos toda su alabanza? ¡Felices los que respetan el derecho y practican la justicia en todo tiempo! Acuérdate de mí, Señor, tú que amas a tu pueblo, que tu visita traiga tu salvación. ¡Que veamos la dicha de tus elegidos, nos alegremos con el gozo de tu pueblo y nuestro orgullo sea el de tu familia! June 25, 2013 at 05:00PM

11:07 a.m.
No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo. Aquel día muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, hemos hablado en tu nombre, y en tu nombre hemos expulsado demonios y realizado muchos milagros. Entonces yo les diré claramente: Nunca les conocí. ¡Aléjense de mí ustedes que hacen el mal! Si uno escucha estas palabras mías y las pone en práctica, dirán de él: aquí tienen al hombre sabio y prudente, que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra aquella casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre roca. Pero dirán del que oye estas palabras mías, y no las pone en práctica: aquí tienen a un tonto que construyó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se arrojaron contra esa casa: la casa se derrumbó y todo fue un gran desastre.» Cuando Jesús terminó este discurso, la gente estaba admirada de cómo enseñaba, porque lo hacía con autoridad y no como sus maestros de la Ley. June 25, 2013 at 05:00PM

11:39 p.m.
Del santo Evangelio según san Mateo 7, 15-20

Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.


Oración introductoria


Jesús, Tú nos hablas hoy de los malos profetas, pero al mismo tiempo nos hablas de nosotros. Dices que al árbol se le conoce por sus frutos, por sus obras. Que no es suficiente con ver su tronco o su follaje para conocerlo, sino que necesitamos recurrir a sus frutos: como cuando buscaste higos en la higuera. Por eso, deseo unirme a ti, para que Tú produzcas en mí frutos de amor y de entrega.


Petición


Jesús, concédeme unirme a tu Eucaristía, para que circule tu savia por mis venas, y así pueda dar frutos que salten hasta la vida eterna.


Meditación del Papa


Nosotros celebramos la Eucaristía sabiendo que su precio fue la muerte del Hijo – el sacrificio de su vida, que en ella está presente. Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, nosotros anunciamos la muerte del Señor hasta que Él vuelva, dice san Pablo (cfr Co 11,26). Pero también sabemos que de esta muerte brota la vida, porque Jesús la ha transformado en un gesto de entrega, en un acto de amor, dándole de esta forma su sentido más profundo: el amor ha vencido a la muerte. En la santa Eucaristía Él, desde la cruz, nos atrae a todos hacia Sí (Jn 12,32) y hace que nos convirtamos en los sarmientos de la vid que es Él mismo. Si permanecemos unidos a Él, entonces también nosotros produciremos frutos, y entonces ya no saldrá de nosotros el vinagre de la autosuficiencia, del descontento de Dios y de su creación, sino el vino bueno de la alegría en Dios y del amor al prójimo. Benedicto XVI, 23 de octubre 2005.


Reflexión


La unión frecuente con Cristo Eucarístico cambia forzosamente nuestra forma de pensar y de actuar. Porque, o comulgando su Cuerpo, nos convertimos, o permaneciendo en nuestras malas costumbres, dejamos de comulgarlo.

Cuando recibimos la Eucaristía, Dios nos asimila en sí mismo, nos transforma en sus sarmientos, en extensiones de su amor a los hombres. Los frutos producidos de esta ventajosa unión, son increíbles. Porque apacigua nuestros miedos, transforma nuestras tristezas en alegría, y convierte nuestros odios en Amor.


Propósito


Buscaré comulgar con mayor frecuencia, y, en la comunión del próximo domingo, le diré: "Concédeme nunca más apartarme de ti".


Diálogo con Cristo


Jesús, Tú eres la Vid en la que quiero insertarme para dar buenos frutos. Sé que por mis propias fuerzas, puedo poco; pero que unido a ti, lo puedo todo. No me deseches nunca de tu Corazón, antes bien, concédeme ser fiel a tu presencia en mi vida. "Concédeme vivir siempre tus mandamientos y no permitas que me separe de ti".


El efecto propio de este sacramento es la conversión del hombre en Cristo, para que diga con el Apóstol: Vivo, no yo, sino que Cristo vive en mí

(Santo Tomás, Coment. IV al Libro de las Sentencias, d. 12, q. 2, a. 1)



June 25, 2013 at 11:04PM

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