
20 de febrero de 2019.- (13 TV / Vatican News / CaminoCatólico.com) “Queridos hermanos y hermanas: siguiendo la catequesis sobre el Padrenuestro, hoy vemos cómo el primer paso de toda oración cristiana es el de introducirnos en el misterio de la paternidad de Dios. Aunque hayamos tenido unos buenos padres nuestra experiencia familiar no es suficiente para entender esta paternidad, porque sabemos que todo lo humano, también el amor, es imperfecto ya que está sujeto al egoísmo personal y a los límites propios de nuestra condición de hombres y mujeres”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del tercer miércoles de febrero de 2019, continuando con su ciclo de catequesis dedicadas a la oración del Padre Nuestro. En su catequesis, el Santo Padre dijo que para comprender el misterio de la paternidad de Dios, y saber hasta qué punto Dios es nuestro Padre, debemos partir de la figura de nuestros padres, pero al mismo tiempo, debemos purificar esta figura. Ninguno de nosotros, precisa el Pontífice, ha tenido padres perfectos, ya que nosotros, a su vez, nunca seremos padres o pastores perfectos. “Vivimos siempre nuestras relaciones de amor bajo el signo de nuestros límites y también de nuestro egoísmo – subraya el Papa – por lo que a menudo están contaminadas por deseos de posesión o manipulación del otro. Por esta razón, a veces las declaraciones de amor se transforman en sentimientos de ira y hostilidad”. Por eso, el Papa Francisco señala que, cuando hablamos de Dios como “padre”, cuando pensamos en la imagen de nuestros padres, especialmente si nos aman, al mismo tiempo debemos ir más allá. “El amor de Dios es el del Padre ‘que está en los cielos’, según la expresión que nos invita a usar Jesús: es el amor total que en esta vida sólo saboreamos de manera imperfecta. Los hombres y las mujeres son eternamente mendigos del amor, buscando un lugar donde finalmente puedan ser amados, pero no lo encuentran. ¡Cuántas amistades y cuantos amores decepcionados hay en nuestro mundo!” Ante esto, el Santo Padre indica que existe otro amor, el del Padre “que está en los cielos”. Nadie debe dudar que es destinatario de este amor. Citando al profeta Isaías, el Pontífice explica que, si nuestro padre y nuestra madre no nos hubieran amado, hay un Dios en los cielos que nos ama como nadie en esta tierra lo ha hecho y puede hacerlo. Si aunque todos nuestros amores terrenales se desmoronan, y sólo quedara polvo en nuestras manos, siempre hay para todos nosotros, ardientes, el amor único y fiel de Dios. En el hambre de amor que todos sentimos, no buscamos algo que no existe, sino la invitación a conocer a Dios que es Padre. “Que el Señor nos conceda la gracia de no tener miedo y de saber que no estamos solos, porque no hay nada en esta vida que pueda apartarnos de su amor de Padre”. En el vídeo superior de 13 TV se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma.
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