Ártículos Más Recientes

11:54 p.m.
Del santo Evangelio según san Lucas 1,26-38

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.


Oración introductoria


María, hoy celebramos tu inmaculada concepción. En vez de sentirme lejos de ti, me siento más cerca, pues a pesar de que no tenías pecado, sentiste lo difícil que era cumplir la voluntad de Dios en tu vida. Lo sentiste en Belén, en Egipto, en el Calvario. Y cuando das tu sí a Dios en la Anunciación, me enseñas a confiar. Me enseñas a traspasar la cortina negra de mis miedos, de mi flaqueza. Dame tu mano, María, y acompáñame en el caminar.


Petición


Madre mía, ayúdame a caminar siempre a tu lado, quiero aprender que el camino más corto y seguro hacia Dios, eres tú. Haz que jamás me olvide de ti, y si tal vez te olvidare, tú no te olvides de mí.


Meditación del Papa


¡Qué inmensa alegría es tener por madre a María Inmaculada! Cada vez que experimentamos nuestra fragilidad y la sugestión del mal, podemos dirigirnos a ella, y nuestro corazón recibe luz y consuelo. Incluso en las pruebas de la vida, en las tempestades que hacen vacilar la fe y la esperanza, pensemos que somos sus hijos y que las raíces de nuestra existencia se hunden en la gracia infinita de Dios. La Iglesia misma, aunque está expuesta a las influencias negativas del mundo, encuentra siempre en ella la estrella para orientarse y seguir la ruta que le ha indicado Cristo. (Benedicto XVI, 8 de diciembre de 2009)


Reflexión


Con María es fácil superar nuestros pecados, nuestras dificultades. Ella nos enseña a amar a nuestros hermanos. Cuando vemos con qué cariño y dulzura nos acoge Ella en su regazo, aprendemos la manera en que debemos de tratar a nuestros hermanos. Y si María, que es criatura, tanto nos ama, ¡cuánto más no nos amará Dios!


Propósito


Hoy rezaré un misterio del rosario y le pediré a María que me ayude a superar aquello que me aleja de Dios.


Diálogo con Cristo y María


María, hasta ahora tal vez no he sido tan buen hijo. Poco me acuerdo de ti y te doy pocas muestras de cariño; pues tú también eres mujer y te gustan las pequeñas muestras de afecto. Ayúdame a ser más cercano.


Jesús, Tú eres hijo de María. Tú sí sabes amarla como madre tuya que es. Que aprenda de ti las palabras, el cariño, la confianza que debo tener en Ella. Tú me la diste como madre al pie de la cruz, que sea yo agradecido por tan hermoso regalo.


"¡No apartes los ojos del resplandor de esta estrella, si quieres no ser destruido por las borrascas!" (San Bernardo, Hom. Sobre la Virgen Madre, 2)



December 08, 2013 at 11:19PM

11:07 a.m.
Después que Adán comió del árbol, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?". "Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí". El replicó: "¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?". El hombre respondió: "La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él". El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Cómo hiciste semejante cosa?". La mujer respondió: "La serpiente me sedujo y comí". Y el Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón". El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes. December 07, 2013 at 05:00PM

11:07 a.m.
Entonen al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas, la salvación provino de su diestra, de su brazo de santidad. El Señor dio a conocer su salvación, hizo ver a los paganos su justicia, se acordó de su amor y fidelidad en favor de la casa de Is rael. Todos, hasta los confines del mundo, han visto la salvación de nuestro Dios. se acordó de su amor y fidelidad en favor de la casa de Is rael. Todos, hasta los confines del mundo, han visto la salvación de nuestro Dios. se acordó de su amor y fidelidad en favor de la casa de Israel. Todos, hasta los confines del mundo, han visto la salvación de nuestro Dios. ¡Aclamen al Señor, toda la tierra, estallen en gritos de alegría! December 07, 2013 at 05:00PM

11:07 a.m.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. December 07, 2013 at 05:00PM

11:07 a.m.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó. December 07, 2013 at 05:00PM

11:54 p.m.
Del santo Evangelio según san Mateo 3, 1-12

Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: "Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos." Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: "Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión, y no creáis que basta con decir en vuestro interior: "Tenemos por padre a Abraham"; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga."


Oración preparatoria


Señor, inicio esta oración con un acto sincero de arrepentimiento de mis pecados. Perdóname, porque soy egoísta; a veces vivo muy centrado en las cosas de todos los días y me olvido de Ti. También te pido perdón por las veces que no sé perdonar, amar y servir a mi prójimo con la atención y el amor que merecen. Confío en tu misericordia.


Petición


Jesús, suscita en mi alma el celo por la misión de san Juan Bautista, que su humildad sea una convicción de mi vida.


Meditación del Papa Francisco


Y luego existen muchas personas, cristianos y no cristianos, que "pierden la propia vida" por la verdad. Cristo dijo "yo soy la verdad", por lo tanto quien sirve a la verdad sirve a Cristo. Una de estas personas, que dio la vida por la verdad, es Juan el Bautista. Juan fue elegido por Dios para preparar el camino a Jesús, y lo indicó al pueblo de Israel como el Mesías, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Juan se consagró totalmente a Dios y a su enviado, Jesús. Pero, al final, ¿qué sucedió? Murió por causa de la verdad, cuando denunció el adulterio del rey Herodes y Herodías.

