Ártículos Más Recientes

11:32 p.m.

Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Orar es encontrarse contigo, es estar a tu lado y acompañarte. Orar es hablarte y escucharte; es estar disponible y dejarse tocar por Ti. Esto es lo que quiero hacer en este rato de oración. Gracias, Señor, por darme esta oportunidad de orar. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Aumenta en mí las virtudes teologales y jamás permitas que nada ni nadie me separe de Ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".

Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".

Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.

"Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el pasaje de hoy me puedo sentir identificado con Pedro. Es a mí a quien me preguntas si te amo; y tal vez mi respuesta es la misma que la de Pedro: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Pero la pregunta para Ti sería: ¿Por qué me preguntas esto, Jesús? ¿Por qué me pides que te ame?

Es de verdad algo maravilloso ver cómo te muestras necesitado de mi amor. Siendo Dios, siendo el Amor mismo, quieres mi amor. Y es que nosotros, los seres humanos, sabemos bien lo doloroso que es cuando se ama a alguien y éste no corresponde al amor dado. Me has amado tanto, Jesús, que lo único que quieres es que te ame.

Pero el amor no se impone. No se puede obligar a amar, y por ello, en el pasaje se leen preguntas. Las preguntas que son invitaciones, que son posibilidades, que son opciones. No hablas a Pedro dando órdenes para que te ame, tan sólo preguntas. Este pasaje es la invitación a escribir juntos una historia de amor que no termine jamás. La historia de un amor que no se acaba, que no falla, que es fiel, que es generoso y alegre.

Pedro se entristece de que le preguntes con insistencia. Quizá el apóstol cree que dudas de su amor. Pero no es así. La insistencia en tus preguntas se puede ver desde otra perspectiva; no desde la duda, sino desde aquélla de la locura del amor.

Cuando se ama a alguien, se busca por todos los medios posibles, que el otro lo sepa y corresponda. Es lo que haces con Pedro. Preguntas una, dos y tres veces, como queriendo decirle: "Pedro, no te fijas que te amo tanto, que he hecho tanto para merecer tu amor, y que sólo quiero que me ames. Te he venido persiguiendo tres años, mendigando tu amor, demostrándote con obras concretas lo mucho que te quiero. Y tal vez no te has dado cuenta de ello. No me he cansado de decirte, mostrarte, enseñarte el amor que te tengo. Mira que estoy loco de amor por ti. Lo único que te pido es que me ames. Quizás no del mismo modo a cómo Yo te amo, sino al modo a cómo tú me puedes amar. No te pido un amor como el mío, te pido me ames con el amor que me puedes dar, el que nace en tu interior, porque de ese amor es del que estoy sediento, del que estoy enamorado."

"El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes, chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes? ¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?"
(Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré con alegría mis deberes cotidianos sabiendo que Jesús me ama y buscando, con ellos, corresponder a su amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Orar es encontrarse contigo, es estar a tu lado y acompañarte. Orar es hablarte y escucharte; es estar disponible y dejarse tocar por Ti. Esto es lo que quiero hacer en este rato de oración. Gracias, Señor, por darme esta oportunidad de orar. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Aumenta en mí las virtudes teologales y jamás permitas que nada ni nadie me separe de Ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".

Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".

Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.

"Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme". 

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el pasaje de hoy me puedo sentir identificado con Pedro. Es a mí a quien me preguntas si te amo; y tal vez mi respuesta es la misma que la de Pedro: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Pero la pregunta para Ti sería: ¿Por qué me preguntas esto, Jesús? ¿Por qué me pides que te ame?

Es de verdad algo maravilloso ver cómo te muestras necesitado de mi amor. Siendo Dios, siendo el Amor mismo, quieres mi amor. Y es que nosotros, los seres humanos, sabemos bien lo doloroso que es cuando se ama a alguien y éste no corresponde al amor dado. Me has amado tanto, Jesús, que lo único que quieres es que te ame.

Pero el amor no se impone. No se puede obligar a amar, y por ello, en el pasaje se leen preguntas. Las preguntas que son invitaciones, que son posibilidades, que son opciones. No hablas a Pedro dando órdenes para que te ame, tan sólo preguntas. Este pasaje es la invitación a escribir juntos una historia de amor que no termine jamás. La historia de un amor que no se acaba, que no falla, que es fiel, que es generoso y alegre.

Pedro se entristece de que le preguntes con insistencia. Quizá el apóstol cree que dudas de su amor. Pero no es así. La insistencia en tus preguntas se puede ver desde otra perspectiva; no desde la duda, sino desde aquélla de la locura del amor.

Cuando se ama a alguien, se busca por todos los medios posibles, que el otro lo sepa y corresponda. Es lo que haces con Pedro. Preguntas una, dos y tres veces, como queriendo decirle: "Pedro, no te fijas que te amo tanto, que he hecho tanto para merecer tu amor, y que sólo quiero que me ames. Te he venido persiguiendo tres años, mendigando tu amor, demostrándote con obras concretas lo mucho que te quiero. Y tal vez no te has dado cuenta de ello. No me he cansado de decirte, mostrarte, enseñarte el amor que te tengo. Mira que estoy loco de amor por ti. Lo único que te pido es que me ames. Quizás no del mismo modo a cómo Yo te amo, sino al modo a cómo tú me puedes amar. No te pido un amor como el mío, te pido me ames con el amor que me puedes dar, el que nace en tu interior, porque de ese amor es del que estoy sediento, del que estoy enamorado."

