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10:38 p.m.
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*”Verbum Spei”*
_”Palabra de Esperanza”_
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*3° Domingo Tiempo Ordinario*
*El Evangelio de hoy*
*Marcos 1, 14-20*

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio”
Caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y a su hermano, Andrés, echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo: “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante, vio a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que estaban en una barca, remendando sus redes. Los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre con los trabajadores, se fueron con Jesús.

*Reflexión:*
La llegada del Reino de Dios es una buena noticia: Jesús pide la creación de una comunidad de discípulos que le sigan; el seguimiento es la característica que define al discípulo. Jesús pide que la vida de Dios sea vivida por los hombres en fraternidad con los demás. La conversión tiene que materializarse en la formación de comunidades cristianas. A la creación de estas comunidades dedicó Jesús todos sus esfuerzos y su actividad. La llamada de Pedro, Andrés, Santiago y Juan no es al sacerdocio, sino a ser comunidad cristiana que testimonie una forma de existencia tal que saque a los hombres del mar del egoísmo individual: “vengan conmigo y los haré pescadores de hombres”.
La llamada de Jesús es urgente y exige una respuesta sin pretexto, un seguimiento sin condiciones. Habrá que dejarlo todo si es preciso. Estos discípulos no han sido llamados solamente al Reino de Dios, sino también a ser los testigos privilegiados de Jesús y a anunciarlo después por todo el mundo. Deberán acostumbrarse ya desde ahora a la vida de Jesús, que no tiene donde reposar su cabeza. Pero comprobarán que merece la pena seguir a Jesús.

*Oración:*
Señor Jesús, tu nos estás llamando continuamente y nos invitas a ir contigo, así como tus discípulos los llamaste y respondieron a tu llamando, así hoy vienes a encontrarte conmigo. Y yo quiero estar atento para escuchar lo que me quieres decir para cumplir tu voluntad. Amén.

*Acción:*
Pensaré qué quiere Dios de mí, hoy y me esforzaré por hacer su voluntad.
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*”Nuntium Verbi Dei”*
_”Mensaje de la palabra de Dios”_
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11:09 a.m.
La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos: "Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré". Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: "Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida". Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño. Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.

11:09 a.m.
Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Muéstrame, Señor, tus caminos, enséñame tus senderos. Guíame por el camino de tu fidelidad; enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador, Yo espero en ti todo el día, Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor, porque son eternos. No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud: por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad. El Señor es bondadoso y recto: por eso muestra el camino a los extraviados; él guía a los humildes para que obren rectamente y enseña su camino a los pobres.

11:09 a.m.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia". Mientras iba por la orilla del mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que echaban las redes en el agua, porque eran pescadores. Jesús les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Y avanzando un poco, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban también en su barca arreglando las redes. En seguida los llamó, y ellos, dejando en la barca a su padre Zebedeo con los jornaleros, lo siguieron.

11:09 a.m.
    “Jesús les dijo: -Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres.” (Mc 1,17) ¡Dichoso cambio de pesca! Simón y Andrés son la pesca de Jesús. (...) Estos hombres son considerados “peces”, pescados por Cristo, antes de ir ellos a pescar a otros hombres. “Ellos dejaron inmediatamente las redes y los siguieron.” La auténtica fe no conoce la dilación. En cuanto le oyeron, creyeron, lo siguieron y se convirtieron en pescadores de hombres. “Ellos dejaron inmediatamente las redes” Pienso que en estas redes están simbolizados los vicios de la vida de este mundo que ellos abandonaron. (...)     “Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan (...). Jesús los llamó también; y ellos dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.” Me diréis: -la fe es atrevida. ¿Qué indicios tenían ellos, que señal sublime habían notado para seguirle así que los llamaba?- Nos damos cuenta, a todas luces, que algo divino emanaba de Jesús, de su mirada, de la expresión de su rostro que incitaba a los que él miraba a volverse hacia él (...). ¿Por qué digo todo esto? Para mostraros que la palabra del Señor actuaba y que a través de la palabra más insignificante, el Señor actúa: “él lo ordenó y fueron creados.” (Sal 148,5) Con la misma simplicidad con que él los llamó, ellos le siguieron (...): ”Escucha, hija, mira, inclina tu oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; el rey está prendado de tu belleza.” (Sal 44,11-12)     ¡Escucha bien, hermano, y sigue las huellas de los apóstoles! ¡Escucha la voz del Señor, ignora a tu padre por la carne, y mira el Padre verdadero de tu alma y de tu espíritu! (...) Los apóstoles dejaron a su padre, dejaron la barca, dejaron todas sus riquezas de entonces. Abandonaron el mundo y sus innumerables riquezas, renunciaron a todo lo que poseyeron. Pero no es la cantidad de las riquezas lo que Dios considera, sino el alma de aquel que renuncia. Los que han abandonado poca cosa, sin embargo, hubieran renunciado también a grandes fortunas si se hubiera dado el caso.

Hermanos Franciscanos

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