Ártículos Más Recientes

11:38 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*1° Semana Navidad*

*27 Diciembre*

*El Evangelio de hoy*

*Juan 20, 2-9*
El primer día después del sábado, María Magdalena vino corriendo a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corría más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el suelo, pero no entró.

En eso llegó Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos.

*Reflexión:*

La tradición cristiana nutrida del NT, ha llamado siempre a Juan el discípulo amado. Esta tradición nace con el mismo evangelio de Juan, dado que para este evangelista, en su tradición sólo hay un Juan, el bautista. Su evangelio no menciona la vocación de Santiago y Juan hijos de Zebedeo, pero la presupone cuando habla de los dos discípulos a los que Juan el bautista incita a seguir a Jesús, quienes fueron con Él y se quedaron a su lado aquel día.

Juan es el símbolo del enamorado de Jesús, del fiel devoto y seguidor suyo, aquél que encuentra en Jesús el sentido de su vida y la razón de su existir; del mismo modo que lo fue María Magdalena entre las mujeres. A ese amor incondicional a Jesús se corresponde el título de “discípulo amado”. Pero, llama la atención que a pesar de ser éste el discípulo a quien Jesús amaba, la iglesia siempre fue consciente del lugar de Pedro.

Juan es el amado, pero Pedro es el elegido; Juan es el contemplativo, pero Pedro es el arrojado; Juan es el místico, pero Pedro es el fiel. Jesús nos muestra que el amor es el complemento de la convicción. Amar y ser amado por Dios es sólo un lado de la moneda; la otra es el amor en acción, la entrega, la oblación, la donación. Juan es el símbolo del enamorado de Dios y del amado de Dios, pero siempre es presentado al lado de Pedro para recordarnos que el amor es también acción. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, quiero tener una vida llena de tu amor, que cada día pueda experimentar las maravillas de vivir en tu Reino y de tener tu favor, enséñame a transmitir ese gozo y felicidad que es producto de vivir en tu querer. Amén.
*Acción:* 

Hoy juntaré a mi familia y compartiremos lo grande que es Dios. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:43 a.m.
Queridos hermanos: Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos. Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado. Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa.

11:43 a.m.
¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono. Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. Nace la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, en el Señor y alaben su santo Nombre.

11:43 a.m.
El primer día de la semana, María Magdalena corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.

11:43 a.m.
Pienso que los cuatro evangelios son los elementos esenciales de la fe de la Iglesia, y pienso que las primicias de los evangelios se encuentran... en el evangelio de Juan que, para hablar de aquello donde otros hicieron la genealogía, comienza por el que no la tiene. En efecto, Mateo, escribiendo para los judíos que esperan al hijo de Abraham y de David, dice: " Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham " (1,1); y Marcos, sabiendo bien lo que escribe, pone: " Principio del Evangelio " (1,1). El fin del Evangelio la encontramos en Juan: este es " el Verbo que estaba al principio ", la Palabra de Dios (1,1). Pero Lucas, también reserva para el que reposó en el pecho de Jesús (Jn 13,25) los discursos más grandes y más perfectos sobre Jesús. Ninguno de ellos mostró su divinidad de manera tan absoluto como Juan, que le hace decir: "Yo soy la luz del mundo ", "Yo soy el camino, la verdad y la vida ", "Yo soy la resurrección ", " Yo soy la puerta", "Yo soy el buen pastor " (8,12; 14,6; 11,25; 10,9.11) y, en el Apocalipsis, " Yo soy el alfa y el omega, el principio y el fin, el primero y el último " (22,13). Hay que atreverse a decir que, de todas las Escrituras, los Evangelios son las primicias y que, entre los evangelios, las primicias son las de Juan, y nadie lo puede entender si no estuvo recostado en el pecho de Jesús y si no recibió de Jesús a María, como madre (Jn 19,27)... Cuando Jesús le dice a su madre: " he aquí a tu hijo " y no: " he aquí, que este hombre es también tu hijo ", es como si le dijera: " he aquí, a tu hijo a quien diste a luz". En efecto, quien llega a la perfección "no vive en él, sino que es Cristo quien vive en él " (Ga 2,20)... ¿Todavía es necesario decir, qué inteligencia nos hace falta tener, para interpretar dignamente la palabra depositada en las vasijas de arcilla (2 Co 4,7 )de un lenguaje ordinario? ¿En esta carta que puede ser leída por cualquiera, esta palabra se vuelve audible para los que prestan sus oídos? Porque, para interpretar con exactitud el evangelio de Juan, hay que poder decir en toda verdad: " Nosotros, tenemos el pensamiento del Cristo, para conocer las gracias que Dios nos ha concedido " (1 Co 2,16.12).

Hermanos Franciscanos

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