"El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes, chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes? ¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?"
(Homilía de S.S. Francisco,  11 de octubre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré con alegría mis deberes cotidianos sabiendo que Jesús me ama y buscando, con ellos, corresponder a su amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Orar es encontrarse contigo, es estar a tu lado y acompañarte. Orar es hablarte y escucharte; es estar disponible y dejarse tocar por Ti. Esto es lo que quiero hacer en este rato de oración. Gracias, Señor, por darme esta oportunidad de orar. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Aumenta en mí las virtudes teologales y jamás permitas que nada ni nadie me separe de Ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".

Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".

Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.

"Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el pasaje de hoy me puedo sentir identificado con Pedro. Es a mí a quien me preguntas si te amo; y tal vez mi respuesta es la misma que la de Pedro: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Pero la pregunta para Ti sería: ¿Por qué me preguntas esto, Jesús? ¿Por qué me pides que te ame?

Es de verdad algo maravilloso ver cómo te muestras necesitado de mi amor. Siendo Dios, siendo el Amor mismo, quieres mi amor. Y es que nosotros, los seres humanos, sabemos bien lo doloroso que es cuando se ama a alguien y éste no corresponde al amor dado. Me has amado tanto, Jesús, que lo único que quieres es que te ame.

Pero el amor no se impone. No se puede obligar a amar, y por ello, en el pasaje se leen preguntas. Las preguntas que son invitaciones, que son posibilidades, que son opciones. No hablas a Pedro dando órdenes para que te ame, tan sólo preguntas. Este pasaje es la invitación a escribir juntos una historia de amor que no termine jamás. La historia de un amor que no se acaba, que no falla, que es fiel, que es generoso y alegre.

Pedro se entristece de que le preguntes con insistencia. Quizá el apóstol cree que dudas de su amor. Pero no es así. La insistencia en tus preguntas se puede ver desde otra perspectiva; no desde la duda, sino desde aquélla de la locura del amor.

Cuando se ama a alguien, se busca por todos los medios posibles, que el otro lo sepa y corresponda. Es lo que haces con Pedro. Preguntas una, dos y tres veces, como queriendo decirle: "Pedro, no te fijas que te amo tanto, que he hecho tanto para merecer tu amor, y que sólo quiero que me ames. Te he venido persiguiendo tres años, mendigando tu amor, demostrándote con obras concretas lo mucho que te quiero. Y tal vez no te has dado cuenta de ello. No me he cansado de decirte, mostrarte, enseñarte el amor que te tengo. Mira que estoy loco de amor por ti. Lo único que te pido es que me ames. Quizás no del mismo modo a cómo Yo te amo, sino al modo a cómo tú me puedes amar. No te pido un amor como el mío, te pido me ames con el amor que me puedes dar, el que nace en tu interior, porque de ese amor es del que estoy sediento, del que estoy enamorado."

"El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes, chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes? ¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?"
(Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré con alegría mis deberes cotidianos sabiendo que Jesús me ama y buscando, con ellos, corresponder a su amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Let's block ads! (Why?)

11:39 a.m.
Algunos días más tarde, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea y fueron a saludar a Festo. Como ellos permanecieron varios días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: "Félix ha dejado a un prisionero, y durante mi estadía en Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos de los judíos, presentaron quejas pidiendo su condena. Yo les respondí que los romanos no tienen la costumbre de entregar a un hombre antes de enfrentarlo con sus acusadores y darle la oportunidad de defenderse. Ellos vinieron aquí, y sin ninguna demora, me senté en el tribunal e hice comparecer a ese hombre al día siguiente. Pero cuando se presentaron los acusadores, estos no alegaron contra él ninguno de los cargos que yo sospechaba. Lo que había entre ellos eran no sé qué discusiones sobre su religión, y sobre un tal Jesús que murió y que Pablo asegura que vive. No sabiendo bien qué partido tomar en un asunto de esta índole le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado allí. Pero como este apeló al juicio de Su Majestad imperial, yo ordené que lo dejaran bajo custodia hasta que lo enviara al Emperador".

11:39 a.m.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. El Señor puso su trono en el cielo, y su realeza gobierna el universo. Bendigan al Señor todos sus ángeles, héroes poderosos, que ejecutan sus órdenes apenas oyen el sonido de su palabra.

11:39 a.m.
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". El le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras". De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: "Sígueme".

11:39 a.m.
El verdadero pastor es aquel que, por su bondad, su celo y su oración, es capaz de buscar y de volver al buen camino las ovejas racionales que están perdidas. El piloto es aquel que obtuvo, por la gracia de Dios y por sus propios trabajos, una fuerza espiritual que lo vuelve capaz de arrancar el barco de las olas desencadenadas y del propio abismo. El médico es aquel que alcanzó la salud del cuerpo y del alma, y no necesita ningún remedio para ellos. Un buen piloto salva su barco y un buen pastor vivifica y cura a sus ovejas enfermas. Cuanto más fielmente sigan las ovejas al pastor y hagan progresos, tanto más responderá por ellas ante el Señor de la casa. La caridad permite conocer al verdadero pastor, porque por caridad el gran Pastor quiso ser crucificado.

Hermanos Franciscanos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.