Ártículos Más Recientes

12:29 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

        _”Palabra de Esperanza”_

       

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*34° Viernes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 21, 29-33*
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación: “Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse”.

*Reflexión:*

Al terminar nuestro ciclo litúrgico, la Iglesia nos trae a la memoria la palabra de Jesús: “El tiempo pasará pero mis palabras no pasarán”. Han pasado casi dos mil años desde que Jesús anunció esto a sus discípulos y podemos ver cuán estable es la Palabra de Dios, pues todavía sigue siendo la luz de los corazones que se dejan iluminar por ella.

El Reino está realmente cerca, pero esta cercanía no se refiere únicamente a la cuestión cronológica, sino a la vecindad que hay entre éste y nosotros. Basta dejarse llenar de esta luz de Dios, luz que viene de la Revelación, para que se abra ante nosotros el panorama del Reino. 

Dios está con nosotros y nos acompañará hasta el final de los siglos. Estemos atentos a las manifestaciones de Dios en nuestra vida y dejemos que esta Palabra que no pasa, sea siempre nuestra fuente de sabiduría y manjar del corazón.

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, hoy me dices que tu Reino está cerca pero… no lo veo, no lo escucho, no sé dónde buscar. No sé cómo preparar mi corazón  para ese momento, ayúdame a saber interpretar los signos de los tiempos. Amén.
*Acción:*

La palabra de Dios, no dejará de cumplirse, por esta razón debemos vivir este día en clave de espera; amando cada momento, cada acontecimiento, sea malo o bueno. Siendo expertos en la experiencia de Dios.

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:30 p.m.

Por: H. Adrián Olvera de la Cruz LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, te agradezco por un nuevo día en el que me das la gracia de ser testigo de tu amor. Hoy, como ayer, me doy cuenta que sigo siendo débil y mis deseos de ser mejor para Ti no corresponden muchas veces a la realidad, sin embargo no me dejes olvidar que mi debilidad y mi flaqueza son siempre objeto de tu misericordia y de tu infinito amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación: "Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

En nuestra vida siempre hay días, llamadas, momentos… que son muy importantes, y casi siempre van acompañados de una previa preparación. Qué me pondré… qué llevaré… cómo lo diré; qué haré… son palabras que salen casi espontáneamente de nuestra boca o que vienen repentinamente a nuestra mente.

Señor, hoy me dices que tu Reino está cerca pero… no lo veo, no lo escucho, no sé dónde buscar. No sé cómo preparar mi corazón  para ese momento que sé es infinitamente más importante que cualquier otro día, llamada o compromiso.

Busco los frutos en los árboles, en mi día a día y muchas veces no encuentro nada, Señor. Muchas veces me encuentro con árboles pero… están sin fruto; me encuentro con otoños que parecen no acabar… no sé cómo… qué puedo esperar.

Sin embargo, escucho muy dentro de mí que me dices: vuelva a mirar otra vez… que tu Reino aquí está, que los otoños pasan y si se ven más de cerca los arboles sin hojas… también tienen su belleza. Me dices que la preparación está en mí día a día. Que todos los días vienes a visitarme en cada Eucaristía y la mejor forma de prepararme es… el amor. En recibirlo y en darlo.

Me haces ver la vida con sus encantos y trabajos; con sus otoños y veranos, como una espera en la que la mejor forma de preparación es el amor.

Dame la gracia, Señor, de vivir el hoy en esa clave de espera; amando cada momento, cada acontecimiento, sea malo o bueno, pues eso pasará, pero tu amor siempre permanecerá.

«También en nuestros días no faltan las calamidades naturales y morales, y tampoco la adversidad y las desgracias de todo tipo. Todo pasa —nos recuerda el Señor—; sólo Él, su Palabra permanece como luz que guía, anima nuestros pasos y nos perdona siempre, porque está al lado nuestro. Sólo es necesario mirarlo y nos cambia el corazón. Que la Virgen María nos ayude a confiar en Jesús, el sólido fundamento de nuestra vida, y a perseverar con alegría en su amor.»
(Homilía de S.S. Francisco, 15 de noviembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Vivir mi día en clave de amor, es decir, tratando de hacer un acto de caridad hacia los demás para que mi corazón esté más dispuesto a recibirlo en la Eucaristía.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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11:14 a.m.
Yo, Juan, vi que un Angel descendía del cielo, llevando en su mano la llave del Abismo y una enorme cadena. El capturó al Dragón, la antigua Serpiente -que es el Diablo o Satanás- y lo encadenó por mil años. Después lo arrojó al Abismo, lo cerró con llave y lo selló, para que el Dragón no pudiera seducir a los pueblos paganos hasta que se cumplieran los mil años. Transcurridos esos mil años, será soltado por un breve tiempo. Entonces vi unos tronos, y los que se sentaron en ellos recibieron autoridad para juzgar. También vi las almas de los que habían sido decapitados a causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a todos los que no habían adorado a la Bestia ni a su imagen, ni habían recibido su marca en la frente o en la mano. Ellos revivieron y reinaron con Cristo durante mil años. Después vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Ante su presencia, el cielo y la tierra desaparecieron sin dejar rastros. Y vi a los que habían muerto, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Fueron abiertos los libros, y también fue abierto el Libro de la Vida; y los que habían muerto fueron juzgados de acuerdo con el contenido de los libros; cada uno según sus obras. El mar devolvió a los muertos que guardaba: la Muerte y el Abismo hicieron lo mismo, y cada uno fue juzgado según sus obras. Entonces la Muerte y el Abismo fueron arrojados al estanque de fuego, que es la segunda muerte. Y los que no estaban inscritos en el Libro de la Vida fueron arrojados al estanque de fuego. Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más. Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.

11:14 a.m.
Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente. Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios. ¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación! pasan por las murallas una a una, hasta presentarse a Dios en Sión.

Hermanos Franciscanos

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