Ártículos Más Recientes

11:23 a.m.
Hermanos: ¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: El sorprende a los sabios en su propia astucia, y además: El Señor conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos. En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.

11:23 a.m.
Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque El la fundó sobre los mares, Él la afirmó sobre las corrientes del océano. ¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado? El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos. él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.

11:23 a.m.
En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes. Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: "Navega mar adentro, y echen las redes". Simón le respondió: "Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes". Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: "Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador". El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: "No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres". Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.

11:23 a.m.
     «He aquí que envío a muchos pescadores - oráculo del Señor - y los pescarán» (Jr 16,16). Es así como el Señor nos precisa nuestra gran misión: la pesca. A veces se dice o se escribe que el mundo es como un mar. Es buena esta comparación. En la vida humana, como en el mar, hay períodos de calma y otros de tempestad, de tranquilidad y de vientos violentos. Frecuentemente los hombres se encuentran en amargas aguas, en medio de grandes olas; avanzan entre tormentas, tristes navegantes, aunque aparenten estar gozosos, e incluso exuberantes: sus carcajadas sólo buscan disimular su abatimiento, su decepción, su vida sin caridad ni comprensión. Hacen como los peces: se devoran unos a otros.     Procurar que todos los hombres entren a gusto en las redes divinas y se amen unos a otros, es tarea de los hijos de Dios. Si somos cristianos debemos transformarnos en estos pescadores que, en forma de metáfora, describe el profeta Jeremías y que, más tarde, también Jesucristo emplea en diversos momentos: «Seguidme y os haré pescadores de hombres» dice a Pedro y a Andrés.      Acompañemos a Cristo en esta pesca divina. Jesús se encuentra en la orilla del lago de Genesaret y la gente se amontona a su alrededor deseosa de escuchar la palabra de Dios. (Lc 5,1) ¡Igual que hoy! ¿No lo veis?

12:42 a.m.
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               *”Verbum Spei”*

       _”Palabra de Esperanza”_

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*22° Miércoles Tiempo Ordinario*

*El Evangelio de hoy*

*Lucas 4, 38-44*
En aquel tiempo, Jesús salió de la sinagoga y entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús, de pie junto a ella, mandó con energía a la fiebre, y la fiebre desapareció. Ella se levantó enseguida y se puso a servirles.

Al meterse el sol, todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades. De muchos de ellos salían también demonios que gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!” Pero él les ordenaba enérgicamente que se callaran, porque sabían que él era el Mesías.

Al día siguiente se fue a un lugar solitario y la gente lo andaba buscando. Cuando lo encontraron, quisieron retenerlo, para que no se alejara de ellos; pero él les dijo: “También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado”. Y se fue a predicar en las sinagogas de Judea.

*Reflexión:*

Una de las actitudes fundamentales de Jesús, y que, sobre todo san Lucas, no se cansa de resaltar, es su gran misericordia que lo lleva a estar disponible para los demás. Para él, no hay un momento determinado para sanar, para atender a los que lo buscan. Todo su tiempo le pertenece a los demás, para quienes él ha sido enviado.

Se ha hecho disponible para todos y todos han encontrado en él alivio y consuelo. En nuestro mundo agitado, es fundamental el recobrar esta actitud de Jesús, sobre todo, para los de nuestra propia casa. Es cierto que muchas veces estamos cansados, pero qué importante es estar siempre disponible para los hijos, para el esposo o la esposa, para nuestros padres.

La falta de disponibilidad causa serias lesiones en la relación de la familia, lo que va, poco a poco, provocando la indiferencia y la dispersión. Quizás, valdría la pena hoy reflexionar sobre nuestra disponibilidad y pensar ¿qué tan dispuesto estoy para dar una mano (escuchar, acompañar, servir) a los que se acercan a mí, sobre todo, a los de mi propia familia? Recuerda que servir es amar. 

(Evangelización Activa).

*Oración:*

Dame de tu Espíritu Santo, Señor, para que me ayude a disminuir, que me ayude a morir cada vez más a mis pasiones y deseos que no vienen de ti. Que de ese modo, encuentre una vida más similar a la tuya y empiece a recibir el alimento sólido de tu Palabra.
*Acción:* 

Hoy me privaré de algo que me guste mucho como ejercicio de ascesis en el que me demuestro que no estoy sometido a mis pasiones, deseos o gustos, sino a la voluntad de Dios. 

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         *”Nuntium Verbi Dei”*   

_”Mensaje de la palabra de Dios”_

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Hermanos Franciscanos

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