Ártículos Más Recientes

11:22 a.m.
Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios. Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor, porque el poder del Señor es grande y él es glorificado por los humildes. No hay remedio para el mal del orgulloso, porque una planta maligna ha echado raíces en él. El corazón inteligente medita los proverbios y el sabio desea tener un oído atento.

11:22 a.m.
Pero los justos se regocijan, gritan de gozo delante de Dios y se llenan de alegría. ¡Canten a Dios, entonen un himno a su Nombre! ¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes! Su Nombre es «el Señor»: ¡griten de alegría en su presencia! Dios en su santa Morada es padre de los huérfanos y defensor de las viudas: él instala en un hogar a los solitarios y hace salir con felicidad a los cautivos, mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado. Tú derramaste una lluvia generosa, Señor: tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste; allí es estableció tu familia, y tú, Señor, la afianzarás por tu bondad para con el pobre.

11:21 a.m.
Hermanos: Ustedes, en efecto, no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad, sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando. Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne, a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección, a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.

11:21 a.m.
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola: "Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú, y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar. Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados. Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado". Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".

11:21 a.m.
Debemos vigilar la salud de nuestro prójimo con el mismo cuidado que tenemos con la nuestra, tanto si está sano como si está consumido por la enfermedad. Porque «somos un solo cuerpo en Cristo» (Rm 12,5), ricos o pobres, esclavos u hombres libres, sanos o enfermos. Para todos no hay más que una sola cabeza, principio de todo –Cristo (Col 1,18); igual que los miembros del cuerpo son unos para los otros, eso mismo es cada uno de nosotros por cada uno de sus hermanos. Es necesario, pues, no desatender ni abandonar aquellos que, antes que nosotros, han caído en un estado de debilidad que nos acecha a todos. Más que regocijarnos por nuestra buena salud, es mejor que compartamos los males de nuestros pobres hermanos... Igual que nosotros, ellos son imagen de Dios, y, a pesar de su aparente degradación, han sido más fieles que nosotros a conservar esta imagen.  En ellos, el hombre interior se ha revestido del mismo Cristo y han recibido las mismas «arras del Espíritu» (2Co 5,5); tienen las mismas leyes, los mismos mandamientos, las mismas alianzas, las mismas asambleas , los mismos misterios, la misma esperanza. Cristo que «quita el pecado del mundo» (Jn 1,29) ha muerto también por ellos. Tienen parte en la herencia de la vida celestial, ellos que han sido privados de muchos de los bienes de acá. Son los compañeros de los sufrimientos de Cristo y lo serán también de su gloria.

3:23 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

       _”Palabra de Esperanza”_

      

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*21° Sábado Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Mateo 25,14-30*
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el de los dos talentos dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el que había recibido un talento dijo: Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo. Mas su señor le respondió: Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

*Reflexión:*

En la parábola de los talentos representan los bienes del Señor, que Él nos confía para que los hagamos fructificar.

El hoyo cavado en la tierra por el siervo malo y perezozo indica el miedo a arriesgar que bloquea la creatividad y la fecundidad del amor. Porque >el miedo a los riesgos del amor nos bloquea. Jesús no nos pide que conservemos su gracia en una caja fuerte. Jesús no nos pide esto, sino más bien quiere que la usemos en beneficio de los demás.

Esta parábola nos alienta a no esconder nuestra fe y nuestra pertenencia a Cristo, a no sepultar la Palabra del Evangelio, sino a hacerla circular en nuestra vida, en las relaciones, en las situaciones concretas, como fuerza que pone en crisis, que purifica y renueva.

Hacer que estos talentos, estos regalos, estos dones que el Señor nos dio, sean para los demás, crezcan, produzcan fruto, con nuestro testimonio.

Además, el Señor no da a todos las mismas cosas y de la misma forma: nos conoce personalmente y nos confía lo que es justo para nosotros; pero en todos, en todos hay algo igual: la misma e inmensa confianza. Dios se fía de nosotros, Dios tiene esperanza en nosotros. Y esto es lo mismo para todos. No lo decepcionemos. No nos dejemos engañar por el miedo, sino devolvamos confianza con confianza.

(Papa Francisco).

*Oración:*

Señor Jesús, tu me has dotado con talentos y capacidades enormes para hacer mucho bien y todo esto me lo has dado gratis. ¿Qué hago con esos talentos?, ¿los comparto con los menos afortunados? Ven Señor y ayúdame a dejar de lado la indiferencia, esa pereza espiritual que aturde mis sentidos y no me deja ver claro la realidad ante mis ojos. Amén.

*Acción:*

Trataré de conversar en este día, con un amigo o familiar sobre las gracias que se reciben en este Año de la misericordia y lo invitaré a orar por los demás

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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