Ártículos Más Recientes

1:38 a.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount


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             *”Verbum Spei”*

    _”Palabra de Esperanza”_

   

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*16° Domingo Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 10, 38-42*
En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”.

El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”.

*Reflexión:*

Hospitalidad es una palabra clave, es “acoger” y significa, escuchar y ayudar al prójimo que se acerca a nosotros pidiendo ayuda. Escucharle siempre y ayudarle también, cada uno como mejor sepa y pueda, discerniendo, con caridad cristiana, lo que de verdad podemos y no podemos hacer. Hoy es mucho más difícil practicar la virtud de la hospitalidad. Porque nuestro mundo es mucho más complicado y abunda desgraciadamente la trampa y el engaño. Que cada uno haga un discernimiento, con sinceridad y realismo lo que puede y lo que no puede, ni debe, hacer.

En el relato que nos narra la hospitalidad del evangelio, de seguro que a Marta le encantaba también escuchar a su amigo Jesús, cuando éste iba a su casa, y a María le encantaba igualmente servir y atender en su casa a su amigo Jesús lo mejor que sabía y podía. 

Marta es la anfitriona y se esmera amorosamente en servir a su amigo con lo mejor que tiene y lo mejor que puede; María escucha embelesadamente a su amigo, porque sabe que su hermana le está preparando un recibimiento espléndido. A las dos les gusta servirle y escucharle, pero en este momento Marta es la que trabaja y María es la que escucha. Jesús le dice a Marta que no es necesario que le prepare muchas cosas, que termine y se siente junto a él y a su hermana.

*Oración:*

Señor Jesús, ayúdame a ser hospitalario, y a descubrir el equilibrio entre una vida de oración y otra llena de actividades, olvidándome que ambas son importantes. Amén. 
*Acción:*

practiquemos la hospitalidad, dar de comer al hambriento y de beber al sediento es una obra de misericordia y una demostración de acogida al prójimo.

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          *”Nuntium Verbi Dei”*

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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11:19 a.m.
El Señor se apareció a Abraham junto al encinar de Mamré, mientras él estaba sentado a la entrada de su carpa, a la hora de más calor. Alzando los ojos, divisó a tres hombres que estaban parados cerca de él. Apenas los vio, corrió a su encuentro desde la entrada de la carpa y se inclinó hasta el suelo, diciendo: "Señor mío, si quieres hacerme un favor, te ruego que no pases de largo delante de tu servidor. Yo haré que les traigan un poco de agua. Lávense los pies y descansen a la sombra del árbol. Mientras tanto, iré a buscar un trozo de pan, para que ustedes reparen sus fuerzas antes de seguir adelante. ¡Por algo han pasado junto a su servidor!". Ellos respondieron: "Está bien. Puedes hacer lo que dijiste". Abraham fue rápidamente a la carpa donde estaba Sara y le dijo: "¡Pronto! Toma tres medidas de la mejor harina, amásalas y prepara unas tortas". Después fue corriendo hasta el corral, eligió un ternero tierno y bien cebado, y lo entregó a su sirviente, que de inmediato se puso a prepararlo. Luego tomó cuajada, leche y el ternero ya preparado, y se los sirvió. Mientras comían, él se quedó de pie al lado de ellos, debajo del árbol. Ellos le preguntaron: "¿Dónde está Sara, tu mujer?". "Ahí en la carpa", les respondió. Entonces uno de ellos le dijo: "Volveré a verte sin falta en el año entrante, y para ese entonces Sara habrá tenido un hijo". Mientras tanto, Sara había estado escuchando a la entrada de la carpa, que estaba justo detrás de él.

11:19 a.m.
El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. El que no se retracta de lo que juró, aunque salga perjudicado; el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará.

11:19 a.m.
Ahora me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo.

11:19 a.m.
Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude". Pero el Señor le respondió: "Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada".

11:19 a.m.
“Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas”¿A quién se pueden aplicar mejor estas palabras sino a los que tienen la responsabilidad de una comunidad? ¿Quién es el que se inquieta por muchas cosas sino aquel a quien incumbe ocuparse tanto de María, la contemplativa, como de su hermano Lázaro, como de otras muchas cosas? Reconocéis en Marta la inquietud y agotamiento por mil preocupaciones: es el apóstol que tiene “la preocupación por todas las Iglesias” (2C 11,28), que vela para que los pastores se preocupen por sus ovejas. “Nadie enferma sin que yo enferme, nadie cae sin que a mi me dé fiebre” (v. 29). Que Marta, pues, reciba al Señor en su casa, puesto que es a ella a quien se le ha confiado la dirección de los quehaceres domésticos… Que también los que comparten sus tareas reciban al Señor, cada uno según su particular ministerio; que acojan a Cristo y le sirvan, que le asistan en sus miembros, los enfermos, los pobres, los viajeros y los peregrinos. Mientras asumen estas actividades, que Maria permanezca en reposo, que conozca “cuan suave es el Señor” (Sl 33,9). Que esté bien ocupada permaneciendo a los pies de Jesús, con el corazón lleno de amor y el alma en paz, sin quitar sus ojos de él, atenta a todas sus palabras, admirando su bello rostro y su lenguaje. “En sus labios se derrama la gracia; es el más bello de los hijos de los hombres” (sl 44,3), más bello aún que los ángeles en su gloria. Conoce tu gozo y dale gracias, María, tú que has escogido la mejor parte. ¡Dichosos los ojos que ven lo que tú ves, los oídos que merecen escuchar lo que tu escuchas! (Mt 13,16).¡Dichosa eres tú, sobre todo, por escuchar el latido del corazón de Dios en este silencio en el que es bueno para el hombre esperar a su Señor!

Hermanos Franciscanos

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