Ártículos Más Recientes

11:33 p.m.


Por: H. Alexis Montiel, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, abre mis oídos, para que mi lengua proclame tu alabanza y mi corazón reciba a quien Tú me quieras mandar.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: "¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!". Pero Jesús le respondió: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Ver a la gente, a mis amigos, a mi familia, a mis compañeros, me hace pensar en cuántas veces están escuchando realmente, e inmediatamente me pregunto cuántas veces yo escucho a los demás. Es una pregunta que nos serviría a lo largo del día, ¿de cuántas personas a las que he oído hablar hoy, puedo decir que realmente que me han hablado y yo las he escuchado?

¿Pero qué tiene que ver que yo escuche a una persona o no con el Evangelio? Muy simple, creo que no podemos escuchar la palabra de Dios si no escuchamos a nuestros hermanos. Muchos dirán: pero yo sí escucho a Dios, rezo, voy a misa, estoy atento en las lecturas y el sermón… Sí, claro que está bien todo eso, pero generalmente cuando uno realmente escucha a otra persona, escucha todo lo que esta persona dice. No podemos decir que escuchamos a Dios en la oración si no lo escuchamos en los demás.

Además, nosotros como católicos, no podemos escuchar verdaderamente a los demás si no podemos escucharlos en la oración… ¿Cómo, tengo que escuchar a los demás en la oración? Pues, aunque parezca extraño, sí, hay que escuchar aquellos problemas de los demás en la oración, aquellas cosas que más nos reclaman oraciones, pues eso significa que realmente escuché a los demás, pues me hago partícipe de lo que ellos sufren. De este modo escucharé verdaderamente a Dios.

Pero para escuchar la Palabra de Dios es necesario tener también el corazón abierto para recibir la palabra en el corazón. Dios habla y nosotros escuchamos, para después poner en práctica lo que hemos escuchado. Es muy importante escuchar. Algunas veces quizá no entendemos bien porque hay algunas lecturas un poco difíciles. Pero Dios nos habla igualmente de otra manera. [Es necesario estar] en silencio y escuchar la Palabra de Dios. No os olvidéis de esto. En la misa, cuando empiezan las lecturas, escuchamos la Palabra de Dios. ¡Necesitamos escucharlo! Es de hecho una cuestión de vida, como recuerda la fuerte expresión que "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". La vida que nos da la Palabra de Dios.
(Homilía de S.S. Francisco, 31 de enero de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Voy a escuchar con mayor atención al Señor en las necesidades de los demás y llevaré estas necesidades a la oración.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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Evangelio del día lecturas sábado 13 de octubre de 2018 Semana XXVII Tiempo Ordinario Ciclo B Primera Lectura: De la carta del apóstol san pablo a los Gálatas 3,22-29 Salmo 104,2-3.4-5.6-7 R/.El Señor se acuerda de su alianza eternamente Evangelio según San Lucas 11,27-28 Lecturas del Sábado de la 27ª semana del Tiempo Ordinario Sábado, 13 de octubre de 2018 Primera lectura Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 3,22-29: La Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado, para que lo prometido se dé por la fe en Jesucristo a todo el que cree. Antes de que llegara la fe estábamos prisioneros, custodiados por la ley, esperando que la fe se revelase. Así, la ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Cristo y Dios nos justificara por la fe. Una vez que la fe ha llegado, ya no estarnos sometidos al pedagogo, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis vestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa. Palabra de Dios Salmo 104,2-3.4-5.6-7 R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. R/. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro. Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R/. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R/. Evangelio según san Lucas 11,27-28: En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.» Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.» Palabra del Señor


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