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El Evangelio del Día se envía, en las condiciones técnicas adecuadas, un día antes de la fecha correspondiente, por la noche.


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El Evangelio del Día vía Whatsapp

El servicio del Evangelio del día vía Whatsapp nació en el año 2015 como una necesidad sentida de llevar la Palabra de Dios a través de las redes sociales y más especialmente a los teléfonos móviles de las personas del mundo de habla hispana, a través de las aplicaciones de mensajería telefónica Whatsapp y Telegram.

El servicio inicio y es promovido por hermanos de la Orden Franciscana Seglar que desinteresadamente dan su tiempo para llevar la Palabra de Dios en las redes sociales.

Las limitadas características técnicas de Whatsapp impidieron desde un principio poder brindar un servicio efectivo, especialmente en los casos de la integración de Grupos, donde los usuarios consideran ese tipo de opciones de Whatsapp como un espacio para conocer personas, chatear, enviarse mensajes y convertir esos espacios en Foros de Discusión.

En el servicio del El Evangelio del Día, los grupos Whatsapp se consideran todo lo contrario: Son Grupos para el silencio. Grupos que sirven como receptáculo de archivos de audio con el Evangelio del día y su reflexión, por una o diversas voces autorizadas por la Iglesia Católica, especialmente sacerdotes, obispos o el Papa mismo.

Con estas realidades generadas en el caminar iniciado en el 2015, ayúdenos a Evangelizar y comparta nuestro número telefónico del Evangelio del día vía Whatsapp: 442 863 5007.

Inscríbete a El Evangelio del día en audio, vía Whatsapp. Consulte las Reglas de uso de nuestro servicio que le serán enviadas y respete el SILENCIO ABSOLUTO en el grupo.

Paz y Bien.

11:48 p.m.

Por: H. Rogelio Suárez, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, aumenta mi fe, para creer con sentimientos vivísimos, que Tú te has quedado realmente en el sacramento de la eucaristía para saberme amado por Ti, y que en este preciso momento estás aquí conmigo, me estás acompañando, estás a mi lado y quieres compartir este momento de oración junto a mí. Señor, aumenta mi esperanza para saberme acompañado por tu gran misericordia y que, algún día, yo llegaré a ese cielo que Tú me prometiste; pero ayúdame a esperar con fidelidad, pues Tú sabes de qué estoy hecho y sabes que te puedo fallar, mas dame la fuerza necesaria para no hacerlo. Señor, aumenta mi caridad, primero para amarte a Ti por encima de todo, de mis vanidades, de mi orgullo, de mi propio amor; y a mi prójimo que pueda y aprenda amarlo en Ti, con un amor puro, desinteresado, que pueda buscarle no por lo que me pueda dar, sino por lo que es, tu hijo y mi hermano, sabiendo que juntos estamos llamados a ser santos y llegar a la patria celestial.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según Lucas 2, 36-40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. (Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño). Ana se acercó, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia del Dios estaba con él.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Parece que Ana tenía muy claro lo primordial, lo que es esencial y a lo que estamos llamados todos nosotros:"Servir a Dios nuestro Señor". Ella, después de haber quedado viuda, después de entregar su único amor terrenal (marido), quiere buscar a Aquél que da la verdadera felicidad en esta tierra, y en la eternidad, de una manera inexplicable. Y yo, ¿qué estoy dispuesto a dejar para entregarle mi felicidad a Jesús para que pueda transformarla en felicidad verdadera? Cristo conoce muy bien toda mi entrega, todos mis pequeños sacrificios, mis molestias, mis dolores, puesto que mi dolor es también el dolor de Cristo. De ahí que Ana experimenta gran alegría al ver al niño Jesús, al tenerle en los brazos, al contemplar su rostro, al saber que para Cristo no es indiferente, como me pasa a mí cuando pongo mis oraciones y mis sacrificios en sus manos.

"Crecer en el Nazaret de mi hogar de la mano del niño Jesús". Lo único que sé de la infancia y juventud de Jesús por medio del Evangelio es que, "regresó a Nazaret"(Lc 2, 39) y que "el niño crecía en gracia y sabiduría delante de Dios y de los hombres" (Lc 2, 40). No debo tener miedo de traer a este Niño a mi hogar, a ir creciendo de la mano del Niño Jesús, de María santísima y san José; que ellos sean las columnas fundamentales en mi hogar para ir creciendo en gracia y santidad delante de Dios. Basta contemplar cómo hablaban, cómo rezaban, cómo era el trato que tenía entre ellos y preguntarme, ¿cómo estoy creciendo en mi hogar?

Pondré todas las intenciones en manos de María Santísima, para que ella las presente a su Hijo y me conceda las gracias que tanto necesito.

Cuando las familias tienen hijos, los forman en la fe y en sanos valores, y les enseñan a colaborar en la sociedad, se convierten en una bendición para nuestro mundo. La familia puede ser bendición para el mundo. El amor de Dios se hace presente y operante a través de nuestro amor y de las buenas obras que hacemos. Extendemos el reino de Cristo en este mundo. Y al hacer esto, somos fieles a la misión profética que hemos recibido en el bautismo. Durante este año, […], os pediría, como familias, que fuerais especialmente conscientes de vuestra llamada a ser discípulos misioneros de Jesus. Esto significa estar dispuestos a salir de vuestras casas y atender a nuestros hermanos y hermanas más necesitados.
(Homilía de S.S. Francisco, 16 de enero de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré una visita al Niño Jesús y le daré la prioridad en mi vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:27 a.m.
Hijos, les escribo porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Jesús. Padres, les escribo porque ustedes conocen al que existe desde el principio. Jóvenes, les escribo porque ustedes han vencido al Maligno. Hijos, les he escrito porque ustedes conocen al Padre. Padres, les he escrito porque ustedes conocen al que existe desde el principio. Jóvenes, les he escrito porque son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ustedes, y ustedes han vencido al Maligno. No amen al mundo ni las cosas mundanas. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, la codicia de los ojos y la ostentación de la riqueza.- Todo esto no viene del Padre, sino del mundo. Pero el mundo pasa, y con él, sus deseos. En cambio, el que cumple la voluntad de Dios permanece eternamente.

11:27 a.m.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos, aclamen la gloria y el poder del Señor; aclamen la gloria del nombre del Señor. Entren en sus atrios trayendo una ofrenda. aclamen la gloria del nombre del Señor. Entren en sus atrios trayendo una ofrenda. aclamen la gloria del nombre del Señor. Entren en sus atrios trayendo una ofrenda, adoren al Señor al manifestarse su santidad: ¡que toda la tierra tiemble ante él! Digan entre las naciones: “¡El Señor reina! el mundo está firme y no vacilará. El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.

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