¡Cuántas personas pagan a caro precio el compromiso por la verdad! Cuántos hombres rectos prefieren ir a contracorriente, con tal de no negar la voz de la conciencia, la voz de la verdad. Personas rectas, que no tienen miedo de ir a contracorriente. Y nosotros, no debemos tener miedo.

Entre vosotros hay muchos jóvenes. A vosotros jóvenes os digo: No tengáis miedo de ir a contracorriente, cuando nos quieren robar la esperanza, cuando nos proponen estos valores que están pervertidos, valores como el alimento en mal estado, y cuando el alimento está en mal estado, nos hace mal. Estos valores nos hacen mal. (S.S. Francisco, 23 de junio de 2013).


Reflexión


El adviento es, por excelencia, el tiempo litúrgico de la esperanza. Y, por tanto, también de la alegría. Porque esperamos la venida de nuestro Señor Jesucristo estamos felices y se nos llena el alma de gozo y de consuelo. Cuando aguardamos la llegada de una persona muy querida crecen en nuestra alma, de modo espontáneo, la ilusión y el regocijo. Y como que tenemos más motivos para desear vivir. La esperanza y la alegría van siempre unidas.


Cristo, nuestro Amigo, nuestro Hermano, nuestro Redentor, está para llegar esta Navidad. Y nos traerá con su venida todos los bienes mesiánicos anunciados por los profetas y el gozo cumplido por el que nuestro corazón suspira. A pesar de todas las tribulaciones, fracasos aparentes, sufrimientos y amarguras que Dios nuestro Señor, en su infinita y misteriosa sabiduría, permite que nos sucedan en la vida, estamos seguros de su amor y de su presencia cercana en medio de esas vicisitudes. Más aún, la fe y la esperanza nos aseguran que es entonces cuando Dios más nos ama, nos da especiales muestras de su predilección y nos acompaña con su cariño y su solicitud verdaderamente paternales. Nuestra esperanza no defrauda, pues “fiel es Dios, el autor de la promesa”, como nos dice el autor de la carta a los hebreos (Hb 10, 23).


"La esperanza –afirma el Catecismo de la Iglesia Católica— es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo, apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo. La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; protege del desaliento, sostiene en todo desfallecimiento y dilata el corazón en la espera de la bienaventuranza eterna" (C.I.C., nn. 1817-1818).


Por eso, la Iglesia, como buena Madre y Maestra, no cesa de alimentar la esperanza en nuestras almas, sobre todo durante este tiempo de adviento, con el recuerdo de las promesas mesiánicas: "En aquel día –nos dice el Señor a través del profeta Isaías— brotará un renuevo del tronco de Jesé, un vástago florecerá de su raíz. Sobre él se posará el espíritu del Señor... Y entonces habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos; y un muchacho pequeño los pastoreará. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la boca del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. Y no hará daño ni estrago en todo mi monte santo: porque está lleno el país de la ciencia del Señor, como las aguas colman el mar" (Is 11, 1.6-9).


Estas palabras idílicas del profeta anuncian una edad de oro en la que, como en un sueño, todo será paz, armonía y fraternidad universal. Porque son los tiempos del Mesías, los días de la salvación. Pero no es una ilusión o una bella utopía. El lenguaje, ciertamente, es poético, pero símbolo de una realidad espiritual que llegará a su pleno cumplimiento en el corazón de todos los hombres. ¡Es el fruto de nuestra redención, traída por Jesucristo!


Los pueblos paganos, a pesar de no ser los destinatarios directos de la revelación de Dios, también concibieron la esperanza de unos tiempos futuros en los que reinaría una paz sin fin. Así, el poeta latino Virgilio, canta esa edad de oro en su famosa égloga IV, con unos tonos semejantes a los del profeta, y anuncia una época de esplendor universal. San Clemente de Alejandría nos dice en sus obras teológicas "Stromata" y "Pedagogo" que Dios nuestro Señor también fue preparando a los pueblos gentiles a la llegada del Mesías con la esperanza de la salvación, y que en la filosofía y en las religiones no-cristianas se encuentran vestigios de verdad –"Semina Verbi"— como él los llama.


La esperanza nos llena de vida y de consuelo; y, sobre todo, de la certeza de nuestra redención, realizada en Jesucristo.


Pero, para esperar dignamente la llegada de nuestro Redentor, tenemos que preparar bien nuestra alma. Por eso, el Evangelio pone en labios de Juan el Bautista esta invitación apremiante, eco idéntico del anuncio mesiánico del profeta Isaías: "Voz que clama en el desierto: Preparad los caminos del Señor, allanad sus senderos" (Mt 3, 3; Is 40, 3).


Preparar el camino del Señor significa recorrer una senda de conversión a través de la vida de gracia, la oración, la digna recepción de los sacramentos; a través de la humildad, la caridad, el servicio, el perdón, la generosidad en las relaciones con nuestros semejantes y la búsqueda sincera de Dios en toda circunstancia.


Propósito


Si queremos que Jesús nos encuentre bien dispuestos, hagamos obras de auténtica vida cristiana –eso significa "dar frutos de conversión"— y abramos a Cristo de par en par nuestro corazón, desterrando de nosotros todo egoísmo, soberbia o sensualidad, para que pueda nacer en nuestra alma esta Navidad.



December 07, 2013 at 11:46PM

Hermanos Franciscanos

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