Ártículos Más Recientes

11:02 a.m.

Por: H. Rubén Tornero, L.C. | Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, una vez más estoy aquí, en tu presencia. Sólo vengo a rendirme a tus pies, a decirte que te amo y que te necesito. Todo mi ser te anhela. Mi alma está sedienta de Ti como una tierra árida que necesita y añora el agua.

Mi corazón está inquieto, busca una felicidad que no se acabe, un amor que jamás termine, una belleza que nunca se marchite…en resumidas cuentas, busco tu rostro. ¡Muéstrame tu rostro! Deseo descubrirte en cada segundo y circunstancia de mi vida. Ayúdame, pues yo te busco…pero sólo Tú puedes encontrarme. Ayúdame a escuchar tu voz.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 5, 1-16

Era un día de fiesta para los judíos, cuando Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina llamada Betesdá, en hebreo, con cinco pórticos, bajo las cuales yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban la agitación del agua. Porque el ángel del Señor descendía de vez en cuando a la piscina, agitaba el agua y, el primero que entraba en la piscina, después de que el agua se agitaba, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera. Entre ellos estaba un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.

Al verlo ahí tendido y sabiendo que llevaba mucho tiempo en tal estado, Jesús le dijo: "¿Quieres curarte?". Le respondió el enfermo: "Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua. Cuando logro llegar, ya otro ha bajado antes que yo". Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y anda". Al momento el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar.

Aquel día era sábado, por eso los judíos le dijeron al que había sido curado: "No te es lícito cargar tu camilla". Pero él contestó: "El que me curó me dijo: "Toma tu camilla y anda". Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te dijo: "Toma tu camilla y anda?". Pero el que había sido curado no lo sabía, porque Jesús había desaparecido entre la muchedumbre. Más tarde lo encontró Jesús en el templo y le dijo: "Mira, ya quedaste sano. No peques más, no sea que te vaya a suceder algo peor". Aquel hombre fue y les contó a los judíos que el que lo había curado era Jesús. Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Jesús, hoy quiero contemplarte y oír lo que quieres decirme. Es de mañana. Te miro mientras entras en el templo. Cojos, ciegos, paralíticos… todos enfermos, esperando que el agua de la piscina se agite. Miras a cada uno. Tu mirada tierna y compasiva va recorriendo a todos los presentes... hasta que se detiene en uno. Es un hombre, enfermo desde hace 38 años. No tiene más que la vieja camilla donde reposa sus miembros. Lleva mucho tiempo intentando quedar sano. Quizá ha gastado todo su dinero en remedios inútiles, tal vez dolorosos, y quién sabe si en lugar de mejorar, ha empeorado. Quizá ha perdido toda su fortuna buscando sanar, hasta el punto que no tiene más posesión que la camilla sobre la que yace.

¿Dónde están sus familiares?, ¿dónde sus amigos? Todos lo han abandonado... y lleva 38 años así. Tu mirada se detiene en este hombre y le haces una pregunta que parecería obvia: «¿quieres quedar sano?» ¿Cómo preguntas eso Jesús?, ¿no te das cuenta de su lamentable estado? El enfermo no te responde directamente, sino que hace alusión a su soledad y a la imposibilidad de llegar a la piscina. Tú lo miras lleno de compasión y le dices: «levántate, toma tu camilla y anda»… ¿Qué sentido tiene, Jesús, llevar su camilla ahora que ya no la necesita?

Me miras a los ojos Jesús, y en lo profundo de mi corazón, escucho tu voz que me dice: "Tú eres ese hombre enfermo, paralizado por el pecado. Sediento de amor, has tratado de mitigar tu sed a base de cosas, personas, sensaciones, placeres... y no obstante, la sed y el vacío que he sentido no sólo no ha desaparecido, sino que se han acrecentado. Llevas mucho tiempo tratando de superar por tus propias fuerzas ese pecado, odio o situación que te lastima y te impide ser libre y feliz. ¿Quieres curarte? Déjame actuar. Quiero sanarte, quiero hacerte feliz. No importa si parece que nada ni a nadie puede llenar el vacío infinito que experimentas. Estoy aquí, a tu lado. No estás solo. Yo puedo curarte. Solamente te pido que tomes tu camilla y camines. Ya sé que te parece raro, pero confía en mí. En tu caminar encontrarás tantos heridos por el pecado, tantos envenenados por el odio... Cárgalos. Sé testigo de misericordia y verás que esa camilla que para ti fue un peso, para otros será una bendición... como bendición será en breve mi cruz. ¡Anda! Levántate, toma tu camilla y camina a mi lado."

