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1:53 a.m.
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                *”Verbum Spei”*

         _”Palabra de Esperanza”_

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*22° Lunes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 4, 16-30*
En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír”.

Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: “¿No es éste el hijo de José?”

Jesús les dijo: “Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm”.

Y añadió: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria”.

Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí.

*Reflexión:*

Indudablemente, el lugar más difícil para dar testimonio es nuestra propia casa, nuestro propio ambiente; sin embargo, no por ello debemos dejar de hacer nuestro mejor esfuerzo para que Jesús sea conocido, ya que el día de nuestro bautismo se cumplieron para nosotros las mismas palabras del profeta, pues hemos sido llenos del Espíritu Santo.

Cada cristiano es enviado a proclamar la libertad a los cautivos, a los que viven presos del pecado y del egoísmo; a dar la vista a los ciegos, a los que no se dan cuenta de lo hermoso que es vivir en gracia en este mundo maravilloso que Dios creó para nosotros. A liberar también a los oprimidos por la angustia y la desesperación que causa el materialismo y a proclamar el año de gracia del Señor, es decir, un tiempo propicio para regresar a Dios. Que el Señor nos conceda la gracia y el valor de ser profetas en nuestros propios ambientes. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, te pido que me concedas vivir en ti mientras paso por este mundo, pero mi mayor anhelo es vivir eternamente en tu presencia, disfrutar de tu abrazo y amor sin final; enséñame a vivir en tu Reino desde este tiempo para que, cuando llegue el día de mi último aliento, sólo sea un cambio hacia la plenitud y la eternidad. Amén.
*Acción:* 

Hoy buscaré acercarme a algún compañero o compañera de trabajo que vea alejado o excluido para trasmitirle la Buena Noticia del Evangelio.

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      *”Nuntium Verbi Dei”*

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:29 p.m.

Por: H. Javier Castellanos, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

"A Ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado.

Tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí;

Ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve,

Tú que eres mi roca y mi baluarte; por Tu nombre dirígeme y guíame.

A tus manos encomiendo mi espíritu: Tú, el Dios leal, me librarás." (Salmo 30)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 4,16-30

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desarrollándolo, y encontró el pasaje donde estaba escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.

Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír".

Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: "¿No es éste el hijo de José?".

Jesús les dijo: "Seguramente me dirán aquel refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm' ".

Y añadió: "Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria".

Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio de la montaña, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hoy se cumple la Escritura. Realmente. Cristo quiere cumplir todas estas profecías en mi propia vida. Él está aquí, frente a mí, ungido con el Espíritu que renueva todas las cosas. Él quiere tocar mi vida y transformarla, traer la redención precisamente en ese lugar de mi alma que necesita la gracia de Dios.

Él quiere llenar la pobreza del mundo con el tesoro del Evangelio. Él quiere devolver la vista a quien se siente a oscuras. Él quiere poner en libertad a todos los oprimidos y cautivos por el error y el pecado. A todos nos cuesta reconocernos limitados e imperfectos, pero podemos tener plena confianza delante del mejor Amigo. Abramos nuestro corazón a Él y compartamos con Cristo cuáles son nuestras pobrezas, nuestros puntos de oscuridad y confusión, aquello que nos oprime o esclaviza, impidiéndonos ser libres para amar a Dios y a nuestros hermanos. Si Él quiere y puede salvarnos, ¿por qué no darle la oportunidad de hacerlo?

Tal vez no nos cuesta tanto abrir nuestro corazón. Y entonces, sin querer, podemos poner un segundo obstáculo: refugiarnos en la rutina. Cuando decimos que ya conocemos a Jesús demasiado bien, que ya sabemos qué podemos esperar de Él, entonces nos hemos hecho un Jesús a nuestra medida, y no es ya el verdadero Jesús. Porque Jesús es un amigo impredecible. Le gusta romper esquemas y preparar sorpresas. Le gusta sacar la bendición ahí donde abundaban problemas, hacer de la cruz la fuente de la vida, convertir en gozo lo que era oscuridad y dolor. Pero para esto hay que confiar incondicionalmente, que significa firmarle el cheque en blanco. Significa no huir de la oscuridad, la cruz o los problemas, sino afrontarlos con la esperanza puesta en su amor y su gracia. Hay que actuar en esas situaciones poniendo lo mejor de nosotros mismos, pero sabiendo que Él también pondrá lo mejor de su parte. Para el hombre y mujer que confía, Él cumple todas sus promesas de redención.

La Buena Noticia puede parecer una expresión más, entre otras, para decir "Evangelio": como buena nueva o feliz anuncio. Sin embargo, contiene algo que cohesiona en sí todo lo demás: la alegría del Evangelio. Cohesiona todo porque es alegre en sí mismo. La Buena Noticia es la perla preciosa del Evangelio. No es un objeto, es una misión. Lo sabe el que experimenta "la dulce y confortadora alegría de anunciar".
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré acercarme a algún compañero o compañera de trabajo que vea alejado o excluido para trasmitirle la Buena Noticia del Evangelio.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:26 a.m.
No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen esperanza. Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él. Queremos decirles algo, fundados en la Palabra del Señor: los que vivamos, los que quedemos cuando venga el Señor, no precederemos a los que hayan muerto. Porque a la señal dada por la voz del Arcángel y al toque de la trompeta de Dios, el mismo Señor descenderá del cielo. Entonces, primero resucitarán los que murieron en Cristo. Después nosotros, los que aún vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos al cielo, sobre las nubes, al encuentro de Cristo, y así permaneceremos con el Señor para siempre. Consuélense mutuamente con estos pensamientos.

11:26 a.m.
Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos. Porque el Señor es grande y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses. Los dioses de los pueblos no son más que apariencia, pero el Señor hizo el cielo. Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él; regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque. Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra: Él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.

Hermanos Franciscanos

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