sábado 26 Marzo 2016 : Libro del Exodo 14,15-31.15,1a.

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“Verbum Spei”
“Palabra de Esperanza”
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Viernes Santo 25 Marzo
El Evangelio de hoy
San Juan 18,1-19,42
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio llamado “la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio Jesús. Y Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: ‘Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos’. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca del lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: “No escribas: ‘El rey de los judíos’, sino, ‘Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos’”. Pilato les contestó: “Lo escrito, escrito está”.
Habiendo muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con la lanza e inmediatamente salió sangre y agua
En la cruz y el dolor vence el amor sobre el mal.
Reflexión:
Dios ha puesto sobre la Cruz de Jesús todo el peso de nuestros pecados, todas las injusticias perpetradas por cada Caín contra su hermano, toda la amargura de la traición de Judas y de Pedro, toda la vanidad de los prepotentes, toda la arrogancia de los falsos amigos. Era una Cruz pesada, como la noche de las personas abandonadas. Pesada como la muerte de las personas queridas, pesada porque resume toda la fealdad del mal.
No obstante es también una Cruz gloriosa como el alba de una noche larga, porque representa en todo el amor de Dios que es más grande de nuestras iniquidades y de nuestras traiciones.
En la Cruz vemos la monstruosidad de hombre, cuando se deja guiar por el mal; pero vemos también la inmensidad de la misericordia de Dios que no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia. De frente a la Cruz de Jesús, vemos casi hasta tocar con las manos cuánto somos amados eternamente; de frente a la Cruz nos sentimos ‘hijos’ y no ‘cosas’ u objetos, como afirmaba San Gregorio Nacianceno dirigiéndose a Cristo con esta oración:
Si no existieras tú, oh mi Cristo, me sentiría criatura acabada. He nacido y me siento disolver. Como, duermo, descanso y camino, me enfermo y me curo. Me asaltan innumerables afanes y tormentos, gozo del sol y de cuánto fructifica la tierra. Después muero y la carne se convierte en polvo como la de los animales, que no tienen pecados. Pero yo, ¿qué tengo más que ellos? Nada sino Dios, si no existieras tú, oh Cristo mío, me sentiría criatura acabada.
Oración:
Señor Jesús, guíanos desde la Cruz hasta la resurrección y enséñanos que el mal no tendrá la última palabra, sino el Amor, la Misericordia y el Perdón. Oh Cristo, ayúdanos a exclamar nuevamente: «ayer estaba crucificado con Cristo, hoy soy glorificado con Él. Ayer había muerto con Él, hoy estoy vivo con Él. Ayer estaba sepultado con Él, hoy he resucitado con Él».
Acción:
Recordemos a los enfermos, recordemos a todas las personas abandonadas bajo el peso de la Cruz, para que encuentren en la prueba de la Cruz la fuerza de la esperanza, de la esperanza de la Resurrección y del amor de Dios
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“Nuntium Verbi Dei
“Mensaje de la palabra de Dios”
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