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Fuente: https://www.spreaker.com/user/fraynelson/365-dias-para-la-biblia-dia-133 Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura. - Día 133 de 365 1 Samuel 17 Salmo 124 Marcos 8,1-21 Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com Predicación y más oración: http://fraynelson.com/blog Seguimos el texto de la página web del Vaticano.


10:44 a.m.


¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Jesucristo vino por el agua y por la sangre; no solamente con el agua, sino con el agua y con la sangre. Y el Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad. Son tres los que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre; y los tres están de acuerdo. Si damos fe al testimonio de los hombres, con mayor razón tenemos que aceptar el testimonio de Dios. Y Dios ha dado testimonio de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios tiene en su corazón el testimonio de Dios. El que no cree a Dios lo hace pasar por mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y el testimonio es este: Dios nos dio la Vida eterna, y esa Vida está en su Hijo. El que está unido al Hijo, tiene la Vida; el que no lo está, no tiene la Vida. Les he escrito estas cosas, a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen la Vida eterna.

10:44 a.m.


¡Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión! El reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de ti. El asegura la paz en tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo. Envía su mensaje a la tierra, su palabra corre velozmente; Revela su palabra a Jacob, sus preceptos y mandatos a Israel: a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos.

10:44 a.m.


Mientras Jesús estaba en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró ante él y le rogó: "Señor, si quieres, puedes purificarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado". Y al instante la lepra desapareció. El le ordenó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: "Ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio". Su fama se extendía cada vez más y acudían grandes multitudes para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Pero él se retiraba a lugares desiertos para orar.

10:44 a.m.


Un día que Francisco estaba en la soledad orando y, llevado por su fervor estaba totalmente absorto en Dios, se le apareció Cristo en la cruz. Ante esta visión «su alma se le salió de sí» (Ct 5,6) y el recuerdo de la Pasión de Cristo le penetró tan profundamente que a partir de aquel momento difícilmente podía retener el llanto y dejar de suspirar cuando pensaba en el Crucificado; él mismo lo confesó un día poco antes de su muerte. Y es así cómo comprendió que era dirigida a él la palabra del Evangelio: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mt 16,24). Desde aquel momento se entregó al espíritu de pobreza, al gusto por la humildad y a los impulsos de una profunda piedad. Así como antiguamente no tan sólo la compañía sino el mero hecho de ver a un leproso, aunque fuera de lejos, le horrorizaba, ahora y desde aquel momento, con un perfecto olvido de sí, se entregaba a darles todos lo servicios posibles, siempre humilde y muy humano, por Cristo crucificado que, según la palabra del profeta, fue considerado y «despreciado como a un leproso» (Is 53,3).

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