Ártículos Más Recientes

10:58 a.m.
Hermanos: Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Si yo realizara esta tarea por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere decir que se me ha confiado una misión. ¿Cuál es entonces mi recompensa? Predicar gratuitamente la Buena Noticia, renunciando al derecho que esa Buena Noticia me confiere. En efecto, siendo libre, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número posible. Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor a la Buena Noticia, a fin de poder participar de sus bienes. ¿No saben que en el estadio todos corren, pero uno solo gana el premio? Corran, entonces, de manera que lo ganen. Los atletas se privan de todo, y lo hacen para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible. Así, yo corro, pero no sin saber adónde; peleo, no como el que da golpes en el aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo tengo sometido, no sea que, después de haber predicado a los demás, yo mismo quede descalificado.

10:58 a.m.
Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente. Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios. ¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar! ¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación! Porque el Señor es sol y escudo; el Señor da la gracia y la gloria, y no niega sus bienes a los que proceden con rectitud.

10:58 a.m.
Jesús hizo a sus discípulos esta comparación: "¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: 'Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo', tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano."

10:58 a.m.
Señor, con la meridiana luz de tu sabiduría disipa las tinieblas nocturnas de nuestra mente, para que, iluminada, te sirva en la renovación de nuestra vida purificada. La salida del sol señala el comienzo de las obras de los mortales; prepara tú en nuestros corazones una mansión para aquel día que no tiene ocaso. Concédenos que en nuestra persona lleguemos a ver la vida resucitada y que nada aparte nuestras mentes de tus delicias. Imprime en nuestros corazones, por nuestra asidua búsqueda de ti, el sello de ese día sin fin que no comienza con el movimiento y el curso del sol. A diario te abrazamos en tus sacramentos y te recibimos en nuestro cuerpo. Haznos dignos de sentir en nuestra persona la resurrección que esperamos. Con la gracia del bautismo hemos escondido tu tesoro en nuestros corazones […] Que seamos capaces de comprender la belleza de nuestra condición mediante esa belleza espiritual que crea tu voluntad inmortal en las mismas criaturas mortales. […] Que tu resurrección, oh Jesús, preste su grandeza a nuestro hombre espiritual (Cf. Ef 3,16); que la contemplación de tus misterios nos sirva de espejo para conocerla. (Cf. 1Co 13,12) […] Concédenos, Señor, llegar cuanto antes a nuestra ciudad y, al igual que Moisés desde la cumbre del monte, poseerla ya por tu revelación. (Dt 34,1)

11:57 p.m.

Del santo Evangelio según san Lucas 6, 27-38

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: «Pero yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos. «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá».


Oración introductoria


Gracias, Señor, porque conoces mi debilidad y aún así me llamas a la santidad. Te suplico que mi oración me llene de confianza, no en mi esfuerzo o virtud, sino en tu inmensa misericordia, en tu compasión para conmigo y en tu gracia que hace que todo sea posible.


Petición


Señor, ayúdame a no defraudarte y a corresponderte buscando la perfección en mi amor, hoy más que ayer.


Meditación del Papa Francisco


Y, hermanos y hermanas, el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene paciencia. ¿Habéis pensado en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Ésa es su misericordia. Siempre tiene paciencia, paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito. «Grande es la misericordia del Señor», dice el Salmo. [...] El problema es que nosotros nos cansamos, no queremos, nos cansamos de pedir perdón. Él jamás se cansa de perdonar, pero nosotros, a veces, nos cansamos de pedir perdón. No nos cansemos nunca, no nos cansemos nunca. Él es Padre amoroso que siempre perdona, que tiene ese corazón misericordioso con todos nosotros. Y aprendamos también nosotros a ser misericordiosos con todos. Invoquemos la intercesión de la Virgen, que tuvo en sus brazos la Misericordia de Dios hecha hombre. (S.S. Francisco, 17 de marzo de 2013)..


Reflexión


En nuestra sociedad, amamos a los que nos aman; hacemos el bien a quienes nos lo hacen y prestamos a quienes sabemos nos lo van a devolver. Una conducta muy razonada, que no compromete en nada. Pero obrando así, ¿qué es lo que nos distingue de los que no tienen fe?. Al cristiano se le pide un "plus" en su vida: amar al prójimo, hacer el bien y prestar sin esperar recompensa, pues eso es lo que hace Dios con nosotros, que nos ama primero para que nosotros le amemos.


Tenemos que adelantarnos a hacer el bien, para despertar en el corazón de los otros sentimientos de perdón, de entrega, de generosidad, paz y gozo; así nos vamos pareciendo al Padre del cielo y vamos formando en la tierra la familia de los hijos.


Propósito


Transformar los problemas y conflictos del día de hoy en oportunidades para crecer en la confianza en la providencia de Dios.


Diálogo con Cristo


Señor, Dios Todopoderoso, rico en misericordia y perdón, mira nuestra torpeza para amar, nuestra poca generosidad en la entrega y nuestra dificultad a la hora de perdonar. Te pedimos nos concedas un corazón misericordioso que se compadezca de las necesidades de nuestros hermanos.



Hermanos Franciscanos

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