También le dice al paralítico de la piscina de Betesda: "No peques más". Pero a este, que se justificaba con las cosas tristes que "le sucedían", que tenía una psicología de víctima -la mujer no-, lo pincha un poco con eso de que "no sea que te suceda algo peor". Aprovecha el Señor su manera de pensar, aquello que teme, para sacarlo de su parálisis. Lo persuade con el susto, digamos. Así, cada uno tenemos que escuchar este "no peques más" de manera honda, personal. Esta imagen del Señor, que pone a caminar a la gente, es muy suya: él es el Dios que se pone a caminar con su pueblo, que lleva adelante y acompaña nuestra historia. Por eso, el objeto al que se dirige la misericordia es muy preciso: es hacia aquello que hace que un hombre o una mujer no caminen en su lugar, con los suyos, a su ritmo, hacia donde Dios los invita a andar.
(Homilía de S.S. Francisco, 2 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a animar a quien vea desanimado.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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10:43 a.m.
Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí. Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir las herencias devastadas, para decir a los cautivos: "¡Salgan!", y a los que están en las tinieblas: "¡Manifiéstense!". Ellos se apacentarán a lo largo de los caminos, tendrán sus pastizales hasta en las cumbres desiertas. No tendrán hambre, ni sufrirán sed, el viento ardiente y el sol no los dañarán, porque el que se compadece de ellos los guiará y los llevará hasta las vertientes de agua. De todas mis montañas yo haré un camino y mis senderos serán nivelados. Sí, ahí vienen de lejos, unos del norte y del oeste, y otros, del país de Siním. ¡Griten de alegría, cielos, regocíjate, tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor consuela a su pueblo y se compadece de sus pobres! Sión decía: "El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí". ¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!

10:43 a.m.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. Tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados. El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquellos que lo invocan, de aquellos que lo invocan de verdad.

10:43 a.m.
Jesús dijo a los judíos: "Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo". Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre. Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: "Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados. Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere. Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán. Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella, y le dio autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre. No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio. Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.

10:43 a.m.
     Nos gustaría explicar cómo son igualmente verdaderos estos textos: aquel  del Génesis donde está escrito que Dios descansó  el séptimo día de todo lo que había creado y aquel texto del Evangelio  donde  el Señor, por quien fueron hechas todas las cosas dijo: "Mi padre sigue creando hasta ahora, y yo también continúo creando"...El precepto del sábado fue prescrito a los judíos para prefigurar el descanso  espiritual que Dios prometió a los fieles que hicieran buenas obras. Descanso que el Señor Jesucristo... confirmó por el misterio de su sepultura. Porque es el sábado el día en que Él reposó en la tumba... cuando ya había realizado todas sus obras...      Uno puede pensar que Dios descansó de crear varios tipos de criaturas, porque seguidamente  no creó nuevas especies, pero... no, incluso en este séptimo día, no ha dejado de gobernar  el cielo, la tierra y todos los otros seres que había creado; sino, inmediatamente todo se hubiera hundido en la nada. Porque el poder del creador, la fuerza del Todopoderoso, es la causa por la que subsiste toda criatura... No es Dios como un arquitecto: se termina la casa, éste se va... el trabajo permanece; por el contrario, el mundo no podría subsistir, ni un simple abrir y cerrar de ojos, si Dios le retira su apoyo...      Esto es lo que dice el apóstol Pablo, cuando fue a anunciar el evangelio a los Atenienses : « En Él vivimos, nos movemos y existimos" » ... En efecto no estamos en Dios como su propia sustancia, en el sentido que Él dijo que "tenía vida en sí mismo"; por lo tanto, puesto que somos otra cosa que Él, no podemos estar en Él :"Su Sabiduría se extiende con fuerza de uno al extremo del mundo  y rige el universo" (Sb 8.1)...      Las obras buenas que Dios ha hecho (Gn 1,31), nosotros las vemos; su descanso, lo veremos después de haber hecho nuestras buenas obras.

Hermanos Franciscanos

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