jueves 26 Marzo 2015 : Commentary San Ireneo de Lyon

10:44 a.m.
"Vuestro padre deseó ver mi día, lo vio y se alegró". ¿Qué significa esto? "Abraham creyó a Dios y se le reputó como justicia" (Gn 15,6; Rom 4,3). En primer lugar, porque éste es el único Dios, Creador del cielo y de la tierra; en seguida, porque multiplicaría su descendencia como las estrellas del cielo (Gn 15,5). Pablo lo expresa diciendo: "Como antorchas en el mundo" (Fil 2,15). Por eso, dejando toda parentela terrena, siguió al Verbo de Dios, peregrinando al lado del Verbo para habitar con él. Justamente, pues, los Apóstoles, descendencia de Abraham, dejando la barca y a su padre, siguieron al Verbo de Dios (Cfr Mt 4,22). Y justamente también nosotros, acogiendo la misma fe que tuvo Abraham, y portando la cruz como Isaac la leña, lo hemos seguido (Gn 22,6; Mt 16,24). Pues en Abraham el hombre había aprendido y se había acostumbrado a seguir al Verbo de Dios. Abraham había seguido según su fe el precepto del Verbo de Dios, con ánimo dispuesto a entregar “a su hijo el amado” (Gn 22,2) en sacrificio a Dios; para que así Dios se complaciese en entregar en favor de toda su descendencia, para ser sacrificio de redención, a su Hijo Unigénito y amado (Rm 8,32). Y, como Abraham era profeta y con el Espíritu veía el día de la venida del Señor y la Economía de la pasión, por el cual él mismo como creyente y todos los demás que como él creyeron serían salvos, se alegró con grande gozo. El Dios de Abraham no era el "Dios desconocido" cuyo día él deseaba ver; así como tampoco lo era el Padre del Señor, pues él había conocido a Dios mediante la Palabra, creyó en él (…). Por eso decía: “Levanto mi mano al Dios Altísimo que hizo el cielo y la tierra" (Gn 14,22).
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