domingo 23 Octubre 2016 : Commentary San Bernardo

*”Verbum Spei”*
_”Palabra de Esperanza”_
*29° Sábado Tiempo Ordinario*
*El Evangelio de hoy*
*Lucas 13, 1-9*
En aquel tiempo algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se arrepienten, perecerán de manera semejante”.
Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente? El viñador le contestó: Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono para ver si da fruto; si no, el año que viene la cortaré”.
*Reflexión:*
Un pasaje lleno de enseñanzas nos presenta la liturgia de hoy, pues Jesús nos invita a reflexionar en si nuestra vida verdaderamente ha cambiado; si verdaderamente hemos entrado en un proceso de conversión o somos como la higuera de la parábola. Jesús quiere nuestra conversión, pues esta es la única manera de agradar a Dios en esta vida y aseguraremos nuestra estancia en el cielo.
Nos ha insistido sobre esto de muchas maneras: nos ha invitado a retiros, a pláticas en la Iglesia; nos ha enviado amigos para hablarnos de su amor y de su plan de salvación y quizás nuestra respuesta ha sido la del evangelio de hoy: Yo estoy bien, no necesito de esto. Esto es para los pecadores, para los que están mal, pero yo estoy bien.
Hay que revisar a conciencia nuestra relación con Dios y pensar: Si hoy fuera mi último día en la tierra, ¿encontraría el Señor frutos en mi vida? ¿Hallaría frutos de bondad, de justicia, de amor, de perdón, de paciencia? El viñador le pide una nueva oportunidad y el Señor la concede. Aprovechemos nosotros también esta oportunidad para que nuestra vida dé frutos en abundancia; esto no sólo dispondrá nuestra vida para la eternidad, sino que además, a los que viven con nosotros, los haremos inmensamente felices.
( Evangelización Activa).
*Oración:*
Señor Jesús, gracias por este nuevo día, por el don de la vida y por las gracias que me has dado. Te ofrezco este rato de oración para pedirte perdón por las veces que te he ofendido y te he olvidado, pero confío en tu misericordia y tu amor, que me levantan y me ayudan a fortalecer más mi relación contigo. Amén.
*Acción:*
Ofreceré algo que me cuesta de mi día ordinario por mi propia conversión y la de los pecadores.
*”Nuntium Verbi Dei”*
_”Mensaje de la palabra de Dios”_
Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, gracias por este nuevo día, por el don de la vida y por las gracias que me has dado. Te ofrezco este rato de oración para pedirte perdón por las veces que te he ofendido y te he olvidado, pero confío en tu misericordia y tu amor, que me levantan y me ayudan a fortalecer más mi relación contigo. Te pido aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9
En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: “¿Piensan ustedes que aquellos galileos, porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante”.
Entonces les dijo esta parábola: “Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupa la tierra inútilmente?’ El viñador le contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y a echarle abono, para ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré’”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Meditando en tus palabras, Señor, mi corazón se siente llamado a un examen sincero delante de Ti. Muchas veces caigo en la tentación de juzgar a los demás según el estado de vida que llevan, por sus errores o por sus miserias, y no me doy cuenta de que, en el fondo, yo no me encuentro “libre de culpas”. Conoces muy bien el interior del hombre y sabes que a veces puedo caer en la tentación de la soberbia, creerme superior a los demás y capaz de juzgarlos, cuando realmente no es así.
Por eso, tu invitación es clara: ¡conviértete! Que entre en lo más profundo de mi corazón y enderece el camino, levante nuevamente la mirada viendo hacia la meta, que eres Tú. Ayúdame a conocerme a fondo, reconociendo con humildad mis debilidades y pecados; ayúdame con tu gracia a que cada día pueda seguir siempre hacia donde Tú quieres.
Además, tu paciencia y tu misericordia me dan confianza para volver a comenzar. El escuchar la parábola de la higuera me hace recapacitar y me dice que Tú estás ahí para ayudarme a dar esos frutos que el Padre quiere que yo dé. Ten misericordia de mí, Señor, y dame un arrepentimiento sincero de mis pecados para así, amarte con un corazón más puro.
“Echemos un vistazo a Pablo con su valentía que proviene de este amor, y miremos a Jesús que llora sobre aquella ciudad que no es fiel. Miremos la fidelidad de Pablo y la infidelidad de Jerusalén, y al medio veamos a Jesús, su corazón, que nos ama tanto. ¿Qué podemos hacer? La pregunta: ¿me parezco más a Pablo o a Jerusalén? Mi amor por Dios es tan fuerte como el de Pablo o mi corazón es un corazón tibio como el de Jerusalén? Que el Señor, por la intercesión de san Juan Pablo II, nos ayude a responder a esta pregunta. ¡Que así sea!”
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 31 de octubre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ofreceré algo que me cuesta de mi día ordinario por la conversión de los pecadores.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.