Ártículos Más Recientes

7:42 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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*”Verbum Spei”*
_”Palabra de Esperanza”_
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*3° Martes Cuaresma*
*El Evangelio de hoy*
*Mateo 18, 21-35*

En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: «Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contestó: «No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete».
Entonces les dijo Jesús: «El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar su deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.
Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

*Reflexión:*
Quizás una de las cosas de las que más adolece el mundo hoy, es de falta de misericordia. Nos hemos vuelto duros, rígidos, muchas veces intolerantes e insensibles. Es lamentable ver que algunos cristianos, que debían de estar llenos del amor misericordioso de Dios, continúan actuando como este hombre de la parábola.
Esperan sólo el momento del error del hermano para echárselo en cara. Quizás podríamos escudarnos en que buscamos su bien, que lo estamos educando, que es la única manera de que aprenda, sin embargo, esta no fue la pedagogía de Jesús, y no es la manera como nos trata el Padre. Jesús nos dijo: “Sean perfectos como el Padre Celestial es perfecto”. Y, ¿cuántos de nosotros lo somos? Y por no serlo, ¿Jesús nos desprecia o nos humilla? Ciertamente no, pues respeta nuestro proceso, nos alimenta con amor y de esta manera nos permite experimentar su misericordia.
Aprendamos a ver hacia nosotros mismos, así descubriremos toda nuestra miseria. Esta es la base para tratar a los demás con dulzura y compasión pues si, siendo lo que soy, Dios me trata con amor, con cuánta más razón lo haré yo con mis hermanos, que a decir verdad, pueden ser mejores que yo.
(Evangelización Activa).

*Oración:*
Señor Jesús, me acerco a ti con un corazón abierto, con sencillez y humildad, y con esta actitud reconozco delante de tu presencia que mucho tiempo de mi vida he permanecido lejos del camino que hiciste para mí.
Hoy te pido que, más que cualquier sacrificio, recibas mi corazón adolorido y mi espíritu humillado y arrepentido; confío en ti, Señor, y sé que no quedaré defraudado. Amén.

*Acción:*
Hoy haré un examen de conciencia profundo y honesto, y programaré mi siguiente confesión para antes de que termine este mes.
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*”Nuntium Verbi Dei”*
_”Mensaje de la palabra de Dios”_
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11:04 a.m.
Azarías, de pie en medio del fuego, tomó la palabra y oró así: No nos abandones para siempre a causa de tu Nombre, no anules tu Alianza, no apartes tu misericordia de nosotros, por amor a Abraham, tu amigo, a Isaac, tu servidor, y a Israel, tu santo, a quienes prometiste una descendencia numerosa como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Señor, hemos llegado a ser más pequeños que todas las naciones, y hoy somos humillados en toda la tierra a causa de nuestros pecados. Ya no hay más en este tiempo, ni jefe, ni profeta, ni príncipe, ni holocausto, ni sacrificio, ni oblación, ni incienso, ni lugar donde ofrecer las primicias, y así, alcanzar tu favor. Pero que nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humillado nos hagan aceptables como los holocaustos de carneros y de toros, y los millares de corderos cebados; que así sea hoy nuestro sacrificio delante de ti, y que nosotros te sigamos plenamente, porque no quedan confundidos los que confían en ti. Y ahora te seguimos de todo corazón, te tememos y buscamos tu rostro. No nos cubras de vergüenza, sino trátanos según tu benignidad y la abundancia de tu misericordia. Líbranos conforme a tus obras maravillosas, y da gloria a tu Nombre, Señor.

11:04 a.m.
Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador, Yo espero en ti todo el día, Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud: por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad. El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres.

11:04 a.m.
Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?". Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos. Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda. El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo". El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda. Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'. El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'. Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor. Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda. ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'. E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".

11:04 a.m.
La primera palabra que nuestro Señor pronunció sobre la cruz fue una oración por aquellos que le crucificaban; hizo lo que escribe San Pablo: " Cristo, en los días de su vida mortal..., presentó oraciones y súplicas " (He 5,7). Por cierto, que los crucificaban a nuestro divino Salvador no lo conocían..., porque si lo hubieran conocido no lo habrían crucificado (1Co 2,8). Nuestro Señor pues, viendo la ignorancia y la debilidad de los que le atormentaban, comenzó a excusarles y a ofrecer por ellos este sacrificio a su Padre celeste, porque la oración es un sacrificio...: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34). Qué grande era la llama de amor que ardía en el corazón de nuestro dulce Salvador, que en el culmen de sus dolores, al tiempo que la vehemencia de sus tormentos parecía quitarle el poder de rezar por sí mismo, pudo por la fuerza de su caridad olvidarse de sí mismo, pero no de sus criaturas... Quería así darnos a entender el amor que nos tenía, que no podía disminuir por ningún tipo de sufrimiento, y enseñarnos a nosotros cómo debe ser nuestro corazón con respecto a nuestro prójimo... Entonces, este divino Señor que se ha entregado para pedir perdón por los hombres, está seguro de que su petición le fue concedida, porque su divino Padre lo amaba demasiado para negarle cualquier cosa que le pidiera.

Hermanos Franciscanos

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