Ártículos Más Recientes

10:48 p.m.
Bloch-Sermon_On_The_Mount

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                  “Verbum Spei”     
           “Palabra de Esperanza” 
       
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7° Lunes Tiempo Ordinario
El Evangelio de hoy 
Marcos 9, 14-29

En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte y llegó al sitio donde estaban sus discípulos, vio que mucha gente los rodeaba y que algunos escribas discutían con ellos. Cuando la gente vio a Jesús, se impresionó mucho y corrió a saludarlo.
Él les preguntó: “¿De qué están discutiendo?” De entre la gente, uno le contestó: “Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que no lo deja hablar; cada vez que se apodera de él, lo tira al suelo y el muchacho echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. Les he pedido a tus discípulos que lo expulsen, pero no han podido”.
Jesús les contestó: “¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho”. Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, se puso a retorcer al muchacho; lo derribó por tierra y lo revolcó, haciéndolo echar espumarajos. Jesús le preguntó al padre: “¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?” Contestó el padre: “Desde pequeño. Y muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él. Por eso, si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos”.
Jesús le replicó: “¿Qué quiere decir eso de ‘si puedes’? Todo es posible para el que tiene fe”. Entonces el padre del muchacho exclamó entre lágrimas: “Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta”. Jesús, al ver que la gente acudía corriendo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal de él y no vuelvas a entrar en él”. Entre gritos y convulsiones violentas salió el espíritu. El muchacho se quedó como muerto, de modo que la mayoría decía que estaba muerto. Pero Jesús lo tomó de la mano, lo levantó y el muchacho se puso en pie.
Al entrar en una casa con sus discípulos, éstos le preguntaron a Jesús en privado: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?” Él les respondió: “Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno”. 

Reflexión:
De nuevo, según el estilo de San Marcos, nos presenta en un solo pasaje una gran cantidad de material para reflexión. Hoy destacaremos únicamente el hecho de la fe que está a la base de todo el relato. Apenas hace unos días reflexionábamos sobre la identidad de Jesús: “¿Quién dice la gente que soy yo?”, preguntaba Jesús a sus discípulos. 
De nuevo aparece, aunque de otra manera, esta pregunta para la multitud. El padre de familia dice: “Si puedes hacer algo por él”; este padre de familia, al igual que muchos de nuestra comunidad cristiana, aún no se ha dado cuenta, que Jesús es verdadero Dios y que, por lo tanto, puede hacer todo (no siempre querrá hacerlo, pero puede hacerlo). 
Una de las ideas que nos ha metido el mundo en la cabeza, es que nuestro Dios, es un Dios pequeño, incapaz de resolver nuestros problemas. Esto ha hecho que muchos busquen otros “dioses” para resolverlos, siendo que al final se encontrarán en una situación peor. Jesús es verdadero Dios. Cierto, hay que creer, y creer como creyó la siro fenicia, el ciego y otros más. Puede ser que nuestra fe sea aún pequeña, pidamos hoy con sinceridad a Jesús: ¡Aumenta mi fe! 
(Evangelización Activa).

Oración:
Señor Jesús, hazme inteligente y sabio, pero te pido que toda esa inteligencia y todo lo que aprenda a lo largo de mi vida, sea iluminado por tu sabiduría, que vea las cosas y situaciones como tú las ves, como tú las entiendes y como tú las sientes; que a través de esa sabiduría pueda parecerme más a ti y así representarte dignamente en este mundo. Amén.

Acción:
Hoy, en cada situación que se me presente me preguntaré, ¿Cómo entiende esto Dios? ¿Cómo ve esto Dios? ¿Cómo siente esto Dios? Y ¿Qué haría Jesús en mi lugar? Y así procuraré obrar en todo conforme a su sabiduría.
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            “Nuntium Verbi Dei  
“Mensaje de la palabra de Dios”
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11:15 a.m.
Hermanos: El que se tenga por sabio y prudente, demuestre con su buena conducta que sus actos tienen la sencillez propia de la sabiduría. Pero si ustedes están dominados por la rivalidad y por el espíritu de discordia, no se vanagloríen ni falten a la verdad. Semejante sabiduría no desciende de lo alto sino que es terrena, sensual y demoníaca. Porque donde hay rivalidad y discordia, hay también desorden y toda clase de maldad. En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, ante todo, pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera. Un fruto de justicia se siembra pacíficamente para los que trabajan por la paz.

11:15 a.m.
La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio del Señor es verdadero, da sabiduría al simple. Los preceptos del Señor son rectos, alegran el corazón; los mandamientos del Señor son claros, iluminan los ojos. La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios del Señor son la verdad, enteramente justos. ¡Ojalá sean de tu agrado las palabras de mi boca, y lleguen hasta ti mis pensamientos, Señor, mi Roca y mi redentor!

11:15 a.m.
Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?". Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron". "Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo". Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca. Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió, y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos". "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree". Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe". Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más". El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto". Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie. Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?". El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".

11:15 a.m.
Al aprender o profesar la fe, adhiérete y conserva solamente la que ahora te entrega la Iglesia, la única que las santas Escrituras acreditan y defienden. Todos no pueden leer las –Escrituras-, unos porque no saben leer, otros porque sus ocupaciones se lo impiden, para que ningún alma perezca por ignorancia, hemos resumido, en los pocos versículos del Credo, el conjunto de los dogmas de la fe. La fe te viene de entender el texto, guárdala en tu memoria. Recíbela también, y cuando llegue el momento, comprenderás, cada uno de sus artículos, el testimonio de las divinas Escrituras. Porque tenéis que saber que el símbolo de la fe no lo han compuesto los hombres según su capricho; sino que los puntos más importantes, han sido entresacados del conjunto de las santas Escrituras y resume toda la doctrina de la fe. Y a la manera de la semilla de mostaza, que, a pesar de ser un grano tan pequeño, contiene ya en sí la magnitud de sus diversas ramas, del mismo modo el símbolo de la fe, en pocas palabras, todo lo que nos da a conocer el antiguo y el nuevo Testamento. Poned todo el cuidado, mis hermanos, y conservad la tradición que ahora habéis recibido y «grabadla en el interior de vuestro corazón»(Jr 17,1)... Como dice el Apóstol, «yo os recomiendo, delante de Dios que da la vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión, que guardéis sin mancha la fe que habéis recibido, hasta el día de la manifestación de Cristo Jesús»(1Tm 6, 13-14).

Hermanos Franciscanos

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