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12:54 p.m.
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              *”Verbum Spei”*

      _”Palabra de Esperanza”_

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*3° Jueves Adviento*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 1, 39-45*
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.

*Reflexión:*

No sé si has pensado que, hace más de 2000 años, una jovencita de apenas 15 años, dejó la comodidad de su casa, se unió a una caravana, caminó durante unos 5 días en medio de los peligros naturales que conlleva naturalmente hacer un recorrido por el desierto, y que hizo todo esto para ir a visitar a su prima, para ir a asistirla en su gravidez.

Me parece importante, ante la inminencia de la Navidad, que pensemos en todo lo que hizo María Santísima, mientras que nosotros, que contamos con nuestro propio automóvil, con medios de comunicación mucho más seguros, las distancias que recorremos no son tan largas y, aparte no somos unos chiquillos como ella, sin embargo, no somos capaces de ir a visitar a nuestros familiares y amigos enfermos o necesitados.

Toda nuestra vida acelerada se nos va en visitar los grandes almacenes, en detallar la fiesta de Navidad, en tanta superficialidad.

El texto que hemos leído nos dice que Isabel se alegró grandemente apenas oyó la voz de su prima, imagina cuánta alegría podría causar tu saludo a ese pariente al que tienes tanto tiempo de no ver, máxime si está enfermo o cruza por un período difícil de su vida.

La Navidad nos recuerda que, al igual que María, Jesús vino del cielo a visitarnos, para llenar nuestra vida de felicidad; haz, pues, tú lo mismo.

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Padre lleno de amor, que has querido participar de la vida humana para así hacernos partícipes de tu vida divina, haz que vivamos con ánimo agradecido por este don que nos has dado y que, nuestra gratitud, nos lleve a vivir como Jesús, en la gratitud para contigo y en el servicio y la solidaridad con el hermano que sufre y llora.
*Acción:*

Hoy llevaré la presencia amorosa de Dios a mis hermanos que sufren, a través de mi apoyo, comprensión y servicio. 

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      *”Nuntium Verbi Dei”*

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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10:52 a.m.
Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un novillo de tres años, una medida de harina y un odre de vino, y lo condujo a la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el novillo, se lo llevaron a Elí. Ella dijo: "Perdón, señor mío, ¡por tu vida, señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor. Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y él me concedió lo que le pedía. Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a él; para toda su vida queda cedido al Señor". Después se postraron delante del Señor.

10:52 a.m.
Mi corazón se regocija en el Señor, tengo la frente erguida gracias a mi Dios. Mi boca se ríe de mis enemigos, porque tu salvación me ha llenado de alegría. El arco de los valientes se ha quebrado, y los vacilantes se ciñen de vigor; los satisfechos se contratan por un pedazo de pan, y los hambrientos dejan de fatigarse; la mujer estéril da a luz siete veces, y la madre de muchos hijos se marchita. El Señor da la muerte y la vida, hunde en el Abismo y levanta de él. El Señor da la pobreza y la riqueza, humilla y también enaltece. El levanta del polvo al desvalido y alza al pobre de la miseria, para hacerlos sentar con los príncipes y darles en herencia un trono de gloria; porque del Señor son las columnas de la tierra y sobre ellas afianzó el mundo.

10:52 a.m.
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz". Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre". María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.

10:52 a.m.
Que en todos resida el alma de María para glorificar al Señor; que en todos resida el espíritu de María para exultar en Dios. Si bien es cierto que, físicamente, no hay más que una Madre de Cristo, por la fe Cristo es el fruto de todos, porque toda alma recibe al Verbo de Dios con la condición de permanecer sin mancha, preservada, desde el momento que sea, del mal y del pecado, guardando la castidad en una inalterada pureza. Así pues, toda alma que llega a este estado exalta al Señor, igual que el alma de María exaltó al Señor y su espíritu se estremeció en Dios Salvador. En efecto, el Señor fue magnificado tal como lo habéis leído en otra parte: “Proclamad conmigo la grandeza del Señor” (Sl 33,4). No porque la palabra humana pueda añadir algo al Señor, sino porque él crece en nosotros. Porque “Cristo es la imagen de Dios” (2C 4,4), y así el alma que hace alguna cosa justa y religiosa, proclama esta imagen de Dios, a semejanza de quien ella ha sido creada. Entonces, proclamándola, en cierta forma participa de su grandeza y se eleva; parece que reproduce en ella esta imagen a través del esplendor de los colores de sus buenas obras y, hasta cierto punto, la copia por sus virtudes.

Hermanos Franciscanos

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