Ártículos Más Recientes

11:14 a.m.
Y tú, hijo de hombre, escucha lo que te voy a decir; no seas rebelde como ese pueblo rebelde: abre tu boca y come lo que te daré. Yo miré y vi una mano extendida hacia mí, y en ella había un libro enrollado. Lo desplegó delante de mí, y estaba escrito de los dos lados; en él había cantos fúnebres, gemidos y lamentos. El me dijo: Hijo de hombre, come lo que tienes delante: como este rollo, y ve a hablar a los israelitas. Yo abrí mi boca y él me hizo comer ese rollo. Después me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas con este libro que yo te doy. Yo lo comí y era en mi boca dulce como la miel. El me dijo: Hijo de hombre, dirígete a los israelitas y comunícales mis palabras.

11:14 a.m.
Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas. Porque tus prescripciones son todo mi deleite, y tus preceptos, mis consejeros. Para mí vale más la ley de tus labios que todo el oro y la plata. ¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel! Tus prescripciones son mi herencia para siempre, porque alegran mi corazón. Abro mi boca y aspiro hondamente, porque anhelo tus mandamientos.

11:14 a.m.
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo. Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial." ¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños."

11:14 a.m.
    Ven, Señor Jesús, busca a tu siervo; busca a tu oveja fatigada; ven, pastor... Mientras tú te retrasas por los montes, tu oveja va errante: deja, pues, a las noventa y nueve restantes, que son tuyas y ven a buscar a la única que se ha perdido. Ven sin hacerte ayudar, sin hacerte anunciar; ahora es a ti a quien espero. No cojas tu látigo, coge tu amor; ven con la suavidad de tu Espíritu. No dudes en dejar en los montes a estas noventa y nueve ovejas que ya son tuyas; sobre las cumbres en que las has puesto, los lobos no tienen acceso a ellas... Ven a mi, que me extraviado quedando lejos de los rebaños de allá arriba, porque también a mi me habías colocado con ellas, pero los lobos de la noche me han hecho abandonar tus apriscos.     ¡Búscame, Señor, puesto que mi oración te busca! ¡Búscame, encuéntrame, levántame, llévame!  Al que tú buscas, puedes encontrarlo, al que encuentras, dígnate levantarlo, al que levantas, póntelo sobre tus hombros. Esta carga de tu amor, jamás te es cargosa, y sin cansarte te haces el pagador de la justicia. Ven, pues, Señor, porque es verdad que me extravío, «no he olvidado tu palabra» (Sl 118,16), y sé que seré curado. Ven, Señor, tú eres todavía el único capaz de llamar a tu oveja perdida, y a las otras que vas a dejar, no les causarás ningún dolor; también ellas estarán contentas de ver como regresa el pecador. Ven, y habrá salvación en la tierra y gozo en el cielo (Lc 15,7). No mandes a tus pequeños servidores, no mandes mercenarios, ven tú mismo a buscar a tu oveja. Levántame en esta misma carne en que cayó Adán. Por tu gesto reconoce en mi, no al hijo de Eva sino al hijo de María, virgen pura, virgen por gracia, sin ninguna sospecha de pecado; después, llévame hasta tu cruz, ella es la salvación de los extraviados, el solo descanso de los cansados, la única vida de los que mueren.

12:32 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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               *”Verbum Spei”*

       _”Palabra de Esperanza”_

     

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*19° Lunes Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Mateo 17, 22-27*
En aquel tiempo, se hallaba Jesús con sus discípulos en Galilea y les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo van a matar, pero al tercer día va a resucitar”. Al oír esto, los discípulos se llenaron de tristeza.

Cuando llegaron a Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los recaudadores del impuesto para el templo y le dijeron: ¿Acaso tu maestro no paga el impuesto?” El les respondió: “Sí lo paga”.

Al entrar Pedro en la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? ¿A quiénes les cobran impuestos los reyes de la tierra, a los hijos o a los extraños?” Pedro le respondió: “A los extraños”. Entonces Jesús le dijo: “Por tanto, los hijos están exentos. Pero para no darles motivo de escándalo, ve al lago y echa el anzuelo, saca el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y paga por mí y por ti”.

*Reflexión:*

Este breve pasaje nos ilustra cómo el cristiano está obligado a cumplir con las leyes puestas por el Estado, de la misma manera que Jesús lo hizo y enseñó a sus discípulos a realizarlo.

Y es que, aun viviendo en el Reino, estamos sujetos a la vida social, a la vida civil y es precisamente ahí en donde, con nuestro testimonio, podemos construir una sociedad más justa, más humana y más libre. Es mediante nuestras acciones como vamos transformando el orden social, por lo que, el pago de nuestros impuestos, el acudir a las urnas a votar en tiempos de elección, el pertenecer a organizaciones y partidos políticos y de servicio, no sólo es un derecho, sino una verdadera obligación de cada cristiano.

No pertenecemos a este mundo, pero vivimos en él y tenemos la encomienda recibida de Jesús de transformarlo. Seamos responsables en todo lo que concierne a la vida civil, política y social de nuestro país, hagamos de él (cada uno de acuerdo al don que Dios le ha dado) un lugar en donde el amor y la paz sean una verdadera realidad. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Señor Jesús, te pido tu gracia, para poder descubrir los destellos de tu gloria que nos regalas en la naturaleza o en las demás personas. Que pueda verla en el amanecer o el ocaso, en la sonrisa de un niño, o la mirada apacible de un anciano. Gracias por esos regalos que me recuerdan la maravilla que me espera en la eternidad. Amén.
*Acción:* 

Hoy seré muy sensible a todas las cosas hermosas de la naturaleza y daré gracias a Dios por ellas. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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Hermanos Franciscanos

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